La cifra habla por sí sola, 10 mil kilogramos de marihuana y cocaína son los que el Juzgado Federal de Zárate-Campana incautó desde de diciembre de 2009 hasta la actualidad.
Sin ir más lejos, en diciembre de 2012 la Policía Judiciaria de Portugal detectó un cargamento de 1.235 kilos de cocaína de máxima pureza en el puerto de Lisboa. La droga estaba escondida dentro de tambores que contenían pulpa de peras y había salido desde Zárate. Los jefes del operativo valuaron la carga en 56,5 millones de euros. El fiscal federal de Zárate-Campana, Orlando Bosca, fue quien investigó la conexión local de la organización trasnacional y ordenó la detención de un rosarino de 61 años y un empresario de Campana de 60 años, presidente de una empresa dedicada a la importación, exportación y despachos de aduana.
“El juez Adrián González Charvay, los procesó como coautores de contrabando por ocultamiento agravado por tratarse de sustancia estupefaciente destinada inequívocamente a su comercialización como así también por la intervención de dos o más personas y ordenó que se les trabara un embargo por 20 millones de pesos a cada uno. La resolución fue apelada por los defensores de los acusados y está siendo analizada por la Cámara de Apelaciones de San Martín”, concluye la nota de Tiempo Argentino.
Una familia desalojada que vive en “Los Pomelos”
Los Pomelos es el asentamiento ubicado al lado del ex Colegio Nacional. Las viviendas allí fueron creciendo a la sombra de un Estado municipal que dejó hacer y una Gendarmería Nacional que nunca tuvo órdenes de avanzar, pese a que el asentamiento está ubicado en su jurisdicción, de hecho muchas casas están ubicadas debajo del puente Zárate- Brazo Largo; aprovechando la estructura de concreto para que no se lluevan sus techos de chapas.
Allí vive Francisco Mazzolo, de 46 años, padre de seis hijos y changarín del rubro que sea. “Vio arder su casa tres veces. Los incendiarios aprovecharon la ausencia prolongada, siempre culpa de la creciente en el Paraná que lo obligan a irse. Pero después del último atentado no hubo posibilidad de volver. Matones armados y montados en caballos custodiaban lo que supo ser “La Matilde”, propiedad de los Mazzolo durante más de 30 años. Uno, que se mostraba con más jerarquía que el resto, le explicó que había adquirido el lote a través de un escribano y hasta le mostró un papel mecanografiado y con sellos. La protesta de Francisco duró lo que se demora en desenfundar una pistola”, relata el artículo periodístico de Tiempo Argentino.
“A los Mazzolo no les quedó más que vivir a la sombra del puente Zárate Brazo Largo, en el asentamiento “Los Pomelos”, levantado junto a otros desplazados. Las usurpaciones en el Delta, según los testimonios de la zona, están vinculadas con la ruta del narcotráfico. Los patrones de la droga pretenden acopiar y descargar sus productos a salvo de la mirada de ajenos y para conseguirlo necesitan adueñarse de todo”, agrega la nota periodística. “Los isleños estamos siendo desalojados por bandas armadas que extorsionan y roban nuestras casas para montar sus negocios y nos obligan a vivir como marginales lejos de lo que amamos”, alega Francisco, y enseguida enseña las fotocopias de sus denuncias tramitadas hace tiempo en el juzgado local. Ninguna causa avanzó.
“No puede ser que solamente nos cuide la policía bonaerense, cuando en realidad los ríos y toda la zona es federal. Estamos hablando de delitos federales graves, de narcotráfico, de amenazas de muerte, de tiroteos y de torturas. Los isleños estamos totalmente desamparados ante todo esto y el Estado, en todos sus ámbitos, mira para otro lado”, concluyó Héctor Valori, uno de los tantos vecinos que sigue quedándose en la isla resistiendo toda esta situación.
Más Avionetas
En el último mes, vecinos zarateños volvieron a indicar que nuevas avionetas sobrevuelan la ciudad a baja altura. El año pasado, precisamente en marzo, los vecinos denunciaron que avionetas sobrevolaban la ciudad durante la noche y el día.
