En la extremaderecha creen que la falta de candidatos propios en las provincias no afectará la performance. La exministra de Seguridad no descarta apoyarlo si pierde en las PASO de JxC.
Por: Claudio Mardones
Hace una semana, cuando el presidente Alberto Fernández lo comparó con Adolf Hitler, Javier Milei se tomó un tiempo para contestar. No lo hace a menudo, pero las críticas sobre sus coincidencias con la ultraderecha lo obligaron a romper el silencio. Antes recibió un mensaje de solidaridad de la titular del PRO, Patricia Bullrich, que salió a defenderlo por las redes y luego le envió el mensaje por whatsapp para ponerlo al tanto. El economista se lo agradeció y después salió a pelearse con el jefe de Estado para tratarlo de «ignorante».
Cerca del líder de La Libertad Avanza (LLA) aseguran que «más allá de este tipo de cuestiones y del respeto mutuo, no hay un dialogo abierto, por lo menos por el momento» con Bullrich. En el entorno del diputado detallaron a Tiempo que con el expresidente Mauricio Macri pasa algo similar. «No habla con él desde el año pasado, cuando compartió el encuentro en la quinta Los Abrojos y después tuvo dos o tres encuentros más vía zoom, a través de Alberto Benegas Lynch», explicaron. Sin embargo, en el PRO sostienen que los contactos son cada vez más estrechos y están motorizados por el escenario que están dibujando las encuestas en esta etapa de «precampaña».
De acuerdo a las estimaciones que consumen en cada fuerza política, se está cristalizando, tal como contó este diario, un escenario de tres tercios camino a las PASO de agosto, donde la ultraderecha estaría arañando los 25 puntos.
En el equipo de Milei prefieren no mostrar sondeos. Para comunicar en medio de la competencia sólo se valen de los promedios que consumen las demás fuerzas políticas y las encuestas que publican las consultoras. Hablan de 23 puntos de intención de voto a favor de Milei a nivel nacional y un promedio del 20% en los sondeos de la Provincia de Buenos Aires. «Advertimos que dejó de ser un fenómeno juvenil y es transversal a nivel social. No solo en clase media sino también en clase baja. Hoy las mediciones en el conurbano son buenas porque le estamos comiendo votantes al oficialismo, especialmente en el sector más volátil ideológicamente», opinaron en LLA mientras capitalizan las conclusiones que difunden consultores de distinto pelaje.
Unos hablan de la consolidación de un caudal que no baja de los 20 puntos y crece hacia los 25 y otros aseguran que evoluciona «un tsunami» a favor de la ultraderecha que crece por desencanto y por la idea del castigo a los políticos tradicionales. Con cada lectura beneficiosa, en el equipo de Milei se entusiasman mucho. Ponderan una proyección que lo instala desde la Capital a distintas provincias y sin tener candidatos propios. Se trata de un escenario que asoma inesperado para la ultraderecha argentina en comparación con cuatro años atrás, pero que se construye en la mitad de un semestre marcado por el incremento de la inflación, los errores no forzados de la interna oficialista y el reciente sobregiro del ministro de Seguridad, Sergio Berni, que el lunes pasado fue atacado a golpes por un grupo de colectiveros que repudiaron su presencia luego del asesinato del chofer Daniel Barrientos.
El desasosiego que se respira en estos días en el oficialismo es el combustible que aumenta las expectativas para la ultraderecha que lidera Milei. En JxC siguen pensando que su posicionamiento anticipado podría desinflarse cuando se acerquen los comicios nacionales, pero en La Libertad Avanza creen lo contrario. Se aferran al escenario de los tres tercios después de las PASO de agosto y estiman que el economista podría llegar bien a la primera vuelta y pasar a un balotaje. «Aparece la posibilidad de llegar a la segunda vuelta y se analiza la posibilidad de un triunfo. Sin ir más lejos, Javier esta convencido de que gana», resumió un colaborador que reporta al precandidato y a su hermana, Karina, poseedora de las riendas de todo el armado electoral.
Esos cálculos son los que alimentan las conexiones con Bullrich antes de las PASO, pero como una ventana de posibilidades para confluir en caso de que exista una segunda vuelta o como un puente salvavidas invaluable en caso de que la titular del PRO pierda en las primarias con Horacio Rodríguez Larreta. Si Bullrich es derrotada en las PASO y naufraga, su candidatura presidencial podría plegarse a Milei. Si gana, multiplicaría sus guiños con Milei. En LLA prefirieron no hacer comentarios sobre las versiones que retumban en el partido amarillo mientras incomodan a larretistas y entusiasman al bullrichismo. Tampoco hablaron sobre el riesgo de que su exsocio, el diputado José Luis Espert, compita como precandidato presidencial dentro de las PASO de JxC para frenar la tracción de votos hacia Milei.
