La despistada sonrisa del entorno “arroyista” por la renuncia del advenedizo Agustín Cinto, se transformó en el atardecer del domingo en una mueca de previsible decepción, al conocerse la aparatosa caída de Vilma Baragiola, Nicolás Maiorano, Cristina Coria y sus respectivos séquitos.
Análisis político de Gerardo Gómez Muñoz.
No sólo fue vencida por su ex socio Mario Rodríguez en la disputa por la jefatura partidaria local sino que cayó ante la evidencia de que el partido radical debía cambiar de actitud frente al gobierno de “Cambiemos” en la ciudad. Esta última era la misión por el modo de llevar a cabo la gestión casi autista de la actual administración, lo que no significa lograr posiciones en el elenco, sino participación en las decisiones. Esa fue la tesitura postulada por el principal ganador que está en boca de todos: el diputado provincial y flamante secretario general de la UCR de la provincia de Buenos Aires, Maximiliano Abad. Quedó claro que fue el armador de la alianza interna que venció en el comicio. Y será el puente hacia la conducción provincial del gobierno de María Eugenia Vidal, como ya fue reconocido en reciente reunión de mesa de conducción del organismo interpartidario. Para que quede claro, en ese encuentro con María Eugenia Vidal participaron el vicegobernador Daniel Salvador, Ricardo Alfonsín, Carlos Fernández y Abad. Vilma sobrepasada por su ansia de protagonismo direccionado a la herencia del 2019, se jugó no la conducción de la UCR sino la interlocución hacia adentro de “Cambiemos”, para hacer más orgánico el gobierno de la alianza multipartidaria. Mario Rodríguez deberá ser reconocido como el interlocutor partidario y la presencia de Maxi Abad, a la sazón jefe-armador del entendimiento interno que cortó las alas de la ambición personalista de Vilma, deberá garantizar un mejor entendimiento de lo que debe aportar la UCR en el gobierno municipal. Lejos de toda peregrina idea de cogobierno, pero sí participación en las decisiones que tocan el interés general de los marplatenses. Será este respeto, también, reaseguro de que el palacio no sea refugio de intrigas sino sede de una alianza civilizada a través de la mutua consideración para mejor concertación de soluciones que urgen para la ciudad y sus habitantes. Tal vez haya que replantear métodos de conducción que posibiliten acordar medidas de gobierno que no pueden quedar al arbitrio de un poder personalista que, supuestamente, todo lo sabe y todo lo haga a su antojo. La derrotada del domingo jugando capciosamente a la fotito que instalara en el subconsciente colectivo que ella era “el radicalismo cogobernante y la eventual sucesora” del 2019, se autosepultó, no sólo por esa errada suposición. No advirtió que la peregrina decisión judicial de quien había instalado un cepo a la prensa y a la calificación de cierta reunión en Camioneros, equívoca -por usar eufemismo antibozal-, había sido superada por la irrevocable decisión de castigarla en las urnas que tomaron muchos radicales y simples ciudadanos independientes, en las PASO en las que el actual jefe comunal arrasó con ella. Eso dejó incurables heridas en la UCR que, de tal modo, quedó por primera vez sin candidato a intendente en Mar del Plata. Ellas no se curaron por fotos como se evidenció el domingo, pero su aspiración protagónica no lo entendió así y volvió a perder. Abad enfrentó con habilidad política la rebeldía de quien no cedió sus pretensiones a una concertación que no la tuviera a ella como primera protagonista y menos quiso atender a sugerencias de la conducción provincial ante la cual el diputado ya había sido considerado “el articulador”, con mandato que incluía unidad para la negociación de un gobierno multipartidario que hasta ahora está lejos de concretarse en Mar del Plata. Además, sus aires de suficiencia pretendieron sobrepasar el peso que en apreciación de la política provincial había alcanzado Abad, por encima de las estimaciones de cabotaje y lo advierten sus relaciones fluidas con la gobernadora y con el asesor presidencial Ernesto Sanz y su crecimiento en la consideración partidaria bonaerense. Tan enceguecida estaba la actual concejal, ahora a cargo de la Secretaría de Desarrollo Social que en compañía del fiero “fither” Nico Maiorano que la asoció en su furia contra Abad, y de la expansiva Cristina Coria, llegaron a intentar que no haya elecciones impulsando una impugnación a los padrones. Dicen algunos que se las dan de conocedores que ese paso se dio por la sensación de derrota que sintieron ante el volumen adquirido por la boleta acordada por las diversas líneas partidarias. El caso es que la respuesta fue la decisión judicial de impedir el verdadero papelón de una lista que pisaba todo tipo de formalidad en su presentación gráfica. Esto motivó -las verdaderas ya estaban confeccionadas, por las duda y sin infracciones- la reacción del adversario que llegó, inclusive, al reclamo por varios centenares de fichas de afiliados que, todavía, no habían sido habilitadas y que tal vez fueron la diferencia del escrutinio. El domingo, en realidad, fue el recurrente título del ilustre colombiano García Márquez: “Crónica de una muerte anunciada”. Pero para perdedores y para vencedores que fea sensación triste debe quedar después de los festejos y de las lamentaciones, que la UCR en el gobierno y con una interna caliente apenas superó los mil quinientos afiliados votantes.
