El presunto taller textil ilegal que operaba en el barrio porteño de Villa Soldati fue allanado y clausurado ayer por la Policía Metropolitana, en un operativo en el que se secuestraron 80 bultos con prendas confeccionadas y a medio terminar, además de ocho rollos de telas. El responsable del lugar, de nacionalidad boliviana, fue puesto a disposición de la Justicia.

La División Contravenciones y Faltas de la Policía Metropolitana, junto con personal de la Dirección General de Protección del Trabajo (DGPT), de la Dirección General de Fiscalización y Control (Dgfyc) y de la Dirección General de Higiene y Seguridad Alimentaria (Dghysa), realizó el procedimiento en la propiedad donde funcionaba el taller -la dirección no fue suministrada por las fuentes del caso- por orden de la jueza en lo Penal, Contravencional y de Faltas Natalia Molina.

El inmueble contaba con cuatro plantas. En la primera funcionaba un taller textil; en el momento del procedimiento había dos personas en pleno trabajo; sólo fueron identificadas por la policía.

Se descubrió también un local contiguo de amplias dimensiones donde había una máquina de hilados de gran porte. Ante la imposibilidad de trasladarla, se procedió a la clausura total del inmueble.

Fueron incautados 11 máquinas de costura, 80 bultos con prendas terminadas y a medio confeccionar y ocho rollos de telas, que fueron llevados por personal del gobierno a un depósito oficial situado en la calle Pedro de Mendoza al 3800.

Coreano procesado

En tanto, la Justicia ratificó el procesamiento por el delito de "trata de personas con fines de explotación laboral agravado" del empresario textil Lee Sung Yop, que explotaba comercialmente el taller clandestino de la calle Páez, en el barrio porteño de Flores, donde el 27 de abril del año pasado murieron dos niños tras un incendio.

La resolución, dictada por la Sala II de la Cámara de Apelaciones en los Criminal y Correccional Federal, le indicó al juzgado de primera instancia (del juez federal Rodolfo Canicoba Corral) que investigue la trata como contexto que posibilitó el incendio y la muerte de Rodrigo Menchaca, de 10 años, y su hermano, Adair Rolando Mur Menchaca, de 5. Por el incendio propiamente dicho todavía no hay imputados.