El Concejo Deliberante de San Isidro frenó y mandó a comisión el proyecto del possismo para adherir a la ley de declaraciones juradas impulsada por la gobernadora María Eugenia Vidal.
El Honorable Concejo Deliberante de San Isidro votó el pase a comisión del proyecto delintendente, Gustavo Posse, de adhesión a la ley de declaraciones juradas impulsada por la gobernadora, María Eugenia Vidal, por 14 votos de la oposición y concejales oficialistas y 9 del Cambiemos. Tras 20 años, el barón del conurbano saboreó la derrota en una iniciativa en la cual le exigen transparencia.
El rechazo se dio con el objetivo de trabajar en mejoras del proyecto para buscar mecanismos de mayor transparencia en el control y sanción ante la no presentación. A sugerencia del Bloque del PJ, se planteó la idea de incluir como autoridad de aplicación de esta ordenanza a la creación de la Oficina Anticorrupción, proyecto presentado hace unos años.
A su vez, la iniciativa oficial sostenía que la autoridad la ejerza la actual dirección de legislación municipal. Esto fue objetado por la oposición ya que se trata de un área dependiente del Intendente que no garantiza la imparcialidad y plena transparencia.
La propuesta del PJ es crear la denominada oficina donde miembros de la oposición realicen el rol de control sobre las declaraciones juradas.
Asimismo, la oposición planteo la implementación de mecanismos sancionatorios administrativamente a aquellos funcionarios que no presenten en tiempo y forma las declaraciones, laguna normativa que no deja salvada el proyecto de reglamentación que trató de aprobar el possismo.
En el Concejo de San Isidro, las fuerzas están repartidas: hay 12 ediles del interbloque Cambiemos y el resto pertenece a las distintas expresiones -peronistas, vecinalistas- de la oposición. A fines del año pasado se dio un síntoma de lo que podría ocurrir: la oposición se unió e impuso en la continuidad del presidente del Deliberativo a Carlos Castellano, a quien, a pesar de ser un aliado, Posse quería desplazar.
Son síntomas evidentes del desgaste de la conducción Posse, que entre padre e hijo detentan el poder desde el regreso de la Democracia. Y de las apetencias de los de abajo que esperan el siempre prometido y nunca concretado "salto" de Gustavo a un cargo provincial o nacional.
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