La audiencia del juicio está fijada para el 26 de mayo. En octubre del año pasado, el autor de esta nota firmó otra dedicada al culto oficial por el secreto.
La tituló "El silencio" porque quien era entonces el precandidato a gobernador de la provincia del Neuquén, Omar Gutiérrez junior, y el jefe del partido oficial, Jorge Sobisch, se negaron por enésima vez a hablar de la estafa a la provincia de la exportadora de carnes Temux, titular -contando a sus controladas Santa Elena Bursátil y Cooperativa Santa Elena- de varias y versátiles cuentas corrientes en la sucursal Buenos Aires del banco provincial. Pero ahora, en la audiencia de juicio fijada para el 26 de mayo, deberán declarar Manganaro y Sobisch. Según Félix Racco, cuando él se hizo cargo de la presidencia del BPN, en febrero del 2004, Temux ya era, desde la presidencia de Manganaro, un cliente importante.
Quienes hablaron por primera vez del asunto para darle estado público -en este diario- fueron los diputados provinciales Beatriz Kreitman , Raúl Radonich y Carlos Moraña. Le enviaron una nota a Racco, entonces presidente del BPN, el 31 de marzo de 2005, solicitando información sobre si se había beneficiado a Temux con préstamos que sumaban unos doce millones de pesos.
No solo el banco enmudeció. El gobierno contestó con un gran silencio (ya se sabe que el silencio también habla). A mediados del mismo año, cuando el escándalo apuntaba a tocar el cielo, Racco denunció el fraude, y después renunció. Lo reemplazó quien ahora es "el candidato" -sancionado en estos días por Pechi Quiroga por pegar carteles en lugares indebidos-, quien momentos antes de asumir la presidencia del BPN, nombrado por Sobisch, se excusó de hablar sobre Temux y sus travesuras porque sólo podría enterarse luego de un tiempo en el cargo. Era, en cierto modo, una promesa de informar, que no cumplió. Nunca, hasta hoy, dijo una sola palabra que aportara alguna claridad sobre el pecaminoso asunto.
A decir verdad, en el MPN a nadie le gusta tocar ese tema. Solo una vez Sobisch caratuló el expediente diciendo que había sido "una estafa". Pero eso sucedió mucho después de que otro legislador provincial, Ariel Kogan, dijera eso mismo, pero agregando que el gobierno "ocultó la estafa durante tres meses".
Tampoco el fiscal de la causa, Pablo Vignaroli -quien había sido deudor moroso del banco- ni el juez Marcelo Muñoz, se interesaron, durante la instrucción, en obtener testimonios de quienes seguramente tenían información importante para aportar. Por ejemplo, Manganaro y Sobisch. El primero, porque presidió el BPN cuando se formalizó la relación con Temux. (Racco lo confirmó a "Río Negro" en estos días). El segundo, porque era obvio que debía estar enterado: no sólo porque un gobernador no puede ignorar lo que pasa en el banco provincial, sino también porque, precisamente, para estar debidamente informado, mediante el decreto 445 de abril del 2004 había designado a Juan Pablo Bugner para que controlara los manejos crediticios en el banco y lo tuviera al tanto de alguna, por así decirlo, "anomalía". Y es más: a fines de diciembre del 2004 (si no fue el día de los Inocentes, le pasa raspando), Sobisch recibió al directorio del banco con el propósito de "mostrar" su interés en saber qué estaba pasando. Bugner le contó de un plan para financiarle a Temux el pago de la deuda, y Sobisch sentenció que le parecía bien. O sea que, si había arreglo se borraría el delito.
Pero el plan fracasó y finalmente Vignaroli, tal cual lo adelantamos en diciembre pasado, pidió que se los convocara. Seguramente, tanto Sobisch como Manganaro podrán explicar cómo fue que Jorge Terrado y Daniel Calabria, vinculados a la escandalosa quiebra del banco Extrader, penalmente condenados entonces y convertidos en directivos de Temux, fueron aceptados en el BPN. Jorge Gadano
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