¿Nueva etapa para Arroyo?
Pareciera que las novedades que surgen del comicio radical podrían dar pie a alentadoras decisiones de Arroyo. Por ejemplo que se abra un poco más a las consultas con socios de la alianza gobernante -si es que la entiende así-, porque el radicalismo que surgió no es lo mismo que el militado por los perdedores que se conformaban con la foto y algún familiar bien ubicado. Abad podría constituirse en un envidiable gestor que ahorrase viajes a La Plata y a Buenos Aires, sus relaciones son muy significativas. Por otra parte Rodríguez ya mostró la hilacha, porque después de un comienzo sumiso como todos los concejales, se hartó y empezó con críticas públicas a la gestión municipal en casos puntuales, extendiéndose a los modos de gestión y reclamando más participación efectiva a la UCR. En esta dirección viene apuntando su jefe partidario Ricardo Alfonsín. Por otra parte el panorama interno del gobierno ha agudizado en las últimas semanas su estado de crisis crónica. La renuncia de Agustín Cinto, trae lo suyo. El diputado del CC, si bien casi inexistente orgánicamente en el distrito, Guillermo Castello trae la estampita milagrera de Lilita y sus recientes acres manifestaciones contra la gestión local fueron sospechosas. Y si bien lo paró en seco la gobernadora, en la reunión de “Cambiemos” -donde Alejandro Vicente se perdió en uno de sus habituales galimatías- intentó instalar el tema. Las versiones pululan y una de ellas asegura que el único concejal del PRO, Juan Aicega, estaría de hecho renunciado. La incursión filo-peronista de Arroyo en la construcción de la “pata peronista” que intenta construirle Alvaro Franproyen habría provocado varios cortocircuitos entre los que entraría una inminente decisión de Aicega.
A lo mejor agregue otro elemento distorsivo una eventual decisión que se rumorea de Baragiola que podría renunciar a su Secretaría de Desarrollo Social, para reincorporarse al bloque de concejales radicales -que se dividiría- y como le gusta andar dando coces al aguijón -dice en estos casos el refrán castizo-, intente seguir la pelea contra sus vencedores internos. También y por otras razones conocidas se abriría Eduardo Abud y José Reinaldo Cano -como pájaro que comió voló-, ya se ha ido. Es decir que en ese ambiente la situación facilitaría algunos ajustes quizás no tanto de cambios sino de modos de gestionar que es lo que más se cuestiona. Para colmo en estas horas en el sitio de noticias del colega Mass, salió como quien no quiere la cosa, Guillermo Sáenz Saralegui a hablar de su vieja amistad profunda con Arroyo. Ahí viene “el perismo” como dice el Papa Francisco, “pero” ahora “está desconocido, no reconoce la opinión ajena y ya casi no se puede discrepar con él porque se enoja”…. Lo afirmó como lo decía la vieja historieta humorística de la revista brasileña “Veja” el amigo da onza…
Domínguez prepara las PASO
El ex presidente de la Cámara de Diputados de la Nación ha salido a la provincia como tantos dirigentes peronistas que están de pie y mirando de frente hacia el 2017 y por supuesto llamando a la unidad, pero exhortando como previo la participación en las PASO. Estuvo en Miramar el viernes y de ahí siguió hacia Tornquist. La convocatoria fue del ex intendente Carlos Molina, concejales y dirigentes del peronismo y asistieron otros ex como Darío David de Ayacucho y Julio Tellechea de Necochea, el ex candidato de Lobería y dirigente de UPCN Julio Sarraguicoechea, María Lamarche de Lezama y otros dirigentes de Rauch, de diversas localidades vecinas y notable concurrencia local, mientras que de Mar del Plata se pudo ver entre otros a Daniel Sosa, Rubén Suárez, Lalo Sasali y Carlos Sepúlveda. La consigna de Domínguez es “unidad” a partir de expresar todos sus diferencias en las urnas de las PASO. Intransigente con el dedo y otras manipulaciones de candidaturas. Hasta para Cristina, estima Domínguez que las urnas deben ser el paso inicial. Su postura tuvo excelente acogida como su precisa crítica al actual gobierno expresada a través de un preciso señalamiento de hechos, cifras y consecuencias palpables en la caída de todas las mediciones económicas y sociales. Domínguez estará en Mar del Plata en cumplimiento de una vasta agenda.
