Círculo rojo: “Pilotos y escuderías” detrás del acuerdo LLA-PRO, el arreglo por las PASO porteñas y gestiones del otro Menem

Círculo rojo: “Pilotos y escuderías” detrás del acuerdo LLA-PRO, el arreglo por las PASO porteñas y gestiones del otro Menem

Dirigentes bonaerenses del macrismo “desesperados” por una alianza con el Gobierno. Mensajes al teléfono de Diego Santilli. Gestiones cruzadas en la casa matriz. Las comidas de Adrián Menem

Por Federico Mayol

Miércoles 29. Los mensajes se acumulan en el WhatsApp de Diego Santilli después de reunirse con Eduardo “Lule” Menem, mano derecha de Karina Milei, en la oficina del funcionario de Casa Rosada, a la vista de todos, en especial de los periodistas, nada menos que un rato antes de participar del encuentro de la mesa del PRO, encabezado por Mauricio Macri, a escasas cuadras de esa cita. “Hdp, no te vas a pasar solo eh...”, le escribe a “El Colorado” un dirigente bonaerense, cómplice, un poco en broma y algo en serio.

El café de Santilli con Menem, que está a cargo de parte de la estrategia electoral de La Libertad Avanza, figuraba en el calendario el día martes, pero por cuestiones de agenda de “Lule” se movió para el miércoles, justo en la previa de la reunión protocolar que obligó a Macri a cortar su largo descanso de Cumelén, en momentos de versiones crecientes de acuerdos imposibles y posibles pases entre el PRO y LLA tras la partida de Diego Valenzuela y las miradas cada vez más atentas a los movimientos de Néstor Grindetti, desilusionado con el trato que le dispensó en este tiempo el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, y en particular su primo Mauricio.

“La cosa se está construyendo de a poco. No esperes un movimiento de a uno”, aseguró un diputado del PRO de la provincia de Buenos Aires que se referencia ya no en Macri si no en su jefe de bloque, Cristian Ritondo, un legislador muy bien considerado por sus pares, que puertas adentro tuvo un crecimiento notable este último año por el trato hacia sus colegas y que incluso se vio fortalecido por ellos tras la denuncia por supuestas irregularidades en su declaración jurada. “¿No será que, por ahora, servimos más de este lado, del PRO?”, se preguntó un diputado.

La teoría, que despeja por el momento la posibilidad de una fuga masiva de dirigentes del PRO, es revalidada por un operador que presta servicios para el Gobierno y que posiblemente vaya a tener un rol mucho más público en los próximos meses si se confirman algunos movimientos en el primer piso de la Casa Rosada. “Los pases puntuales sirven para la guerra psicológica, pero a nosotros nos conviene consolidar un bloque de diputados en un acuerdo. Si se pasan, que se pasen siendo diputados, no nos sirve traerlos al Ejecutivo y perder diputados afines”, señaló el operador.

Lo cierto es que en buena parte de la dirigencia del PRO, en especial en territorio bonaerense, hay cada vez más “desesperación” -así lo confesaron desde un municipio amarillo- por cerrar un acuerdo con el Gobierno que ya no necesita la aprobación por parte de Macri, cada vez más consciente de que la relación entre legisladores, intendentes y gobernadores de su partido fluye por canales subterráneos sin que él se entere. El ejemplo más contundente es el de Ritondo, que construyó un diálogo privilegiado y cotidiano con Santiago Caputo, tan influyente que hasta con la ministra Sandra Pettovello, con la que estaba enfrentado, se consulta ahora cuestiones vinculadas a la política y la gestión.

 

“Hay desesperación. Acá hay intendentes del PRO que son buenos pilotos, no importa la escudería: el campeonato de constructores no nos importa”, explicaron esta semana desde la oficina de un jefe comunal amarillo que también habla muy seguido con Caputo. Intendentes, legisladores y gobernadores están convencidos de que necesitan cerrar un acuerdo con el Gobierno, de que a la Casa Rosada también le conviene esa alianza y que no tienen ningún problema en que ese pacto implique candidaturas bajo el sello de La Libertad Avanza. Una pésima noticia para los Macri.

De izq. a der. Diego Santilli, Mauricio Macri, Luis Miguel Etchevehere (SRA), y Cristian Ritondo

“Pilotos y escuderías”. Sucede que, bajo esa lógica, el liderazgo de Macri se descapitaliza notablemente. Las mediciones encargadas por los estrategas de Milei arrojaron este verano que el sello partidario de La Libertad Avanza se instaló, un año después del desembarco del economista en el gobierno, con números muy elevados en el tablero electoral, incluso en un territorio hostil como el Gran Buenos Aires, sede central del peronismo bonaerense. Por el contrario, la marca PRO muestra un evidente desgaste, y corre un serio riesgo de quedar reducida a una expresión minoritaria. Fue parte del menú que se consumió, entre empanadas, en la reunión del martes pasado, en paralelo a la que Axel Kicillof lideró junto a una treintena de intendentes en la costa, en Escobar, de la que participaron los consultores Analía del Franco, Julio Burdman y Maximiliano Reina, y algunos jefes comunales que esperan una señal definitiva del gobernador de autonomía de los jefes de La Cámpora y de Cristina Kirchner.

