La casta contra Javier Milei

La casta contra Javier Milei

La marcha universitaria y la línea de largada para las elecciones 2025. La vuelta de CFK y el fin de la paciencia de Mauricio Macri. Diálogos peronistas.

Por Gabriela Pepe.

El peronismo festejó la imagen que publicó Javier Milei después de la marcha universitaria que ilustra este artículo. De un lado, La Libertad Avanza; del otro, Unión por la Patria, el Frente de Izquierda, el PJ y la UCR. “Nos señaló. Dijo: ‘Miren, estos son los que me ponen límites’. Bárbaro. Si lo quieren frenar, nos tienen que votar a nosotros”, se entusiasmaron en el entorno de Cristina Fernández de Kirchner.

La movilización de los estudiantes había marcado un nuevo quiebre entre Milei y la sociedad civil, que salió otra vez en forma masiva en todo el país a defender las universidades, en un contexto distinto al de abril, cuando el gobierno libertario todavía volaba en las encuestas en niveles de aprobación, la oposición dialoguista acompañaba para “dar gobernabilidad” y el peronismo gritaba en soledad desde la vereda de enfrente.

Casi seis meses después, con la imagen del libertario en una curva descendente, los indicadores económicos en rojo y una conflictividad social en alza, una dirigencia política variopinta aprovechó la marcha universitaria para mostrarse y entrar en modo preelectoral, mientras diseña las estrategias para enfrentar a la administración violeta.

 

 

Jugó CFK

El martes, mientras la Cámara de Diputados discutía la implementación de la boleta única de papel (BUP), Cristina desembarcaba en Puerta de Hierro, en el corazón de La Matanza y enviaba una señal contundente hacia la interna de Unión por la Patria y al resto de las fuerzas políticas, que en el recinto anunciaban una suerte de ciclo peronista con el cambio del instrumento electoral.

“Cambien la boleta todo lo que quieran. Salimos al territorio y les vamos a ganar igual”, interpretó el mensaje una figura cercana a la expresidenta que se sorprendió al verla de recorrida por el territorio. A partir de ahora, sus visitas serán una imagen recurrente. Cristina ya dejó trascender que aceptará “todas las invitaciones” que le hagan. Una decisión que condice con las versiones que auguran que será candidata a diputada en 2025.

Dos días después del recorrido matancero, el cristinismo lanzó el operativo clamor por la presidencia del Partido Justicialista. El primero en tirar la piedra fue el senador Wado de Pedro, poco después de las 18. Enseguida, en las provincias empezaron a sonar los teléfonos con la invitación a adherir a la candidatura. Se sumaron intendentes, legisladores nacionales y dirigentes de todo el país.

¿Y Quintela?

La decisión va en serio. El cristinismo ya empezó computar los avales que se necesitan para presentar la candidatura en el PJ: un 2% del padrón nacional (que tiene un total de 3,2 millones, según el registro de 2022), de al menos ocho distritos diferentes, y la firma de cinco presidentes de partidos a nivel provincial. Una nómina de requisitos fácil de cumplir para CFK.

Hace meses que el kirchnerismo agita la candidatura de la exmandataria para el PJ. Ella no quería. Pero un polo anticamporista empezó a ver con demasiada simpatía la postulación del riojano Ricardo Quintela, que hace meses salió a recorrer el país como candidato y consiguió el apoyo de Axel Kicillof.

El Instituto Patria intentó, primero, instalar a De Pedro. Sin éxito, lanzó el globo de ensayo de Lucía Corpacci. La exgobernadora de Catamarca no quiso subirse a la carrera: tiene una relación estrecha con Cristina, pero cuida su vínculo con el resto del peronismo y no quiso verse impulsada por La Cámpora.

Quintela se reunió hace dos semanas con Máximo Kirchner para tratar negociar la unidad. No hubo caso: se fue espantado por los reproches dedicados a Kicillof y al ministro bonaerense Andrés Larroque, que ya había puesto a su gente a trabajar para juntar los avales del riojano. Quedó flotando la idea de que la interna bonaerense se comió al PJ nacional.

El jueves, el operativo clamor por Cristina encontró a Quintela en Neuquén junto a Darío Martínez, exsecretario de Energía y presidente del PJ local, y a la diputada Victoria Tolosa Paz. El riojano sorprendió al reafirmar su candidatura. “El peronismo tiene que debatir y si tiene que competir, tiene que competir”, dijo Quintela. Ahora tiene que conseguir apoyos de dirigentes que estén dispuestos a enfrentarse en público con CFK. Es un costo alto y podría congelar algunos movimientos. Sergio Massa, por ejemplo, también había mandado a algunos de los suyos a charlar con el riojano.

¿Habrá internas el 17 de noviembre? El partido tiene todo listo en términos formales para la inscripción de listas. El proceso cierra el 19 de octubre. Es un secreto a voces que la celebración de una elección nacional tiene un altísimo costo, que el PJ no está en condiciones de afrontar.

