El intendente lanzó dardos contra la oposición y el gobernador. Se mostró como un duro y le dio el lugar más destacado del discurso al orden en el espacio público. No anunció proyectos de ordenanza. Coincidencias con Milei.
Por Ramiro Melucci.
Guillermo Montenegro tomó el viernes a la noche una decisión sin precedentes para asemejarse al estilo de Javier Milei: publicó su discurso de apertura de sesiones antes de pronunciarlo en la sesión preparatoria. Ratificó así un rasgo que venía insinuando con sus posteos sobre los “trapitos”, pero que ahora dejó más en claro: el de prescindir de la prensa para dar a conocer sus acciones. Fue el primer mensaje que dio antes de comenzar a hablar. Para que el público se entere “sin recortes ni intermediarios”. No se conocía que le molestaran tanto.
La segunda decisión fue la de quitarle expectativa. Avisó que no diría nada nuevo, porque insistiría en “priorizar la vida, la propiedad y la libertad”, otra palma en la espalda del Presidente.
Montenegro articuló su discurso con el objetivo, dijo, de dejar en claro de qué lado está su gestión, qué defiende y qué propone. Las primeras dos consignas las cumplió con creces; en la última planteó en todas las áreas más de lo mismo, convencido de que el camino que está recorriendo no amerita volantazos ni retrocesos.
Volvió a presentarse como un duro, ubicó en el centro de su discurso al orden en el espacio público (ya no la austeridad y el orden en las cuentas públicas, que las mandó a las últimas carillas) y confrontó, sin citarla, con la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que denunció en la Justicia su política contra los cuidacoches. “Me tildan de sheriff, de insensible, de que me excedo en mis atribuciones”, dijo, casi como si le agradara que lo describan así. Y en otro tiro por elevación a la comisión presidida por el Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, calificó a los integrantes de la Patrulla Municipal de “héroes”, el título honorífico que también suele repartir Milei en sus discursos.
Avisó que no diría nada nuevo, porque insistiría en “priorizar la vida, la propiedad y la libertad”, otra palma en la espalda del Presidente.
Aunque es verdad que hace tiempo es partidario de bajar la edad de imputabilidad, Montenegro aprovechó la apertura de sesiones para volver a mostrarse en sintonía con el proyecto que el Gobierno nacional busca apurar en el Congreso tras el crimen de Kim Gómez, la nena de 7 años asesinada en La Plata.
Trazó además una línea de puntos entre el desalojo de las tierras de El Marquesado en 2023 y el incendio de hace 10 días en aquella zona: “Esto es responsabilidad absoluta de grupos que, con la excusa de sus ideales, nos arrastran a todos a su caos poniendo en riesgo vidas y propiedades”.
A Axel Kicillof lo raspó en más de un pasaje. El primero: cuando advirtió que “no se puede seguir gastando millones en relatos sobre la ampliación de derechos”. El segundo: cuando volvió a reclamar el pase de Punta Mogotes a la órbita del municipio. El tercero: cuando afirmó que la Provincia “sigue recortándole fondos a Mar del Plata” y puntualizó que la coparticipación “se redujo un 5% desde 2019”.
A la oposición la acusó de defender “a los travestis que habían tomado la calle” en el debate sobre la prostitución en la vía pública, le reclamó dejar de “militar” por una deuda de Punta Mogotes de la época de la dictadura y le dedicó una de las chicanas más incisivas: mencionó como sus jefes políticos a “Sergio Massa, Fernanda Raverta, Juan Grabois y Axel Kicillof”, cuando se sabe que Grabois no maneja ningún bloque del Concejo y ya no cuenta con ningún concejal que le responda. Y que el gobernador, en lugar de “jefe político”, es el referente que eligió Acción Marplatense en este tiempo.
Otra estocada la dio al mencionar, entre las “zonas destinadas al entretenimiento”, a “toda el área del Faro”, después de que el año pasado una de las batallas legislativas fuera la del permiso para instalar un bar de gin en ese sector, un sitio emblemático para las organizaciones de derechos humanos.
