Es una de las mujeres más poderosas del mundo según Fortune y Forbes y contó en entrevista con El Empresario cómo le gusta dirigir el negocio de la multinacional, que factura US$ 7.000 millones al año
La diversidad de nacionalidades, género y experiencias en el equipo es lo que garantiza que no me equivoque o no nos equivoquemos como equipo. Los problemas que nos toca manejar en pandemia son extremadamente complejos. No hay una sola persona que los resuelva. (...) Yo no soy nada sin mi equipo», dijo a El Empresario Paula Santilli, una de las mujeres más poderosas del mundo según Fortune y Forbes que en la última semana fue noticia en Uruguay. ¿Es ese el secreto del éxito de esta argentina que lidera un negocio de US$ 7.000 millones en facturación o hay algo más?
La CEO de PepsiCo para Latinoamérica se reunió el jueves 2 con el presidente de la República, Luis Lacalle Pou, para darle detalles de la inversión de US$ 64 millones en la planta de concentrados de bebidas que PepsiCo tiene en su zona franca de Colonia. Se expandirá en 6.000 m2 y elevará su capacidad productiva un 60%.
En diálogo con El Empresario, Santilli contó cinco historias que denotan su estilo de liderazgo, basado en el contacto cercano con la cadena de valor.
Bonita tienda en Lima
A la CEO regional le gusta mucho hablar con quienes atienden los negocios, porque dice que eso le da muchísima información sin pagar por ella. Además, ve que los clientes se sienten reconocidos. «Las que están atrás de una tiendita son casi siempre mujeres. Cuando podía, las abrazaba».
Una vez, en Lima, visitó una tienda en «una esquina que estaba hermosa». «Además, soy recorredora oficial de las partes más bajas de las ciudades de Latinoamérica. No voy a las partes bonitas», acotó.
La CEO de PepsiCo Latinoamérica, Paula Santilli, en entrevista con El País. Foto: Leonardo Mainé
Así fue aquella vez en Lima: «Entré diciendo: ‘¡pero qué tienda más bonita!’. Estaba pintada, tenía buena iluminación, el piso estaba impecable... Relataba lo que veía: ‘qué prolijo que está todo, hay toldo, la vereda está limpia, está todo ordenado…’. Al acercarme al mostrador la señora empezó a llorar y no paraba. Cuando se tranquilizó, me dijo: ‘Nunca nadie me dice nada’. O sea, nunca sentía reconocimiento por su trabajo».
Santilli resaltó que las almaceneras están «12 o 14 horas paradas detrás del mostrador» y esta en particular estaba pensando en comprar la esquina. «Le dije: ‘Claro que sí, estimada, tú estás para crecer más. Estás para comprar la esquina. ¡Anímate!’», en un intento por empoderarla.
Comunidad del tractor
Otra historia tiene como protagonista a Juliana, en Colombia. Es proveedora de plátano, utilizado por PepsiCo para fabricar Platanito.
Un día, le contó a Santilli su experiencia de pedir un préstamo al banco para comprar un tractor. «Entrar y decir ‘Hola, soy Juliana. Soy productora, estos son los contratos de compra que tengo con PepsiCo y quiero un tractor’... Además, su tractor no era solo para sus hectáreas de plantas, sino que lo iba a prestar -y lo prestó- a todas las mujeres de su comunidad, que son desplazadas de la guerrilla», relató Santilli para graficar la dificultad de obtener esos fondos. La historia está en el libro El poder de poder. Mujeres construyendo Latinoamérica, que publicó a inicios de 2020.
Santilli aseguró que Pepsico hace un buen trabajo en generar prosperidad en comunidades: «Una prosperidad sólida y sustentable, no un ‘serruchito’ que sube y baja, sino estable. Eso para la gente de Latinoamérica es muy importante».
Calle más big data
«A las generaciones más jóvenes que me toca entrenar hoy les digo siempre: ‘en tu iPad no ocurre la magia de PepsiCo. La magia de PepsiCo está en las plantas, en la calle o en las tiendas». Santilli resumió así esa vocación de «ser muy frontal con el cliente o el consumidor», incluso tras el prolongado encierro que trajo la pandemia. «Siempre les estoy diciendo a los jóvenes: ‘vamos para afuera’».
«Mi obligación como industria de alimentación y bebidas es estar al lado de las 70.000 personas que garantizaron que todos tuvieran Paso de los Toros, Gatorade, Quaker, Lays o lo que fuera que compraran en este tiempo», dijo.
En esta multinacional los datos abundan. «Tengo más de los que puedo leer y los jóvenes más de los que pueden digerir. Pero hay sutilezas que los datos no nos aportan. Hay insights del consumidor que no los pescamos si no tenemos la combinación de analítica y realidad del mercado».
La compañía tiene «centros de comando» en distintas áreas, desde digitales (hacen social listening todo el tiempo) hasta de seguridad o transporte. «Pero sin una visual directa del territorio, no lo entendemos. El binomio debe ser perfecto: tecnología y ser humano», subrayó Santilli.
El labial en la mano
Indra Nooyi fue presidenta y directora de PepsiCo durante más 12 años. «Es una mujer extremadamente talentosa, carismática, con un sentido del humor, una cercanía con la gente... Siempre me preguntaba por mi mamá, la conoció un día y me preguntaba por ella», resaltó Santilli. «Cachaba todos los números»: «Le mostrabas un chart y se lo memorizaba, sabía todo, era brava. Conversaba con fundamentos extremadamente sólidos. Pero siempre tuvo un modo de ser femenino, nunca dejó de ser mujer. Lápiz labial, birome y celular eran sus tres objetos. Era como decir: ‘Yo dirijo esta compañía y lo hago con el lápiz labial en la mano’. Que no se nos pierda eso, ¿no?».
Santilli alienta a otras mujeres a sumarse al juego: «¿Tú crees que estoy llorando, sufriendo, que me está saliendo la gota gorda por la frente?’. Sí, hay momentos en que sí; pero en términos generales esto es un desafío todos los días extremadamente gratificante».
Comentá la nota