Para el peronismo no camporista es ganancia que el Instituto Patria haya tenido que jugar a la reina. Símbolo de que “el dedo de Cristina” ya no funciona y que no se aceptan más delegados, aunque otra vez parecen haber quedado en una nueva encerrona electoral. Hay quienes arriesgan que el ascenso partidario de la expresidenta puede generar una crisis o ruptura de los bloques en el Congreso por parte de quienes no quieren someterse a la conducción de La Cámpora. Por lo bajo, hay protestas de aquellos que creen que CFK es funcional a Milei. Para el cristinismo, siempre es carta ganadora, “ordena y clarifica” el rumbo y ya se planta para 2025.

El otro PJ comparte el mismo análisis

“Como en 2017, que vaya cada uno con su boleta y vemos cuánto tiene cada uno”, dicen en el peronismo no kirchnerista sobre la eventual candidatura de Cristina. Recuerdan que, por la división peronista, la expresidenta perdió en la provincia de Buenos Aires con Esteban Bullrich y aseguran que eso la llevó a nominar a Alberto Fernández en 2019, para ampliar el espacio.

Con ese horizonte trabajan peronistas como los intendentes Fernando Gray y Julio Zamora, exintendentes como Juan Zabaleta y el ecosistema que rodea de Quintela. Todos conversan con exiliados como Florencio Randazzo, Miguel Pichetto y Emilio Monzó, que están dispuestos a pensar un acuerdo, pero dicen que no pueden sumarse a un espacio conducido por Cristina. En ese esquema de diálogos trabaja, también, el radical Facundo Manes, que trabaja muy cerca del exdiputado peronista Alejandro Topo Rodríguez.

Aunque no hay acuerdo sobre el rumbo, este sector comparte diagnóstico con el kirchnerismo. Un nombre de peso en ese ecosistema pronostica que el Gobierno “va a perder las elecciones en 2025 porque está haciendo un desastre” y que no tiene “ni idea de en qué se metió” cuando decidió impulsar la boleta única de papel. “Lo hicieron porque piensan que perjudican al peronismo. Si no tenés los votos, no los tenés”, apunta una figura del bloque de Pichetto.

El endurecimiento de esa bancada frente a la Casa Rosada parece no tener marcha atrás. Al compás de la pérdida de popularidad de Milei y de las permanentes agresiones del libertario, quedaron cada vez más cerca de los acuerdos con UP. “Nos empujaron”, se atajan. Ahora amenazan con modificar la ley 26.122, que regula los decretos de necesidad y urgencia para limitar el margen de maniobra del Presidente. Hay número.

La encerrona de Mauricio Macri

“¿Dónde está escrito que nuestro electorado es el mismo que el de Milei?”. La pregunta surge de un estrecho colaborador de Jorge Macri, que cree que el líder del PRO, Mauricio Macri, puede darle un golpe inesperado al Presidente si decide presentarse como candidato a senador por la Ciudad en 2025.

La posibilidad se volvió más cierta después de que Macri le bajara la orden a sus diputados y senadores de rechazar el veto a la ley de financiamiento universitario. “No somos parte de la mesa de decisiones, nadie nos consulta nada, ¿y encima tenemos que pagar el costo político?”, se pregunta un diputado del PRO. Otros referentes del macrismo creen que hay un error en el diagnóstico. En privado, Jorge Triaca les dijo a dirigentes peronistas que si el PRO no se une a LLA "no tiene destino".

Alertado sobre el endurecimiento de la posición de Macri, el asesor presidencial Santiago Caputo lo convocó esta semana a su oficina para tratar de calmar las aguas. Entre otras cosas, el expresidente le reprochó la actitud de los tres legisladores de La Libertad Avanza en la Ciudad, que se opusieron el código de planeamiento urbano de su primo Jorge.

En el gobierno porteño creen que, como sucedió en la provincia de Buenos Aires, van camino a perder tres legisladores que responden a Patricia Bullrich, que se fusionarán con los libertarios. En ese contexto, Macri pretende sostener Juntos por el Cambio en versión porteña, e incluye todavía a los radicales, a pesar de las conversaciones de Martín Lousteau con un sector del peronismo y el progresismo.

Si la reunión fue “positiva”, como aseguraron en la Casa Rosada, no se notó en el mensaje que publicó Fernando de Andreis, mano derecha de Macri. “Como el escorpión que mata a la rana que lo está ayudando a cruzar el río, no pueden resistirse, está en su naturaleza”, escribió. Como los demás dialoguistas, puede que Macri también haya perdido la paciencia.

A hombre del peronismo se le vino a la memoria el diálogo que tuvo con Macri a mediados del año pasado, en su casa de Acasusso, cuando el expresidente sondeó si podía generar un puente con Cristina y se refirió a la posición de la política frente a Milei: "No podemos dejar que gane este loco".

Más de un año después, la casta -como la llama Milei- parece haber quedado de un mismo lado.

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