El círculo rojo y un pacto de no agresión entre los que la ven y los que no la ven

El círculo rojo y un pacto de no agresión entre los que la ven y los que no la ven

Reunidos por PERFIL en los premios Fortuna, los empresarios confían en las reformas, pero reconocen incertidumbre económica. El debate por los verdaderos alcances de la reforma laboral y la espera por un nuevo diciembre, en la agenda de diálogo detrás de escena.

Ariel Maciel

Como un pacto silencioso de no agresión sin firma explícita, en el círculo rojo conviven los que la ven y los que no la ven, pero sin confrontación evidente. El clima de camaradería fue total en la entrega de los premios Fortuna que organizó editorial PERFIL, y la casi ausencia de referencias políticas y económicas a la coyuntura actual fue lo que suscribió discursos y charlas durante todo el evento. Sólo algunos pocos decidieron exponer en público una mirada personal sobre las reformas económicas y el clima de negocios. El resto eligió el silencio o el off the record.

A diferencia de otros contextos institucionales, cuando los empresarios solían retraer sus críticas para evitar un “vuelto” de parte de funcionarios, esta vez la falta de declaraciones de parte de los dueños fue tanto para reprochar, como para elogiar. “Me está yendo muy bien. Demasiado bien, pero prefiero no decirlo, porque no me conviene”, le confesó a PERFIL el mandamás de una de las empresas más poderosas del país, vinculada al consumo masivo. Sin embargo, admitió que existen diversas realidades, de acuerdo con el sector que se analiza.

Después de recibir el premio como CEO del año, Fabián Kon, del Grupo Galicia, fue uno de los pocos que en público llamó a unificarse detrás de las reformas gubernamentales para esquivar la “inestabilidad” y los “cambios de reglas permanentes”. “Creo que hay un cambio y que todos tenemos que contribuir a que estos sean definitivos”, aseguró. Y aprovechó para elogiar “el equilibrio fiscal”, por considerarla como “la herramienta más poderosa de Argentina para ordenarse a nivel nacional provincial y local”. “No es herramienta política, es sana administración, como hacemos en las empresas y familias cada día. Con justicia independiente resolveremos los problemas de la Argentina”, sostuvo.

Un cónclave de esperanzas y desconfianzas

En las primeras filas del evento que organizó la revista Fortuna, entre otros, estuvieron nombres de relevancia del establishment local, como el presidente de Pampa Energía, Marcelo Mindlin; el CEO de Transportadora Gas del Sur (TGS), Oscar Sardi; el dueño del Grupo Newsan; Rubén Cherñajovsky; el dueño de la cadena de supermercados COTO, Alfredo Coto, y su esposa, Gloria; y su par de La Anónima, Federico Braun. También estuvieron el presidente de Laboratorios Richmond, Marcelo Figueiras; el director general de Arcos Dorados (McDonald’s), Eduardo Lopardo; el presidente de OSDE, Martín Pochat; el industrial José Urtubey; y hasta el presidente del Grupo IRSA, Eduardo Elsztain, quien siguió con atención la entrega desde el fondo del salón principal de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.

Antes y después de la ceremonia, los diálogos mano a mano no esquivaron la situación del país. “Estoy en el grupo de los que no la vemos. Hay otro que sí la ven”, se sinceró el dueño de un grupo de fábricas. El problema que ven algunos empresarios es la caída en desgracia del empleo privado y la escasa confianza que existe en la reforma laboral que el Gobierno impulsó a través de la ley Bases. “Este plan está más diseñado para echar gente, que para contratar. Ninguno de los colegas está con ánimo de sumar personal a sus planteles”, admitió otro asistente al cónclave. Para algunos, los cambios en las relaciones laborales serán, en el mejor de los casos, “inocuos”.

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Sucede que el círculo rojo festeja en público el plan reformista de la administración de Javier Milei, pero “está lejos de alinearse con inversiones”. “Entiendo que (Luis) Caputo reclame mayor compromiso de parte del sector privado, pero si la economía no arranca, la plata sólo va a estar en los sectores dinámicos, que hoy son oil & gas y minería, pero que tendrán efecto a largo plazo. Lo que sí existe es un respaldo unánime a las reformas de (Federico) Sturzenegger”, se sinceró otro mandamás empresario, consultado por PERFIL.

El tren de la esperanza y la ruta (ausente) de la realidad

“Hoy la gente le cree al Gobierno, aunque el problema estará el año que viene. Si no hay recuperación económica, la suerte electoral le puede devolver un golpe de realidad y la estabilidad de 10 años, se reduce a dos. Ahí, la tentación de negociar el equilibrio fiscal y de atrasar el dólar es muy grande y se puede ir todo por la borda”, presagió, crudo, un ejecutivo de una de las empresas que estuvo en el evento de Editorial PERFIL. Por caso, hay inversiones privadas que dependen de desarrollos de infraestructura estatales, que continúan con presupuesto cero. Los cálculos electorales le empezaron a ganar terreno a los análisis económicos, que hasta el momento inundaban los escritorios de los principales dueños de los negocios locales.

Lo que no estuvo en danza fue la preocupación por un eventual plan desestabilización política para Milei, a pesar de la multiplicación de las internas en el Gobierno nacional. En el establishment existe “tranquilidad” a la hora de hablar de las movidas políticas del Ejecutivo nacional, especialmente en “la cintura que mostró para alinear opositores para garantizar el veto de la ley de movilidad jubilatoria”, según confesó una fuente en off the record.

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Sin embargo, el círculo rojo espera un refuerzo de la estrategia oficial, que aplica mejoras de los ingresos a los más pobres del país de manera directa, a través de la Tarjeta Alimentar y la Asignación Universal por Hijo (AUH). “Deberían estar pensando en algo más para fin de año, porque hay que pasar el primer diciembre del Gobierno después de un año de entero de gestión”, le dijo, preocupado, un empresario a PERFIL.

Allí cobró un sentido más especial la anécdota que el exministro José Ignacio De Mendiguren le recordó al matrimonio Coto, durante una charla en los pasillos de la Bolsa de Comercio: “Ustedes donaron unos $600.000, que en 2002 era un montón, para darles de comer a los chicos que estaban en la tutela del Patronato de Liberados, durante la gestión de Eduardo Duhalde, para ayudar a apagar el incendio que había dejado aquél 2001. Fueron fundamentales”. Los dueños del hipermercado no recordaban con precisión la historia, pero se reconocieron en el gesto de ayuda para evitar desbordes sociales ante el hambre que había generado la crisis económica.

 

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