La Fundación Soberanía Sanitaria, relacionada al ministro de Salud bonarense, elaboró un duro informe sobre la situación del Hospital Bonaparte. El ex CENARESO recibe 25.000 consultas por año y es un paradigma de la reconversión en atención integral tras la ley de Salud Mental.
Por: Guillermo Lavecchia
Al menos hasta 2024, el Hospital Laura Bonaparte, ex CENARESO, venía llevando adelante un proceso de transformación desde la última década. Era una referencia, uno de los pocos establecimientos públicos para el abordaje de la salud mental y los consumos problemáticos con altísima formación de sus equipos y a la vez adecuación a la Ley Nacional de Salud Mental. En 2024 lleva atendidas a 25.000 personas. Pero la administración de Javier Milei, de manera intempestiva y sin explicación, decidió su cierre.
«El gobierno vuelve a atacar a aquellos que se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad y que dependen exclusivamente de la presencia del Estado para la atención sanitaria, en un contexto donde los padecimientos y el deterioro de la salud de la población aumentan exponencialmente. Y lo hace al modo en que viene haciendo todo: el abandono deshumanizado y abrupto«. Con esas palabras aborda la situación el informe «Un hospital menos para el pueblo», elaborado por la Fundación Soberanía Sanitaria, cercana al ministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak.
El cierre de los servicios de internación y de guardia del Hospital Nacional en Red “Lic. Laura Bonaparte” anunciado por la dirección a los más de 600 trabajadores de la institución días atrás, seguirá en el cierre total de la institución con un decreto que informan se publicaría el lunes. «Esta decisión afecta a miles de personas que realizan sus tratamientos, reciben medicación y concurren a distintos dispositivos con los que el Hospital contaba hasta el día de hoy», remarcan.
El Hospital Laura Bonaparte
El Hospital Nacional en Red “Lic. Laura Bonaparte” es un centro de referencia nacional especializado en salud mental y consumos problemáticos que depende del Ministerio de Salud de la Nación y se encuentra en la Ciudad de Buenos Aires, en Combate de los Pozos al 2100.
Antiguamente conocido como CENARESO (como para graficar su importancia en el rubro, fue nombrado por el tema de los Twist ‘El primero te lo regalan, el segundo te lo venden’ en los ’80), inició un proceso de transformación del modelo de atención desde una perspectiva integral, interdisciplinaria e intersectorial, a partir de la sanción de la Ley Nacional de Salud Mental ampliando exponencialmente su capacidad de atención.
Cuenta con consultorios externos para seguimiento y atención de la demanda espontánea que atiende alrededor de 3000 consultas mensuales y hace entrega de medicación a 140 personas que se encuentran en tratamiento. Además cuenta con un dispositivo de atención telefónica para orientación y apoyo en la urgencia de salud mental durante las 24 horas con alcance nacional.
Tiene también un Hospital de Día, dispositivo ambulatorio intensivo, donde los usuarios y usuarias pueden permanecer tiempo completo o medio día. En este servicio atiende cerca de 1000 consultas y más de 25 personas participan en los 10 talleres que se ofrecen. Además de la asistencia, realiza acciones de prevención mediante la presencia directa en los barrios con equipos interdisciplinarios.
«El Laura Bonaparte cuenta además con un importantísimo servicio de guardia en salud mental las 24 horas que resulta fundamental para la atención de las urgencias y con camas de internación para el abordaje de problemáticas de salud mental desde una perspectiva integral e interdisciplinaria, tal como lo establece la Ley Nacional de Salud Mental», destaca el informe.
Hasta el día de hoy, 600 trabajadores de distintas disciplinas, atendieron en el Hospital Laura Bonaparte a 25.000 personas en lo que va del año tanto adultos como niños, niñas y adolescentes.
Ajuste y cierre
El 20 de septiembre el vocero presidencial, Manuel Adorni, anunció en conferencia de prensa la eliminación de programas sanitarios dependientes del Ministerio de Salud, hasta ese momento encabezado por Mario Russo. Los programas que se cerraron fueron Salud Investiga (que otorgaba becas de investigación para profesionales de la salud); Municipios Saludables (que mediante financiamiento nacional fomentaba políticas municipales de prevención y cuidado de la salud); Salud en Contextos de Encierro (que buscaba mejorar la situación de salud de las personas privadas de la libertad); y el programa de Equidad Sanitaria Territorial, que realizaba operativos sanitarios en distintos territorios y en articulación con los sistemas de salud locales para mejorar el acceso de la población.
En ese marco se anunció “el traspaso de hospitales nacionales a las jurisdicciones provinciales, entre ellos el Hospital Nacional Bonaparte”, sin explicar en qué consistía ese traspaso, cuándo ni cómo ocurriría. Algo similar al menemismo en los ’90. En paralelo, el propio gobierno nacional desfinancia a las provincias, recortando los fondos, y cae la coparticipación por la baja de la actividad económica. Esas provincias en emergencia ahora deberían también hacerse cargo de más programas de salud que antes eran nacionales.
Más de 20 días después, sin mediar ningún tipo de comunicación formal, los trabajadores del Hospital Nacional de Salud Mental Lic. Laura Bonaparte tomaron conocimiento de la decisión del gobierno nacional de cerrar el servicio de internación y del servicio de guardia.
«De acuerdo a la información que circula no hay un traspaso del Hospital a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde se encuentra ubicado, por lo que el cierre de estos servicios derivaría en el cierre total del establecimiento dejando sin atención a miles de personas por mes que realizaban su tratamiento allí», sostiene la Fundación.
Y acotan que el argumento esgrimido por el Estado Nacional para justificar el cierre es la baja cantidad de internaciones «desconociendo absolutamente, no solo los avances que se han dado respecto a cómo deben abordarse los problemas de salud mental, si no también incluso la normativa vigente que establece la internación como último recurso terapéutico y por tiempos lo más breve posibles».
«De esta manera –concluyen–, se perdería una de las instituciones más importantes de nuestro país para la atención de los problemas de salud mental y consumos problemáticos, en un contexto donde las demandas de atención aumentan exponencialmente y son pocos los dispositivos existentes que pueden dar respuesta desde una perspectiva integral, interdisciplinaria y con perspectiva de derechos. Y, que además, funciona como un centro de referencia nacional para supervisiones, apoyo y formación a través de cibersalud a equipos de salud de las zonas más alejadas de nuestro país, que muchas veces no cuentan con otros equipos de apoyo».
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