El intendente municipal le admitió a este diario, ayer, que en efecto el funcionario había manifestado su intención de alejarse, «por cuestiones personales», afirmó - Pero aseveró que la petit crisis de gabinete quedó solucionada - Negó cualquier incidencia del famoso tema de la tarjeta
En extensa nota efectuada con este diario (en la que Caso, además, hizo un balance de su primer semestre al frente del gobierno de Rojas, y que estaremos publicando in extenso en próximas ediciones), el intendente municipal habló sin tapujos de lo que fue, indudablemente, una pequeña crisis de gabinete, a la cual, por otra parte, se refirió con calma y con argumentos precisos.
De hecho, podría decirse que tal vez Caso exhibió la calma que le faltó al resto de su equipo -otro que respondió bien al demandante momento fue su secretario de Gobierno y Seguridad, Tati Bramati-, sobre todo entre mediados y fines de la semana anterior, hasta el mismo sábado, cuando no sólo el ámbito de la administración municipal sino prácticamente la ciudad toda era un hervidero de trascendidos, rumores y murmuraciones de todo tenor.
De todos modos, queda en claro que, en efecto, Mario Yemes estuvo a punto de concretar su alejamiento del gabinete y que, por lo menos durante el lapso que va desde la tarde del viernes hasta el sábado al mediodía, su renuncia se interpretaba ya como cosa juzgada.
Inclusive, podemos revelar que ya había una comunicación oficial preparada al respecto, elaborada como comunicación directa del intendente a la comunidad, explicando de manera clara y sencilla lo sucedido. Pero luego, para graficar de manera simple una situación complicada, digamos que privó el diálogo interno, la recomposición de posiciones y, finalmente, la sangre no llegó al río. Pero estuvo a punto de hacerlo, no cabe duda.
Empero, Caso se preocupó de puntualizar dos aspectos centrales: el primero de ellos, referido al rol que cumple Yemes en su gestión, singularizando su tarea como crucial para la consecución de varios logros importantes materializados hasta el momento; en la misma línea, esto significa un espaldarazo público para su «maltratado» jefe de Gabinete, hacia quien ratificó su confianza y el grado de amistad personal que les une. Y el segundo aspecto, también muy importante, fue referir su convicción de que el ya remanido affaire de la tarjetita personal -en la que Yemes se presentaba como jefe de Gabinete e intendente interino- fue sencillamente una falta de forma y no de fondo, soslayando el tema sin mayor interés en responder la barahúnda armada desde la oposición a ese respecto.
En suma, la situación en el gabinete parece ahora recompuesta y normalizada. Pero hubo una pequeña crisis, de relativa magnitud, focalizada en la figura de un funcionario que, en estos momentos, es el principal blanco de la oposición. Por ende, cabe preguntarse si esto terminó, de manera definitiva, o si recién empieza...
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