El presidente del bloque de diputados provinciales del Frente de Todos y referente de La Cámpora habló con La Tecla de la campaña que motorizan para “desproscribir” a la vicepresidenta que, asumen, está “perseguida por un poder enquistado“. El deseo que sea candidata y el presente de la organización K.
¿Se puede decir que están en medio de un operativo clamor para que Cristina Fernández sea candidata?
-En realidad estamos saliendo a discutir, de cara a la sociedad, cómo está siendo condicionada la democracia argentina. Nosotros lo decíamos en las conferencias de prensa que dimos en la Legislatura, en el marco de lo que fue el atentado de la vicepresidenta y después en el marco del fallo judicial contra ella, que hay un poder que se ha enquistado en la vida institucional y democrática de la Argentina que condiciona la democracia. Y la forma que encuentran es atacando a quien es la principal líder del campo nacional y popular, que es Cristina Fernández de Kirchner, condicionándola de cara a un año electoral.
Y ante ese escenario, el peronismo, el campo nacional y popular, no se puede quedar callado, siendo funcional con su silencio a un condicionamiento de la democracia, porque al proscribir a la principal líder del campo nacional y popular, del peronismo, de gran parte de los gremios, de movimientos culturales, sociales, organizaciones políticas, están de alguna manera condicionando la democracia. Me parece que esa es la discusión que estamos dando, en función de lo que se empieza a desplegar este año, en donde se eligen los representantes de los poderes ejecutivos nacional, provinciales y municipales. Me parece que también, a 40 años de la democracia, es un debate que toma otro sentido.
¿Pero por qué hablan de proscripción? En realidad, nadie dice que ella no puede ser candidata. Es la propia Cristina quien se bajó de una eventual candidatura.
-Nosotros hablamos de proscripción porque es una lógica que se viene pergeñando desde hace mucho tiempo. Cuando vos sos blanco de un ataque sistemático de los medios de comunicación, cuando sos blanco de un ataque sistemático de causas judiciales que una vez cerradas se vuelven a reabrir, cuando sos blanco de un ataque sistemático de un sector de la oposición que tiene un ensañamiento personal con Cristina Fernández de Kirchner, es algo que no se generó de un día para el otro. Se va construyendo un imaginario; primero se estigmatiza, después se generan causas y después ya hubo hasta intentos de matarla. Me parece que no es algo que se pueda subestimar.
La proscripción está cuando se la intenta anular el mapa político de la democracia argentina a Cristina Fernández de Kirchner y al kirchnerismo. Y esto no podemos negarlo, porque existe. Cotidianamente existen mecanismos de proscripción mediáticos, judiciales, políticos y, a su vez de tipo personales. Entonces, me parece que eso no puede pasar desapercibido. ¿A qué otro dirigente se lo persigue con el mismo ensañamiento que se lo hace a Cristina? A ninguno. Porque, como lo decíamos hace un tiempo en la Legislatura, este poder mafioso que se ha enquistado en la vida institucional argentina, o te protege o te persigue. Si sos funcional a sus intereses te protege; si lo interpelás, le ponés nombre y apellido a quienes operan en la sombra, si atacás esos intereses minoritarios, probablemente seas blanco de persecución. Y quien expresa con más claridad los intereses nacionales y populares, que tuvo dos gestiones que son valoradas por el pueblo argentino y que tiene todavía grandes chances de volver a gobernar el país, porque el pueblo la considera la esperanza única de esas transformaciones, es Cristina Fernández de Kirchner. Y por eso que la persiguen a Cristina.
Por ese motivo, quienes tenemos cierta responsabilidad política o institucional, no le podemos esquivar al debate. Tenemos que ponernos en el centro de la escena y también acumular políticamente en función de esta discusión, que es central en Argentina. Porque si en la democracia argentina no podemos tener dirigentes que representen estos intereses, porque un poder mafioso los quiere sacar del mapa, estamos discutiendo otras condiciones. Tenemos que dar esa discusión y no solamente una discusión endogámica en la política y en las organizaciones, sino de cara a los vecinos, en las unidades básicas, en la sociedad de fomento, en los barrios, en las diferentes actividades de gestión. Es un debate central en este año en Argentina, en la provincia de Buenos Aires y en los municipios.
-¿Crees que la pueden llegar a convencerla y revierta su decisión de no presentarse como candidata, ya sea para la presidencia o como senadora por la provincia de Buenos Aires?
-Yo creo que tenemos que generar las condiciones para que ella pueda aparecer. Después, por supuesto, uno no es quién para opinar sobre las decisiones personales, pero cuando Cristina caracteriza esta situación como una proscripción lo que está diciendo es que hay un cierto poder mafioso, enquistado en la vía institucional del país, que le impide ser candidata. Entonces, nosotros tenemos que generar las condiciones para que ella pueda serlo. Si después ella decide ser, no ser, esa es una decisión que está en el plano de la vida personal. Nosotros tenemos que trabajar para que Cristina pueda ser candidata y sea la próxima presidenta de Argentina.
-¿La Cámpora se siente acompañada en esta cruzada o crees que están demasiado solos?
