Frustrado en sus esperadas dimensiones por el diluvio, el acto derivó en una dura cadena nacional de la Presidenta.
Todo indicaba que iba a ser un día peronista. Personas descendiendo de micros escolares, banderas y remeras con la cara de Néstor, cánticos, bombos y los tradicionales puestos de choripanes configuraban el escenario perfecto. Sin embargo, pasadas las cinco de la tarde, el cielo se oscureció y comenzó el diluvio. Mientras que algunos optaron por buscar un lugar donde refugiarse de la lluvia, otros apostaron por la música y el pogo. Y sí, pese a que el temporal obligó a suspender los shows previstos para la jornada, era un día de fiesta.
“La democracia no se suspende por mal tiempo, así que, acá estamos”, bromeó Cristina al iniciar su discurso por cadena nacional. “Un saludo a los valientes que siguen en la Plaza de Mayo, que desbordaba más temprano”, aseguró sonriente. “Hubiera salido a hablar aún cuando hubiera treinta personas en la Plaza”, continuó, ante los aplausos de los presentes en el Salón Mujeres Argentinas que, poco antes, habían asistido al espectáculo musical de Guido Montoya Carlotto y Palo Pandolfo.
Fue un discurso para pocos, más allá del cambio de escenario. Resultó evidente que CFK no está buscando convencer a nuevos adeptos, sino transitar su fin de ciclo abroquelando a sus partidarios para conservar hasta el final una cuota interesante de poder.
Fiel a su estilo la presidenta de los cuarenta millones de argentinos aprovechó la oportunidad para explayarse sobre los logros de la gestión kirchnerista y apuntar contra los medios opositores, la justicia, los especuladores financieros y los precandidatos a la presidencia.
“El 25 de mayo de 2003 comenzamos a construir el concepto de igualdad que le da sentido a la Democracia”, afirmó. Con Boudou a su derecha y sin pronunciar palabra sobre la complicada situación del vicepresidente volvió a criticar a la Justicia y pidió “un poco más de decoro”.
Asimismo, acusó a “sicarios mediáticos y algunos secuaces judiciales” de hostigar al Poder Ejecutivo. Según la primera mandataria el llamado a indagatoria al Ministro de Justicia Julio Alak fue otro intento de algunos miembros del Poder Judicial de evitar la sanción del nuevo Código de Procedimientos Penal.
Enérgica y desafiante interpeló a los aspirantes a la presidencia: “Queremos que nos expliquen cuál es el proyecto porque no basta con una foto, una campaña de marketing y elegir un color”. Y agregó: “Necesitamos que todos sean claros, no basta con sacarse una foto conmigo, o decir que soy buena o mala”.
Finalmente salió a saludar a los militantes que aún aguardaban en la plaza: “Les agradezco la inmensa presencia aguantando la lluvia, el viento y el granizo. Nos quieren correr con buitres desplumados, y no entienden que esta es la plaza del amor, del aguante, la democracia y de todos los argentinos.”
Desde su instauración, la celebración del Día de la Democracia ha destacado por su espíritu militante y exclusivo. Este año no fue la excepción. Con un discurso duro y cargado de simbolismo político, Cristina Fernández, dejó en claro que aún no ha terminado su mandato y aquel que la suceda deberá mantener algunas de las principales políticas llevadas adelante a lo largo de los últimos once años y que habrá pocas o escasas oportunidades para aquellos que, por fuera o dentro del kirchnerismo, no aspiren a la construcción de un “proyecto colectivo”.
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