Se espera, principalmente, al desdoblamiento del calendario provincial como señal definitiva, una decisión potestad de Kicillof atada a lo que pase en las próximas semanas en el Congreso, y que terminará de moldear el acuerdo entre LLA y el PRO.

Distinta es la situación en la ciudad de Buenos Aires, cada vez más amenazante para los intereses de los Macri, preocupados por el avance del Gobierno y la precipitación de una coyuntura electoral que no pronostica una performance descollante para el PRO como la de otros años.

Ya ni el Ppresidente puede -¿quiere?- frenar la embestida brutal de su hermana Karina sobre la administración macrista. Ni siquiera por la empatía que él mismo ha reconocido en innumerables reuniones que le genera el trato amargo que el ex presidente recibió de su padre Franco, y que le recuerda a sus propias penurias familiares. Su hermana es mucho menos contemplativa, tal vez más implacable que él: lo puede decir Ramiro Marra, que acaba de ser eyectado oficialmente de LLA por una pelea sin retorno con ella y con la excusa oficial de un acuerdo subterráneo entre el diputado porteño y el jefe de Gobierno que, según la Casa Rosada, quedó manifestado en la aprobación del Presupuesto por parte de Marra. Hasta este viernes, Milei no se había pronunciado al respecto. “No podemos decir nada de eso: tenemos miedo de que Karina lo eche si hablamos”, bromearon cerca del legislador.

Bromas al margen, la hermana del Presidente está decidida a hacer daño, e ir a fondo. Tiene un excelente diálogo, por ejemplo, con Matías López, de la escudería de Santilli. El miércoles, en la previa de la reunión del PRO, ejecutó junto a Patricia Bullrich el pase de los tres legisladores referenciados en la ministra, liderados por Juan Pablo Arenaza, al bloque libertario. La filiación de Bullrich al PRO pende de un hilo. La ministra entendió desde el primer día que una de las premisas libertarias en su batalla cultural era desprenderse de cualquier vestigio amarillo.

Como Valenzuela, era cuestión de tiempo, y hace rato que esos diputados trabajaban en tándem con Pilar Ramírez, la delegada de la secretaria General de la Presidencia en la capital. Se trata, como diría aquel operador oficialista, de “la guerra psicológica”, “para generar la presión interna” de un acuerdo que tiene cada vez menos incidencia de la cúpula macrista.

Patricia Bullrich junto a Jorge Macri y Juan Pablo Arenaza

La casa matriz. Si se cumple el pedido de Milei, de arreglar “en todos lados o nada”, el acuerdo con el macrismo está caído porque la disputa en la capital, la casa matriz del PRO, es cada vez más violenta.

En el bullrichismo aseguraron que el miércoles, después del pase de los tres legisladores, Jorge Macri habló con la ministra de Seguridad para decirle que el no quería “problemas”. El jefe de Gobierno vislumbra una campaña electoral con dificultades, y sabe que, por abajo, suceden cosas.

Es que, en la superficie, los estrategas del jefe de la Ciudad son conscientes del complejo panorama electoral que enfrentan que se evidencia en las últimas encuestas encargadas, más allá de que la gestión volvió a tener una aceptación similar a la de principio de año, luego de un notorio declive, y todavía muy lejos de la aprobación de las anteriores administraciones del PRO.

A saber: la marca PRO nunca cotizó en términos electorales tan bajo en la capital, un buen número de porteños cree que la gestión se “conurbanizó” y la mayoría nunca terminó de empatizar con el jefe de Gobierno, y el ex presidente ni siquiera presenta mediciones tan elevadas. Para colmo, la marca “La Libertad Avanza” está en niveles superiores a la del PRO.

En ese contexto, Jorge Macri mandó a medir a dirigentes y personalidades de diversos ámbitos para la categoría “legislador”, en un calendario desdoblado: desde Julio Bocca -según confiaron, no tiene intenciones de ser candidato, más allá de los intentos- y Guillermo Dietrich a Jimena de la Torre y Pablo Lanusse, el abogado del ex presidente. “No hay chance alguna, no iría de candidato junto a Jorge”, respondió a este medio uno de ellos.

