La municipalidad a cargo de Víctor Aiola tuvo la brillante idea de limpiar las aceras de la calle céntrica de Chacabuco con un automóvil que vertió agua con lavandina. Los peligros de utilizar un vehículo dedicado a fumigaciones.
En el marco de la pandemia del COVID-19, los municipios del interior bonaerense se encuentran adoptando diferentes acciones para frenar el avance del virus. Chacabuco es una de esas localidades y por eso su intendente, Víctor Aiola, entendió que la desinfección de los espacios públicos debía realizarse en forma obligada.
En este sentido, durante la semana que pasó se observó que un camión comenzó a verter agua con lavandina diluida por las veredas de la calle Alsina, la más céntrica de la ciudad. Hasta ahí la actividad parecía ser un buen ejemplo para que comunas vecinas la tomasen en cuenta, pero la implementación no fue la mejor.
El producto que buscaba limpiar de cualquier virus a los espacios públicos más transitados de Chacabuco fue dispersado en un camión que habitualmente realiza tareas de fumigación en zonas rurales. Más allá del lavado del vehículo que se habría realizado, es de público conocimiento lo dañino que esas sustancias son para los ciudadanos que habitan regiones donde este tipo de sustancias se esparcen.
El camión habría sido prestado por productores que hacen caso omiso a las recomendaciones de ambientalistas y que fumigan sus hectáreas con productos denostados por el impacto que causa en los vecinos de cualquier comunidad.
Es de público conocimiento que muchos de los productos con los que se rocían las cosechas impactan en la sociedad más cercana, produciendo enfermedades graves que según expertos provocan hasta la muerte.
Sin embargo, la municipalidad hizo caso omiso a las críticas y, en su afán de mostrar actividad en el contexto de emergencia sanitaria, realizó una fumigación que puede terminar siendo perjudicial porque, más allá del lavado del vehículo, que en la jerga rural se conoce como “mosquito”, los pesticidas se impregnan en el mismo y su higienización es muy compleja.
Vecinos que se comunicaron con este medio explicaron que se está haciendo un mal uso de los productos y que, además, puede mejorarse la optimización de la lavandina diluida a través de mochilas o regadores que permitan higienizar zonas más contaminables, como bancos u otros espacios donde la gente concurre masivamente.
Comentá la nota