Diego García, de Unión por la Patria, y Horacio Taccone, de Acción Marplatense, ayer, tras el discurso de Montenegro.
Tuvo, sin embargo, un reconocimiento para el Concejo. Le asignó un “papel clave” en el desarrollo del sector industrial, sobre todo en el completamiento del Parque Industrial y la creación del segundo. También en la generación de áreas específicas para desarrollos inmobiliarios y en la “consolidación” del Distrito Tecnológico, el de Arte y Diseño y el del Parque de los Deportes con la licitación del estadio José María Minella y el Polideportivo. Habría que revisar a qué llama consolidación.
Las empresas que se instalaron en el último tiempo en Mar del Plata se explican, según Montenegro, en “las reglas claras”, la “previsibilidad” y el “modelo de ciudad que incentiva la inversión privada”. Se adjudicó así la llegada de Coto, Starbucks, Dexter, Kentucky y Dandy, y las próximas de Hard Rock Café y Decathlon.
El intendente planteó que su gobierno sentó “las bases para un desarrollo ordenado, dejando atrás el estancamiento y la oscuridad”. El cuestionamiento para las administraciones anteriores está focalizado, de acuerdo a su lógica, en la de Gustavo Pulti, el aliado de la primera gestión que devino detractor en la segunda. ¿Alcanza a la de Carlos Arroyo? Al intendente parece no importarle lo que se interprete al respecto. De hecho, también se acordó de la primera gestión de Juntos por el Cambio cuando, por fuera de lo que tenía escrito, le reprochó a sus exponentes el reclamo de las vacaciones no gozadas.
Al Concejo le asignó un “papel clave” en el desarrollo del sector industrial, sobre todo en el completamiento del Parque Industrial y la creación del segundo.
Montenegro no anunció el envío de ningún proyecto de ordenanza. No dio pistas sobre lo que pasará con el transporte, cuyos contratos vencen en diciembre. Tampoco sobre la recolección de residuos (expira en enero de 2026). No anticipó si buscará cubrir las vacantes en los Juzgados de Faltas, no comentó novedades sobre las compensaciones por las excepciones a las empresas constructoras y tampoco, a pesar de su lucha contra los “trapitos”, contó si le sigue interesando regular por ordenanza a los cuidacoches.
En sus 16 carillas no hizo alusión a los reclamos del sector pesquero, no pronunció el nombre de Javier Milei y solo aludió al Gobierno nacional para destacar la coordinación de la Secretaría de Seguridad con las fuerzas provinciales y nacionales. No hubo agradecimientos, pero mucho menos reproches.
Emiliano Recalt y Cecilia Martínez, concejales de La Libertad Avanza.
De todos modos, dejó para el final lo que podría interpretarse como su principal mensaje para La Libertad Avanza: “Cuenten conmigo para patear el hormiguero”. Lo que había dicho la semana pasada en un posteo sobre Hamas lo trasladó al plano doméstico: “En política no hay términos medios”. Enseguida ratificó la necesidad de una alianza electoral que incluya a los libertarios: “Los que creemos en esto tenemos que estar del mismo lado”.
En los días previos, las especulaciones sobre su futuro político se acentuaron a partir de una escapada a la Casa Rosada, donde mantuvo dos encuentros: uno con el asesor presidencial Santiago Caputo y otro con el vicejefe de Gabinete, Lisandro Catalán.
El intendente venía de resistir, junto con algunos otros miembros de la mesa nacional del PRO, un comunicado partidario contra la designación por decreto de Ariel Lijo en la Corte Suprema de Justicia. Es un asunto que lo mostró desde el primer momento en la vereda opuesta a Mauricio Macri, lo que quedó más en evidencia la última semana, cuando el líder partidario se expresó en contra del nombramiento de Lijo y aclaró que la mayoría de los suyos comparte su visión.
No es lo único que los distancia. Macri dice que Milei “está mal rodeado” y Montenegro sale de una reunión del PRO y se va a una cita con el principal exponente del entorno presidencial. La imagen que da (¿la que quiere dar?) es la de estar más cerca de Milei que de Macri.
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