-Hay un acompañamiento que gradualmente va creciendo, porque esto no es una cruzada de La Cámpora. Nosotros, además de pertenecer a una organización política que tiene un gran grado de despliegue territorial y de construcción política, participamos de una discusión que están dando también los ciudadanos, los vecinos, porque hay una gran adhesión popular a Cristina Fernández de Kirchner. Y la verdad es que sería una frustración para muchos vecinos y vecinas que siguen creyendo en la política y en la democracia no poder encontrar figuras como la de Cristina Fernández de Kirchner en una expresión electoral. En ese marco, cuando se va convirtiendo esto en una discusión que está instalada en la gente, todos los sectores políticos van acompañando. Sectores del sindicalismo, de las organizaciones sociales, de las diferentes expresiones que componen el Frente de Todos y de las diferentes variantes que tiene el peronismo y el campo nacional y popular, gradualmente se van sumando a este eje de discusión, que va a ser central en este año electoral. No podemos dejar al pueblo rehén de estas mafias.
-Si no está Cristina en la boleta, por más que sea la ordenadora política, ¿para los intereses de La Cámpora de ganar territorialidad, de poner más candidatos, es un problema?
-No, no es un problema. Nuestra organización política no dejó de crecer en términos de acumulación, inclusive siendo oposición en la provincia de Buenos Aires, en Argentina, en los diferentes municipios. Recordá que muchos dirigentes, inclusive algunos del peronismo, dijeron en algún momento, a partir del 2015, que nuestra organización iba a desaparecer porque ya no manejábamos la conducción del Estado nacional, provincial e inclusive de muchos municipios. Sin embargo, esa organización tuvo la capacidad no solamente de crecer, sino de ser una fuerte oposición al gobierno de Macri, inclusive construir una alternativa de gobierno que logró recuperar los destinos del Estado nacional, que recuperó la provincia de Buenos Aires y que recuperó varios municipios.
Me parece que el desarrollo de La Cámpora, del kirchnerismo, del campo nacional y popular, en el que Cristina va teniendo cada vez mayor grado de centralidad, va a ir creciendo en la medida que esos intereses se ven representados por los dirigentes y que los dirigentes estén a la altura de las circunstancias de lo que demanda el pueblo. No pasa por ser o no candidatos. Reducir la discusión a una cuestión netamente electoral es no ver el panorama político de una discusión institucional que se debe a la Argentina, que es mucho más profunda.
-Teniendo en cuenta que La Cámpora surgió como una organización juvenil y ahora sus líderes ya no son juveniles, ¿faltó un trasvasamiento generacional, o no?
-No. Hay muchísimos jóvenes que participan de la organización y que tienen niveles de protagonismo en la vida política. Inclusive te diría que no hay ninguna otra fuerza política que se asemeje a La Cámpora en el componente juvenil de su integración, en la mística, en la capacidad de organización, en el despide territorial. Todavía no existe. Y han tenido la posibilidad las demás fuerzas políticas de construir fuertes liderazgos juveniles o cuadros políticos en la juventud, y hoy no lo tienen. Y sigue siendo el kirchnerismo, sigue siendo La Cámpora, sigue siendo el campo nacional y popular, que contiene a varias organizaciones, quienes convocan a los jóvenes a ser actores de transformaciones a través de la militancia política. Eso va a seguir existiendo. Por eso es el grado de preocupación que a veces tiene el poder real del desarrollo de nuestra organización; y por eso se establecen estrategias de estigmatización de nuestros dirigentes; y por eso se la quiere anular del plano institucional de la Argentina a esta expresión política.
-¿El acto de marzo ya está confirmado?
-Bueno, fue la propia Cristina la que en su última intervención pública habló el 24 de marzo de este año, donde se cumplen 40 años de la democracia, y donde planteó que el eje de la convocatoria y de la movilización tiene que ser la dicotomía entre la democracia y las mafias. Me parece que en sus palabras quedó ya casi sellado el título con la cual va a ser convocada esa gran movilización del 24 de marzo. Y, por supuesto, hay muchas organizaciones que ya están pensando en esa fecha como una fecha donde se va a expresar esta discusión pública, y que va a convocar a todos los sectores: sindicales, políticos partidarios, organizaciones sociales, que ya tienen esa fecha como central para hacer una gran movilización
-¿En el éxito de esa movilización se pone la piedra basal para romper esta proscripción que ustedes dicen que hay sobre Cristina?
-No solamente. Por supuesto va a ser un hecho central e importante, pero va a estar en la capacidad que tengamos cada uno de los militantes de generar los ámbitos para dar la discusión de cara al pueblo. Me parece que es muy importante que esto no sea una discusión endogámica, sino que tiene que ser una discusión que involucre al vecino de a pie, al pequeño comerciante, a las Pymes, a los pequeños productores; que exceda a la militancia orgánica.
Esta es una discusión que se tiene que dar en el seno del poder argentino, y quienes tenemos responsabilidad institucional somos los que debemos ser los vasos comunicantes entre ese pueblo, que está hoy con grandes demandas económicas y sociales, y la posibilidad de expresarlo después electoralmente. Nosotros tenemos que trabajar este eje de discusión, que la democracia nos permita expresarnos libremente con los dirigentes que el pueblo elige, y que ese dirigente después tenga la capacidad de realizar las transformaciones que ese pueblo necesita sin ser perseguido, sin ser estigmatizado, sin sufrir intentos de asesinato como le sucedió a Cristina Fernández de Kirchner. Me parece que ahí está la clave. No se va a reducir solamente a la movilización del 24 de marzo, sino que debe darse en todos aquellos ámbitos y dispositivos que podamos construir en el transcurso de todo el año, para dar esta discusión con todo el pueblo.
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