Asimismo, reconocen que los vuelos siempre se inician en esta época, junto con el inicio del otoño. Se trata de aviones viejos y avionetas que cruzan los cielos nocturnos a poca altura, esto provoca que los propios vecinos adviertan de su presencia. Esto se repitió con frecuencia en los últimos tres años pero nadie se ocupó del tema.
El cielo como “zona liberada”
El gobierno nacional tiene dos programas tendientes a combatir el narcotráfico. “Operativo Fortín I”, lanzado por el Ministerio de Defensa en el año 2007. Se trata de la integración al sistema de vigilancia y reconocimiento del espacio aéreo argentino con todos los medios disponibles pertenecientes al Ejército y a la Fuerza Aérea en los sectores Noroeste Argentino (NOA) y del Noreste Argentino (NEA). Luego está el programa “Fortín II”, dado a conocer en julio del 2011. Fue creado como un complemento del operativo anterior, en el marco del lanzamiento del plan Escudo Norte de las Fuerzas de Seguridad. A través de ambos, se prevé la utilización de radares militares cuya información es transmitida a un centro de control único, ubicado en la localidad de Merlo, provincia de Buenos Aires. Esta información de la ubicación de vuelos irregulares es automáticamente compartida por las Fuerzas Armadas (Ejército, Armada y Fuerza Aérea) y Fuerzas de Seguridad (Policía Federal, Gendarmería Nacional, Prefectura Naval y Policía de Seguridad Aeroportuaria).
Más allá de estos operativos, cuyos resultados aún no se dieron a conocer, el gobierno busca reforzar la seguridad de toda la zona norte del país y sus fronteras.
Sin embargo hacia la zona sur del Litoral no hay controles. Uno de los radares de vigilancia táctica (Rasit), propiedad del Ejército, tiene un alcance de 30 kilómetros y está instalado en la ciudad de Paraná; por lo tanto la zona de Ibicuy, Paranacito y Gualeguaychú está “liberada” y no existe la vigilancia militar con radares.
El 30 de junio del 2010, también el gobernador Scioli anunció que más de un centenar de aviones privados se utilizarán para tareas de patrullaje y búsqueda en territorios rurales, rutas y caminos en base a un convenio suscripto con 54 aeroclubes provinciales, como nueva acción en materia de seguridad. Cabe aclarar que tampoco se dieron precisiones sobre los alcances de esta nueva medida, como así tampoco de la implementación de esta nueva medida, por ejemplo quién les pagaría las horas de vuelo a los pilotos que llamen para vigilar una zona determinada.
Sin radares en toda la zona, con una Prefectura Naval que no puede dar respuestas por las características geográficas del Delta del Paraná, por sus infinitas ramificaciones, y sin patrullaje aéreo; es lógico que la policía entrerriana se preocupe en advertir sobre esta fluida ruta del narcotráfico al sur de la provincia de Entre Ríos, y que tiene a Zárate como “paso obligado”, tanto por aire, por tierra o por el río.
Por último, un informe oficial de la Fuerza Aérea Argentina confirmó el año pasado que el narcotráfico en esta zona representa una “situación alarmante”; y que además Entre Ríos no es sólo un punto de entrada o de tránsito de droga al país, sino también de producción de “drogas pesadas”, como cocaína y derivados. Por lo tanto esta situación tiene un correlato trágico que es el incremento del consumo en forma notoria en todo el Litoral, el gran Rosario y el Conurbano de la provincia de Buenos Aires y la complejización de la problemática de las adicciones.
Los propios legisladores entrerrianos reconocen que existen pistas clandestinas, que no hay radares y que muchos cargamentos los arrojan bajo la modalidad descripta. Todos reclaman soluciones y controles por parte del Estado pero no llegan. Los grandes operativos, con pomposos nombres, son dirigidos a bandas de delincuentes que revenden la droga pero nunca apuntan a quien la produce.
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