Se abren nuevos restaurantes en la Ciudad y la Provincia. Y los carnívoros también se animan a probar.
Ni carne, ni leche, ni miel, ni huevo, ni cuero, ni lana, ni productos testeados en animales. No consumir nada de eso es la base de los mandamientos veganos y de una postura ética que rechaza todo lo que sea sinónimo de explotación animal. Quienes antes miraban de reojo a los veganos, creían que eran hippies o “anoréxicos”, y en 2012 la revista de turismo Lonely Planet calificó a la Argentina como uno de los peores países del mundo para viajeros que no comen carne. Pero, tres años después, esa realidad cambió: cada vez hay más oferta para “consumidores verdes” y el circuito vegano crece por el boom de la comida sana.
El aumento de restaurantes en Capital y Provincia que agregan un menú vegano a su carta, más la proliferación de caterings y chefs que dictan cursos de esta cocina, da a entender que el veganismo marca tendencia. Ser vegano es hoy una actitud cool. No hay estadísticas cuantitativas sobre cuántos veganos hay en el país, pero Raúl Sandro Murray, vicepresidente de la Sociedad Argentina de Nutrición elaboró un informe en el que afirma que los vegetarianos y/o veganos representan entre el 1% y 2% de la población (unas 600 mil personas, aproximadamente).
Florencia Molina (28) es de San Isidro, hace 13 años que no come carne y dos y medio que optó por el veganismo. “No somos una secta. Activamos pacíficamente por los animales”, dice desde el restó Vita, en Microcentro, donde puede merendar café orgánico con leche de castañas más una variedad de panificados integrales y una medialuna por $39.
Por ese mismo camino del sabor “inofensivo” va el restaurant kensho, en Palermo, donde el chef Máximo Cabrera ofrece una ensalada de palta, mango, morrón y semillas para convencer al más insaciable de los carnívoros a $99. Igual de veggie es Naturaleza Sabia, en San Telmo. El plato fuerte: el “mix primavera”, una degustación de tofu, seitán, arroz yamaní, milanesa de berenjenas y hojas verdes a $100. “Abrimos en 2010 y al principio costó conseguir clientes pero ya tenemos una base sólida”, cuenta Alberto Llamas, dueño del restó y orgulloso de sus licuados energéticos. Andrés Cano, de Almacén Purista, en Villa Crespo, dice que su mejor plato son los medallones, de quinoa, brócoli o espinaca, con guarnición de brotes de soja, papas rústicas a la provenzal y un aderezo “purista” (vinagreta) por $94.
Caro Marguero es tatuadora y dueña de Locura Vegan. Dice que se pueden hacer “choris vegetales o golosinas para llevar a reuniones de amigos”. “Hace 3 años cambié mi forma de consumir”, cuenta mientras diseña un tatuaje vegano, por supuesto. “Las tintas no están probadas en animales, son de glicerina vegetal o acrílica”, aclara.
Pero lo vegano también se viste. Desde zapatillas Vans veganas hasta zapatos de taco ecológicos, en la Ciudad sobran opciones para el vegan look. “No trabajo con ninguna piel de ser vivo”, dice Romina Cardillo, diseñadora y dueña de Nous Etudions, que con su propuesta “convirtió” a Calu Rivero en vegana. “Mi colección está fusionada con chaguar, un tejido elaborado por la comunidad Wichi”, cuenta. “Elegí a Calu para ser la cara de mi marca porque ella misma quería hacer un giro en su vida”, aclara orgullosa. Y Lisa Cerati, Vera Spineta, Brenda Gandini, Agustina Cherri y Julieta Zilberberg, también incluyeron el veganismo en el ropero.
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