Más de 1.200 gauchos participaron, junto a peregrinos de Mendoza, Tucumán, Misiones y Córdoba, de la procesión.
Nicolasa Escalante lleva en sus manos el cuadro de María del Perpetuo Socorro. Viene de barrio Miguel Ortiz y contó que a la imagen la encontró su esposo, Juan Carlos, cuando tenía 14 años en barrio Vicente Solá. "Él me contaba que vio la imagen abandonada en un ranchito vacío. Un día la levantó y, hasta ahora, la tengo en mi casa", relató a El Tribuno. Agregó: "Él era huérfano y ella se convirtió en su madre. Ahora que ya no está mi marido, su legado quedó en mis manos y espero que lo sigan mis hijos y mis nietos".
Ella, como Paula Roberta de Sarapura de Cobres, de La Poma, y Mauricia Cruz, de San Antonio de los Cobres, son peregrinas que siempre dan el presente para la fiesta de la Virgen del Perpetuo Socorro.
Se definen como fieles devotas a la "mamita". Dicen que siempre las cuida, las protege y les regala bendiciones a sus familias. La fe en María desborda en lágrimas, como les sucedió a Otilia y Petronila, del fortín Héroes de Malvinas "Patricio Guanca", de Cerrillos, y Lucía de Temporetti, de la agrupación Estrella Tercera Defensa.
La procesión en honor a la Virgen Gaucha convocó a miles de fieles de Salta capital, más unos 200 peregrinos que llegaron desde los Valles Calchaquíes y la Puna. Se sumaron contingentes de provincias como Mendoza, Córdoba, Misiones y Tucumán. Mateo Galván y otros 40 peregrinos llegaron de Gaymallén, Mendoza, y no es la primera vez que viajan para asistir a esta procesión.
El desfile comenzó con el saludo de los alumnos del colegio San Alfonso. Más tarde, el presidente de los Caballeros de la Virgen, Fernando Echazú, saludó a la Virgen con su sombrero para dar paso a los 57 fortines que se sumaron al desfile.
El arzobispo de Salta, Antonio Cargnello, agradeció en nombre de la Iglesia "la vocación de los padres y hermanas redentoristas". Luego pidió: "Seamos gente de servicio, de un servicio activo hacia los demás".
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