En 2019 renunció a la presidencia del PJ cordobés para sumarse al FdT. Con un pie fuera del Senado, ya reinventa su rol en el oficialismo.
Por: César Pucheta.
Solo un milagro electoral permitiría que Carlos Caserio siga formando parte del Senado después del 10 de diciembre. La magra cosecha de votos en las primarias lo dejó prácticamente fuera de carrera, aunque nadie en su entorno lo imagina “corrido” del escenario político cordobés, ni mucho menos de la campaña. De hecho, en su última reunión con el jefe de Gabinete, Juan Manzur, el candidato del gobierno nacional deslizó la idea de trabajar para que "el Frente de Todos (FdT) de Córdoba se consolide como fuerza peronista con vistas a 2023”. Con un paso afuera del Congreso, el actual senador seguirá jugando. La pregunta es desde dónde y con quién.
Aunque, naturalmente, no lo puede decir en medio de la campaña, Caserio tiene en claro que su continuidad en el Senado corre un riesgo muy significativo. De todos modos, redoblará esfuerzos de cara a la construcción del espacio en Córdoba. “El resultado de las elecciones no va a cambiar mi actitud porque la política no es solo tener votos, también es cualitativa. Estamos detrás de un proyecto y es nuestra misión defenderlo. Que sea o no sea senador no va a cambiar nada porque yo no trabajo por un cargo sino por un proyecto político”, afirmó el expresidente del PJ cordobés ante la consulta de Letra P.
Más allá de los resultados del pasado 12 de septiembre, quien fuera ministro de Gobierno durante la primera gobernación de Juan Schiaretti (2007-2011) continúa siendo uno de los principales referentes de la Casa Rosada en Córdoba. Nada de eso se modificó por una elección que, según entiende el propio Caserio, “golpeó fuerte a todos los oficialismos alrededor del mundo”.
La confianza mutua con el presidente Alberto Fernández, que se expresó desde el lanzamiento mismo de la campaña del 2019, y los lazos que fue tejiendo con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner continúan siendo fuertes casi como el primer día. Por eso es uno de los dirigentes cordobeses que, junto a Gabriela Estévez y Martín Gill, se sienta en los despachos de la Casa Rosada y mantienen un diálogo fluido con los miembros del gabinete. De hecho, este jueves el ministro de Desarrollo Social de la Nación, Juan Zabaleta, visitará la provincia para firmar convenios con los intendentes del interior y buscará impulsar las candidaturas del FdT.
Hay sectores dentro del kirchnerismo cordobés que aseguran que el futuro del senador está en el Ejecutivo, en algún cargo que podría aparecer ante nuevos movimientos internos después del recambio en el Congreso; aunque también reconocen que su figura, con una trayectoria histórica en el armado del PJ provincial, puede resultar fundamental pensando en una posible reunificación peronista de cara al 2023. “Yo siempre voy a estar en el lugar que me toque ocupar”, repite con la misma convicción que lo hace desde que decidió encolumnarse detrás de la candidatura de Alberto Fernández. Esa jugada audaz lo alejó de sus históricos compañeros de caminos, pero lo convirtió en un jugador fundamental en el Congreso, en donde se hizo cargo de presidencia de la estratégica comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara alta a partir de un pedido explícito de CFK.
A contramano de lo que podrían indicar las especulaciones posteriores a la derrota electoral en las primarias, en el FdT de Córdoba no solo proyectan una mejora en la performance electoral de cara al 14 de noviembre sino que auguran que ese crecimiento puede ser un nuevo punto de partida para avanzar hacia una nueva unificación de las expresiones peronistas en Córdoba para la elección ejecutiva que tendrá lugar en dos años. Caserio lo sabe y por eso advierte que “la elección de medio término será un paso más en la construcción de cara al 2023”.
“Se ganan y se pierden elecciones, pero lo importante es tener en claro dónde está el camino”, insiste con la mirada en ese horizonte. Claro que para lograrlo, no solo deberá concentrarse en mejorar lo hecho durante las PASO sino que deberá lograr seducir a aquellos sectores a los que no pudo contener en la previa a las primarias.
Los reacomodamientos, entre idas y vueltas
En seno histórico del kirchnerismo cordobés, están los sectores que buscan revertir la elección a partir de una autocrítica a la estrategia de campaña que, en su opinión, peronizó demasiado las listas y los perfiles de candidatos y candidatas. Esa estrategia, que contó con el aval de la conducción nacional, dejó afuera a algunos referentes y partidos menores que presentaron sus listas “por afuera” y no alcanzaron el 1,5% establecido por la ley. Además, hizo a un costado a algunas fuerzas territoriales que hoy buscan volver a seducir de cara a noviembre. La más importante es el Frente Patria Grande, que tiene como principal referente nacional a Juan Grabois.
“Nunca nos fuimos, militamos y aportamos a la fiscalización pero desde un perfil muy bajo. Pero creemos que la segunda etapa de mandato debe volver a renovar el mandato electoral y poner primero a los últimos, y para eso vamos a trabajar”, señalan desde uno de los sectores y aseguran que “poner candidatos del PJ tradicional no sumó nuevos votos”. “Más bien funcionó exactamente a la inversa”, replican.
A contramano de ese movimiento, a comienzos de esta semana se confirmó la vuelta de Walter Saieg a Hacemos por Córdoba. El exsecretario de Transporte de la Nación durante la gestión de Mario Meoni anunció su alejamiento del oficialismo nacional tras la interna en la coalición gobernante que derivó en cambios en el gabinete.
Según un comunicado que se conoció este martes, el propio Schiaretti le pidió a Saieg que se sume a la campaña para el 14 de noviembre. De todas formas, en plan de resolver algunas cuitas territoriales, su espacio decidió “mantener la prescindencia para dichas elecciones”.
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