El joven Maximiliano Urrutia quien forcejeó con Oscar Abel Avendaño, y que producto de ese altercado recibió un disparo en el ojo derecho, Jessica Migliavacca, es la otra víctima en el juicio que comenzó en Azul este lunes.
En la primera jornada del juicio oral por el homicidio declaró su versión ante el juez Héctor Torrens del Juzgado Correccional 2 de Azul.
Urrutia contó que aquella noche, tras salir del boliche “Mister X” fue agredido por unas tres personas, entre ellas el hermano de Antonella Veneciano, la joven que circulaba con Jessica Migliavacca en el VW Gol de Avendaño.
Por otro lado, relató que salió del lugar rápido porque los agresores le pateaban el auto, un BMW. Urrutia declaró que cuando se dirigía hacia su casa recordó que un amigo se encontraba en la estación de servicio de Dorrego y Moreno y volvió, y explicó que por ello se produjo el choque en Lamadrid y Belgrano con una camioneta de la Panadería Venus.
Urrutia coincidió con las declaraciones de los otros testigos presenciales y directos en que la policía estuvo antes del episodio que culminó con la vida de Jessica: fueron convocados por el choque con la camioneta de la panadería, pero que al arreglarse las partes con sus respectivos seguros los uniformados se retiraron del lugar.
Mientras utilizaba un criquet para acomodar su BMW blanco, por el lugar pasó Avendaño en un par de oportunidades. Urrutia agregó que Avendaño lo amenazó con la escopeta cuando se detuvo en dos oportunidades. La primera desde adentro del auto y la segunda cuando se bajó del Gol y le pedía que se tire al piso. El arma fue cargada en el interior del auto: “se escuchó el ruido de la carga”, señaló.
En el relato, el joven expresó que cuando Avendaño se bajó del auto le puso la escopeta apuntándole a la cabeza y Urrutia, con sus manos en el caño del arma, la desvió en dirección al auto de Avendaño.
Allí en el forcejeo el arma fue disparada, “se escuchó un ruido tremendo”, afirmó Urrutia. Expuso que él se tiró al piso invadido por el miedo. “Avendaño tenía el dedo en el gatillo”, dijo. Y lanzó la frase más comprometedora de su declaración para el único imputado en el caso: “me apuntó a la cabeza, le corrí el arma y se escuchó el disparo”.
En el relato al juez Torrens, la víctima Maximiliano Urrutia contó también, sin poder contener el llanto, los días difíciles que pasó tras este episodio.
Urrutia dijo que perdió su trabajo, que aún tiene consecuencias físicas y psicológicas por el hecho. Declaró que tras la muerte de Jessica estuvo casi cuatro meses encerrado en su casa, pero además remarcó que aún siente miedo.
Maximiliano Urrutia es la otra víctima en esta causa y su abogado patrocinante es el doctor Pablo Salerno. No sabe si presenciará el juicio hasta su finalización.
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