Cerca del final del juicio, 48 testigos apuntalaron la acusación contra Mangeri

Cerca del final del juicio, 48 testigos apuntalaron la acusación contra Mangeri

Los médicos sostuvieron que los arañazos que tenía el imputado eran compatibles con signos de defensa; había ADN suyo bajo una uña de la chica

Durante las 21 audiencias del juicio oral que se desarrollaron hasta ahora contra Jorge Mangeri, 48 testigos avalaron la hipótesis que lo coloca como el presunto homicida de Ángeles Rawson, ocurrido el 10 de junio de 2013 durante un intento de abuso sexual en el edificio de Ravignani 2360, en Palermo.

Entre esos 48 testigos figuran siete médicos que revisaron al portero y aseguraron que las 34 lesiones que Mangeri tenía en su cuerpo serían compatibles con arañazos de defensa. También, los genetistas Daniel Corach (UBA) y Enzo Canónaco (Cuerpo Médico Forense), que encontraron ADN del acusado bajo la uña del dedo índice derecho de la víctima, y Primarosa Rinaldi de Chieri (Asociación Argentina de Genética Forense), que halló rastros genéticos del imputado en la soga, el hilo de yute y los cordones con los que fue atado el cuerpo de Ángeles.

Integran esa lista, además, los peritos del Cuerpo Médico Forense que concluyeron que los hematomas que tenía la víctima denotaban su intento de resistirse a ser violada. Los médicos Roberto Cohen y Oscar Losetti afirmaron que Ángeles fue asesinada mediante un mecanismo de estrangulación y sofocación, en menos de cinco minutos, y que estaba sin vida cuando el homicida la arrojó al contenedor de basura.

Estos peritos revelaron que el cadáver presentaba livideces y tres marcas de ataduras post mórtem, lo que indicaría que el asesino ocultó el cuerpo durante más de cuatro horas, supuestamente en algún lugar del edificio de Ravignani, antes de prepararlo para sacarlo sin que nadie lo advirtiera.

Según los fiscales Fernando Fiszer y Sandro Abraldes y el abogado de la familia Rawson, Pablo Lanusse, las lesiones halladas en el cuerpo del portero le habrían sido provocadas por Ángeles en un intento por defenderse de Mangeri cuando la atacó, en el edificio, a las 9.50 del 10 de junio.

Los médicos de la Policía Federal Alfredo Sapag, Sandra Berlusconi, Matías Pérez Dávila, Jorge Muhamad y Gerardo Decanio, que revisaron a Mangeri la madrugada del 15 de junio de 2013 en la fiscalía de Tucumán al 900, cuando se interrumpió su declaración testimonial y quedó acusado del homicidio, corroboraron la existencia de las 34 lesiones y sostuvieron que había quemaduras que serían compatibles con un "intento de enmascarar los arañazos".

Esas lesiones también fueron halladas en el cuerpo de Mangeri por el médico Fernando Troisi, quien revisó a Mangeri a su ingreso en el penal de Ezeiza. En tanto, el médico Jorge Quiroga se refirió a "las lesiones en la pierna izquierda de Mangeri". Recordó que la lesión denominada con el número 33, que el portero tenía sobre la cara externa de la parte superior de la pierna, se presume que fue causada por un arañazo de Ángeles cuando el imputado estaba con los pantalones bajos.

Quiroga también describió las lesiones compatibles con el intento de abuso sexual que Ángeles tenía en su cuerpo. Esta conclusión fue corroborada por al menos dos testigos, el comisario Walter Pérez y José Fiordolino, jefe de seguridad de la Ceamse, que escucharon al médico que revisó el cadáver de Ángeles en la cinta transportadora y que sostenía que la habían violado.

HECHOS PROBADOS

En los más de tres meses del debate que comenzó el 18 de febrero pasado se pudo probar que, el 10 de junio de 2013, Ángeles salió de la clase de educación física en el predio de Concepción Arenal y Cramer; que llegó al edificio de Ravignani 2360, pero no ingresó en el departamento de la planta baja en el que vivía. También, que su cadáver fue hallado al día siguiente, en una cinta transportadora de la planta de tratamiento de residuos de José León Suárez.

Hubo dos testigos que aportaron elementos que servirían para develar el misterio de cómo llegó el cuerpo de Ángeles a la Ceamse. Según el comisario Ricardo Juri, jefe de Homicidios de la Federal, se habría establecido que el camión en el que fue trasladado el cadáver de Ángeles hasta la planta de José León Suárez "no era de la zona de Palermo, donde vivía la víctima, sino que tenía que ser uno de los últimos en llegar a la planta de Colegiales". El detective señaló que esos camiones recolectores realizan el recorrido "de la zona que tiene como eje la avenida Balbín hasta la General Paz, en Núñez".

Esta hipótesis fue corroborada por un barrendero de apellido Pérez, que el 12 de junio de 2013 encontró el cuaderno de comunicaciones de Ángeles en la colectora de la General Paz, cerca del puente de Balbín.

Eso coincidiría con el recorrido que habría realizado Mangeri el día del homicidio de Ángeles, cuando salió de Ravignani 2360 hacia la casa de sus suegros, en Pacheco, donde fue a buscar a su esposa, Diana Saettone.

Al menos seis testigos, cinco de ellos vecinos del edificio, revelaron haber escuchado quejas de dos empleadas domésticas y de una niñera que trabajaron en el inmueble: decían que el portero las invitaba a bailar o las perseguía por la calle. Todos aclararon que esas insinuaciones no convertían a Mangeri en asesino. Mientras que María Esther Hernández, encargada de ventas de una inmobiliaria de la zona, dijo que el encargado le ofreció dinero para que tuviera sexo con ella.

En su indagatoria, Mangeri quedó complicado al hablar de la causa de sus 34 lesiones, que atribuyó tanto a accidentes domésticos como a apremios policiales para que confesara.

Sobre esto, Alejandro Murdoch, el oficial de la Unidad 28 del Servicio Penitenciario Federal que funciona en la sede de los tribunales, afirmó que cuando lo recibió en la alcaldía, el día de la detención, Mangeri le dijo que esas lesiones se las había "autoprovocado con un encendedor". El agente penitenciario recordó que el acusado "lloraba y decía que había sido un accidente" el crimen..

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