Dentro del espacio de ultraderecha analizan que no es tan importante la instalación de los candidatos en cada provincia. Están convencidos de que «lo más fuerte» será el peso «del candidato de Milei». Con ese argumento minimizan la ausencia de un aspirante propio en territorio bonaerense y en los principales distritos. En Buenos Aires «presentará candidatos a la gobernación y para las ocho secciones electorales para la Legislatura. También va a estar en condiciones de presentar candidatos para 110 o 120 municipios de los 135 que tiene la Provincia».
La ausencia de un aspirante propio multiplica los interrogantes sobre la posibilidad de una negociación entre Milei y el abogado penalista Fernando Burlando, que lanzó su precandidatura como gobernador para disputar ese mismo voto de ultraderecha en la Provincia. «Con Burlando no hubo contactos. Sólo fue un rumor y no hubo más contactos. Está descartado», sentenciaron en LLA. La estrella del letrado se está apagando luego de filmar su primer spot con la presencia de José Luis Auge, uno de los condenados a cadena perpetua por el asesinato del reportero gráfico José Luis Cabezas. El abogado fue su defensor y la revelación hirió su campaña en pleno arranque.
El otro foco de atención es Ciudad: toma fuerza la posibilidad de que las PASO sean elecciones concurrentes en la Capital, donde habría, en el mismo día, una votación en papel para las nacionales y otra con boleta única electrónica para jefe de Gobierno. En el equipo de Milei creen que la eventual existencia de dos urnas no pone en riesgo el efecto arrastre a favor del legislador porteño Ramiro Marra como competidor de los aspirantes de JxC. En el larretismo estiman lo contrario. Defienden esa salida para limar el posible crecimiento de LLA en la Legislatura.
Al igual que sus demás competidores presidenciales, Milei se está preparando para intervenir en los comicios desdoblados que se extenderán por todo el país en los próximos meses. En cada caso será un examen para su precandidatura porque hasta ahora el diputado sigue siendo un emergente muy porteño con fortaleza en el AMBA.
Dentro de dos semanas comenzará a mostrarse en La Rioja para respaldar a Martín Menem, sobrino del expresidente y aspirante a gobernador. Se medirá el 7 de mayo con el peronista Ricardo Quintela. Para Milei será una forma de abrazarse al apellido y hacer una reivindicación directa de su política en su tierra originaria. Cuando concluyan esos comicios al diputado de ultraderecha le quedará una semana para hacer campaña por Ricardo Bussi, que peleará por la gobernación con una reivindicación renovada de la «mano dura» policial y el libre uso de armas. El hijo del genocida Antonio Domingo busca transformarse en un paradigma de la ultraderecha norteña y Milei ya comprometió todo su respaldo.
El año pasado en JxC auguraban que en cada provincia Milei afrontaría las consecuencias de cargar con «el tren de los muertos vivos». Lo pronosticaban por la adhesión de las ultraderechas provinciales, en su mayoría reivindicadoras de la dictadura, negacionistas de los delitos de lesa humanidad y promotoras de la mano dura. El caso de Bussi es paradigmático pero, a contrapelo de los vaticinios, hasta ahora no le restó votos.
El tema está en el foco de los consultores pero sigue siendo materia de análisis. Con esa trastienda, la diputada de ultraderecha Victoria Villarruel, que maneja toda la agenda parlamentaria de Milei, rompió el silencio en la última sesión de la Cámara Baja que se concretó el martes 28 de marzo. Volvió a hacer una durísima reivindicación de la dictadura y relativizó los 30.000 desaparecidos. La intervención cobró notoriedad por el repudio de los presentes y en especial de la diputada del PTS, Myriam Bregman. Sin embargo, tal como sucede por ahora en la arena electoral, Villarruel y Milei siguen sin pagar costos políticos por sus reivindicaciones de ultraderecha. Mientras tanto, se ilusionan con un bloque superior a los 20 miembros en la Cámara Baja a partir del 10 de diciembre. Hoy son dos y llegan a tres si suman a Carolina Píparo, que ya no coordina con Espert y armó un monobloque.
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