El campo volvió a escena con el conflicto en Vicentin, pero las internas rurales no se pueden tapar bajo la alfombra. Las presiones al -y del- Gobierno.
Dicen las abuelas que las apariencias, engañan. Estos últimos días, el campo parecía abroquelarse en un mismo reclamo: un rechazo, rotundo, a la intervención de Vicentin. Pero, al interior, la Mesa de Enlace se resquebraja. Las cuatro patas de la entidad (Sociedad Rural, Coninagro, Confederaciones Rurales y la Federación Agraria) no ceden sus posiciones y las internas, por ende, van en continuo aumento. La única base que las une es, nada menos, que el reclamo uniforme frente al Gobierno.
Daniel Pelegrina, presidente de la Sociedad Rural (SRA), fue uno de los primeros en romper el silencio. “La decisión sienta un precedente que alarma”, expresó, tan solo unas horas después de la conferencia de Alberto Fernández con la senadora Anabel Fernández Sagasti, Matías Kulfas y el ¿ya interventor? Gabriel Delgado.
El mandatario de la SRA, ingeniero agrónomo de la UBA, pertenece a la rama de los lácteos dentro del mundo rural. Hizo todas las inferiores en la Sociedad Rural (del ateneo juvenil, a coordinaciones y secretarías) hasta ubicarse en el despacho más grande de la sede de avenida Sarmiento 2704, en pleno corazón de Palermo. La jugada del Ejecutivo en Vicentin lo colocaba como una de las voces que los medios deseaban escuchar. Paciente, el mendocino charló con casi todos, bajo un mismo objetivo: ser el ‘portavoz’ del campo.
“El campo ya está pasado de impuestos y hay que ver cómo disminuirlos”, intentó remarcar en el raid mediático.
Pero no solo los flashes apuntaron al dos veces presidente de la SRA. Justamente otra medida del gobierno, la Asistencia al Trabajador y la Producción -mejor conocido por sus siglas, ATP– agitó las aguas en la Mesa de Enlace. Con una filtración ¿interna? se conoció que la propia Sociedad Rural había aplicado para que el Estado subsidie el salario de los empleados durante el aislamiento obligatorio.
La Confederaciones Rurales Argentina (CRA), por caso, no se la dejó pasar. “Es un tema que lo tocamos en la Comisión Directiva. Decididamente todos dijimos que de ninguna manera vamos a pedirle un peso al Estado“, cargó Jorge Chemes, presidente la entidad rural.
Adentro de la Confederación, la creencia es una sola: la asistencia gubernamental durante la pandemia es un arma de doble filo a la hora de sentarse a negociar. Pero va más allá de eso. La CRA quiere levantar la bandera de ser los más opositores al gobierno de los Fernández. Esa posición funciona como mecha que prende rápido en la población rural.
Pelegrina, por su parte, trató de restarle importancia al cruce. Sabe del propio peso de la Sociedad Rural -económico y político- pero también reconoce la territorialidad de la Confederación, con 35.000 productores dispersados en 12 millones de hectáreas. En el entorno del mendocino, también apuntan contra el ex ministro de Agroindustria (y antecesor de él, en la SRA), Luis Miguel Etchevehere. “Quiere verlo tambalear”, resumen, por lo bajo, en la entidad.
Las otras dos patas de la Mesa de Enlace
Para Carlos Iannizzoto, de Coninagro, la intervención de Vicentin podría ser la posibilidad real para distanciarse de las otras agrupaciones. El también mendocino -abuelo de 19 nietos- marcó la cancha, al insistir que la situación en la cerealera podría ser el puntapié inicial para una alianza entre las cooperadoras y los gigantes exportadores.
Así, el énfasis de Iannizzoto -de firme carrera en Fecovita, la agrupación vitivinícola- sobre la empresa santafesina fue la insistencia para “preservar la fuente de trabajo”. Un mensaje similar al que bajó desde la Rosada.
No es el único punto de encuentro con el Frente de Todos. La entidad tiene línea directa con el Ministerio de Agricultura que conduce Luis Basterra. No son pocos los que recuerdan que Julián Echazarreta, segundo del ministro como secretario de Agricultura, viene de la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA), entidad adherida a Coninagro.
La Federación Agraria Argentina (FAA), también trató definir el rumbo de los próximos años. Con los vastos intentos de despegarse de Eduardo Buzzi -su ex presidente, ahora “albertista“- la institución que comanda Carlos Achetoni puso sus ojos sobre la situación de los proveedores que vendían a Vicentin. Por ende, la agrupación rural insistió en la protección de los productores y pidió por más participación de ese universo.
Cabe recordar que el reclamo histórico de la Federación no era por quitar las retenciones, sino, por lograr alícuotas segmentadas entre grandes y pequeños productores.
De reuniones y presiones
No son todas peleas. La hermandad de la Mesa de Enlace se genera cuando los cuatro dirigentes se sientan a negociar con el Ejecutivo. Habría que preguntarle, sino, a Miguel Pesce -presidente del Banco Central- quien mantuvo una reunión, los últimos días, con Pelegrina, Iannizzotto, Achetoni y Chemes.
Los dirigentes – y sus vices- le recordaron al funcionario que, en plena pandemia, la compra de fertilizantes y herbicidas se daba con un precio atado al dólar blue (que incluye el impuesto PAÍS) y no al oficial de importación. La Mesa de Enlace salió de la reunión con la misma promesa: el Gobierno iba a poner la lupa sobre ese mercado.
Eso sí, Pesce tampoco se quedó con la sangre en el ojo. Ante la insistencia de eliminar los distintos tipos de cambio, el presidente del Central insistió en que sólo habría un cambio si el volumen de las exportaciones aumenta a 90.000 millones de dólares. Un 50% más que la actualidad.
Comentá la nota