Pulti sale a la calle
Entusiasmado se ve al ex intendente Gustavo Pulti a partir de un programa de recorridas por diversas zonas barriales donde junto a otros dirigentes se dedican a interesarse con los vecinos de sus reclamos en contacto directo. La acogida es inmejorable señalan optimistas sus acompañantes. Pero lo que más le sorprendió el aliento recibido de taxistas y transeúntes con los que se cruza en sus caminatas que ya no se acotan a la playa sino que incluye calles y paseos céntricos. Con relación a las cuestiones judiciales dice estar ocupado, pero no muy preocupado, porque “mis denunciantes están ejecutando en función de gobierno los mismos operativos que yo hacía para abonarles el sueldo a los trabajadores, ellos lo hacen con descomunales cifras en relación a lo nuestro y pagan con retrasos”. En cambio no se le pudo recabar las informaciones acerca de eventuales denuncias que habría estado formulando con respecto a sus detractores. Finalmente ratificó que Acción Marplatense ha intensificado su trabajo en la recuperación de su imagen de “partido de la ciudad” con decidida acción vecinal.
La reacción comunitaria
El concejal Lucas Fiorini es un hombre estudioso de la política que ve más allá del las ventanas de los estrechos espacios partidarios. No en balde tiene a su lado a un estudioso secretario como Martín Abonjo y un centro de estudios que preside la socióloga María Eva Ayala. Por eso casi siempre sale por delante de las organizaciones sociales o a la par de ellas para reclamar y plantear soluciones a los problemas concretos de la comunidad y de la gente. En estos días pudo lograr que en el Concejo Deliberante estuvieran todos presentes para unirse en el reclamo por la no eliminación de los “feriados puentes”, porque como su compañero de bancada Alejandro Carrancio, afirmó que “los puentes” dejaban, cada uno, 800 millones de pesos al movimiento económico de la ciudad.
Final a puro chimento serio
El concejal, antes pultista firme como cofundador de Acción Marplatenses, estuvo hace unas semanas en un encuentro comprometido con Sergio Massa. Tanto que en una segunda oportunidad llevó -ambos garrocha en mano- a su par Santiago Bonifatti, quien no habría caído del todo bien al de Tigre. Habría concluido el incipiente o ¿avanzado? entendimiento de Massa con Arielito Ciano. Inclusive habría cesado la asesoría del marplatense. “Es muy indeciso” respondió lacónico y categórico el líder del Frente Renovador.
Reaparecieron en actos Carlos Cheppi y Pablo Vacante, una pareja que resiste al tiempo. Pero ¿por qué? Vacante no concurre a los actos de Fernanda Raverta. Habría razones políticas. Hablando de Raverta era muy conmovedor el cariño de abuela de Adela Segarra, quien se perdió la charla de Víctor Hugo Morales, jugando con los nietos en la Plaza de enfrente.
Reuniones de Lucas Fiorini, rosquero a dos manos. Una larga y entusiasmadora con Facundo Moyano y otra con Juan Curuchet. Pero se hace el humilde y no les cuenta que está midiendo en encuestas más porcentaje que lo conseguido en la última elección por el FR.
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