(Fuente)

“Éramos pocos...”. Al rescate, en la negociación por los votos para la suspensión de las PASO que, de no mediar imprevistos, será convalidada en las próximas semanas por la Legislatura, apareció en estos últimos días Daniel “El Tano” Angelici, que tiene una influencia suprema entre los legisladores del radicalismo, que mantiene una relación displicente con el jefe de Gobierno pero que sabe cuándo y cómo sacar provecho de los acuerdos políticos.

La última semana, el empresario consiguió aprobar un pliego de condiciones muy favorable a cambio de los votos del radicalismo para la suspensión de las primarias que, de concretarse, adelantaría aún más la elección de legisladores locales, probablemente para los domingos 11 o 18 de mayo. No trascendieron mayores detalles, en parte por buenas prácticas de conducta, porque hay funcionarios involucrados que todavía aprovechan de sus vacaciones. Pero es altamente probable que Angelici, que tiene muchísima injerencia en la Justicia porteña, cuente próximamente con un par de secretarios o subsecretarios afines en esa área.

Distintas son las conversaciones del jefe de Gobierno con sus colegas del PJ porteño, que ven con muy buenos ojos el adelantamiento del calendario para tratar de separar la elección local de la nacional y municipalizar la campaña para intentar consolidar a un candidato, como Leandro Santoro, que figura al tope de las preferencias y que pretende tener proyección hacia el 2027.

Tu también, Horacio. El tercero en discordia en la puja porteña es Horacio Rodríguez Larreta, que medita sus próximos pasos mientras disfruta de unos días de diversión en la tierra de Mickey Mouse en Orlando, junto a una de sus hijas, un destino que también eligió días atrás la ministra Bullrich, su archienemiga de la campaña 2023.

En la capital circuló en estos días como una versión que, antes de ese viaje, el ex jefe de Gobierno había realizado una parada exprés por Cumelén, para visitar a Macri, pero la información fue desmentida por todas las fuentes. Lo que sí se confirmó fue un almuerzo que Rodríguez Larreta mantuvo hace unos quince días con uno de los jefes del PJ porteño, para intercambiar pronósticos y llegar a una suerte de acuerdo de “fair play” de cara a las elecciones.

Las mediciones que manejan en ambos campamentos muestran que existe un cruce de votos, menor, entre el ex candidato a presidente y Santoro, y creen que eso puede ser perjudicial para los dos. Por eso, por ejemplo, Rodríguez Larreta todavía mantiene el misterio en torno a si se postulará a legislador, a senador o a diputado, o si solo podría apadrinar una lista afín. En el larretismo aseguran que Jorge Macri, preocupado, ya le envió dos emisarios. Es que el ex jefe de gobierno está movedizo. Trabaja en conjunto con Mauricio D’Alessandro, “el doctor”, con el que podría confluir en una boleta, y que intervino los carteles con el slogan “Mauricio 2025″ que el alcalde mandó a empapelar en parte de la capital hacia fin de año, para agitar una posible candidatura de su primo, para tratar de amedrentar a La Libertad Avanza.

El otro Menem. Quien no se amedrenta es Adrián Menem, hermano de Martín, el presidente de la Cámara baja, muy activo en estos tiempos. Envalentonado por el cambio de ciclo, el abogado monitorea desde su estudio jurídico de la zona de Tribunales una serie de gestiones políticas: acerca contactos, mueve influencias y ayuda a su hermano y a “Lule”. Hay quienes dicen que tiene una incidencia muy fuerte sobre ambos.

Eduardo y Adrián Menem

Por lo pronto, el año pasado empezó a organizar comidas mensuales en su casa de la zona norte del Gran Buenos Aires, a la que llegaron desde funcionarios y dirigentes afines hasta consultores. Los asados podrían volver próximamente, cuando pase el verano, en línea con la campaña electoral que se avecina. El sobrino del ex presidente ya avisó, por caso, que va a colaborar con la campaña porteña, para tratar de ayudar a la causa libertaria en ese territorio. Intentará prestar servicios también en la provincia de Buenos Aires, con aquella dirigencia peronista que, como él, aborrece al kirchnerismo.

Podría tener un aliado para esa tarea en Daniel Scioli, que se define como el “primer peronista libertario” y que no encuentra mayor motivación en su rol que el de fastidiar a sus ex compañeros del kirchnerismo, por el maltrato que, según él, le dispensaron en la última campaña electoral, cuando lo llevaron hasta el final como precandidato y lo bajaron con un llamado telefónico que recibió en sus oficinas de la zona Retiro, y que motivaron un llanto desconsolado de su hija Lorena.

El ministro de Turismo rememora anécdotas y se divierte con su presente libertario en las partidas de truco que organiza dos veces por semana en su casona de La Ñata, en compañía, por ejemplo, del carnicero Alberto Samid. Scioli suele decir que es como Las Vegas: “Lo que pasa en La Ñata, queda en La Ñata”.

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