Claudia Rodríguez: “Me hubiese encantado retirarme en los Panamericanos del 95”

Claudia Rodríguez: “Me hubiese encantado retirarme en los Panamericanos del 95”

La multicampeona mundial de patín no pudo darse el lujo de culminar su exitosa carrera ante su gente, aunque vivió con profunda emoción los Juegos de Mar del Plata. Ahora anhela poder ayudar para que la ciudad gane la sede en 2023.

Seguramente, para Claudia Rodríguez hubiese sido la frutilla del postre de una carrera tremendamente exitosa. Pero no, no pudo ser. La quíntuple campeona del mundo en patín, de las deportistas marplatenses más reconocidas, debió conformarse con mirar desde afuera los Juegos Panamericanos del 95 tras haber anunciado su retiro cuatro años antes, después de consagrarse campeona panamericana y mundial en su especialidad.

Me hubiese encantado retirarme ante mi gente”, le contó a “el Retrato…” a 20 años de la última y única vez que se celebró la máxima cita deportiva continental en nuestras tierras. A 24 de su punto final en el deporte que tan bien posicionado dejó a Mar del Plata y el país.

Sin embargo, Claudia se corre por unos minutos de su historia personal y habla en plural, priorizando lo colectivo por sobre lo individual. “Que Mar del Plata vuelva a tener la decisión de postularse es algo increíble para los ciudadanos marplatenses y para todos aquellos que hicimos del deporte el eje central de nuestras vidas. Por eso estoy tan entusiasmada”, cuenta felizmente.

Es un desafío muy interesante el que nos puso por delante el intendente Gustavo Pulti – continúa –. Pero no sólo a los dirigentes políticos y/o deportistas, porque esto debe ser de todos. Si no, será imposible lograrlo. Esto no es un emprendimiento de una gestión, si no de una ciudad entera”.

-Tanto los hermanos Curuchet, como vos y Nora Vega, entre tantos otros, ¿en cuánto influyeron en esta postulación?

-Más que peso, los hermanos Curuchet, Nora Vega y yo, por qué no, siempre hemos tenido la oportunidad de expresarnos. Para nosotros, Mar del Plata tiene que ser permanentemente candidata a todos los acontecimientos deportivos de importancia. Primero, porque tiene la infraestructura. Heredada del 95 y mantenida durante todos los años siguientes. No hace tanto que la pista de atletismo quedó nueva o asimismo la cancha panamericana de hockey. Mar del Plata es una ciudad que cree que el deporte es una industria sin chimeneas que tiene que ser explotada en su magnitud. Con lo cual, nosotros (en relación a los Curuchet y compañía) siempre que hemos podido les hemos planteado al Intendente que genere esta propuesta.

-¿Mar del Plata tiene todo para ser sede?

-Por supuesto. Tiene los escenarios, pero también una gran oferta gastronómica, hotelería y demás. Sin dudas, es la ciudad por excelencia elegida por todos los argentinos. Para mí, tiene algo muy especial: cuando la gente ha sido convocada para ser voluntaria, apoyar y acompañar, ha demostrado que no tiene problemas. Quedó en evidencia en el 95 con los 10 mil voluntarios.

PANAMERICANOS DEL 95: “DISFRUTÉ MUCHO”

-¿Cómo viviste el primer día de los Panamericanos del 95?

-Con mucha emoción y satisfacción. Pero yo quería ver las competencias en realidad. Todo competidor nato, se entusiasma con eso (risas). Veinte años atrás, mi hija hacía gimnasia deportiva. Después fue campeona del mundo en patín. En ese momento era voluntaria, entonces la tenía que llevar todos los días hasta el Complejo de Chapadmalal.

-Si bien ya estabas retirada, fuiste partícipe de la inauguración…

-Sí, porte la antorcha hasta el último tramo, previo a Nora (Vega). Yo me retiré en el 91, pero lo empecé a programar en el 89. Resulta que Mar del Plata se había postulado para los juegos que finalmente ganaría La Habana (Cuba). Yo pensaba: “Qué bueno poder retirarme en mi ciudad, encima en los Panamericanos”. Por lo avatares políticos mi sueño quedó trunco. Sin embargo, salí campeonato panamericana. En el mismo año salí campeona mundial y luego sí anuncié mi retiro. Con dos 31 años y dos hijas, creía que ya era suficiente. Era demasiado estirar cuatro años más mi carrera, aunque físicamente podría haber en óptimas condiciones.

-¿En esa fecha viviste en el Patinódromo?

-No me quería ir de ahí (risas). Me vi todas las competencias. La vi a Nora (Vega) ganar su medalla en la pista y, después de una carrera en paralelo en casi todo sentido, me puso muy feliz. Pero, como expatinadora, no pude dejar de observar todos los detalles técnicos. Era lógico tener una mirada distinta a la del público por el simple hecho de haber estado en el mismo lugar que las competidoras del momento. Ahí contagió mucho el público. Para colmo, el patín generó muchas medallas, pero no solo en esa oportunidad, sino históricamente.

-¿Lo disfrutaste igual?

-Sí, totalmente. Lo disfruté mucho sinceramente, aunque en más de una oportunidad pensé por qué no estaba compitiendo. Entiendo que cada deportista cumple su ciclo y el mío fue muy positivo. Hice todo. El deporte me desarrolló como mujer, fui mamá y gané varios títulos. Salí campeona del mundo en el 79 y me retiré en el 91 con otro título mundial. Más no podía pedir. Por logros deportivos, no me puedo quejar, aunque me hubiese encantado retirarme en los Panamericanos de Mar del Plata. Ante mi gente. Por ejemplo, mi mamá solo me vio salir festejar un título cuando corrí en Mar del Plata en el 83.

-¿Pudiste desligarte del patín y aprovechar para ver otras disciplinas?

-Sí, vi de todo un poco, aunque el recuerdo más lindo que tengo es haber visto en vivo a Javier Sotomayor cuando logró el récord en salto en alto. También la carrera de Leo Malgor, muy cerca de obtener la medalla de bronce, y además la gimnasia deportiva, a raíz de la presencia de mi hija como voluntaria. Obviamente no me perdí a Las Leones ni a los chicos del hockey masculino. Es más, el “Chapa” Retegui me regaló una camiseta.

-¿Ha sido el gran evento deportivo de Mar del Plata?

-Sí, porque fue algo distinto. Obviamente, ser sede de la Copa del Mundo de fútbol fue increíble, o asimismo la final de la Copa Davis, o la largada del Rally Dakar. Sin embargo, los Juegos Panamericanos tienen una particularidad: todos podemos ser protagonistas. Incluso el público. No sos un mero espectador.

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