Carry trade, crisis externa, agro y deuda: el delicado equilibrio de Milei para 2025

Carry trade, crisis externa, agro y deuda: el delicado equilibrio de Milei para 2025

El primer año del modelo libertario en la Argentina cierra con aparentes logros macroeconómicos, pero el año próximo plantea riesgos críticos. Corridas bancarias, fragilidad del campo y desafíos externos podrían desestabilizar el sistema. La sostenibilidad dependerá de decisiones en política monetaria, fiscal y cambiaria, en un contexto marcado por la incertidumbre y la presión de los mercados internacionales.

Natalí Risso

El modelo libertario cerró su primer año en Argentina con un amague de estabilidad, pero 2025 se perfila como una verdadera prueba de fuego. Desde corridas cambiarias hasta tensiones externas y la fragilidad del agro, la economía enfrenta un entramado de riesgos que podrían desmoronar los cimientos logrados. ¿Es posible sostener el equilibrio en un escenario donde las tasas altas, el carry trade y el frágil ingreso de dólares actúan como un delicado malabar? Este año, las decisiones económicas se transformarán en el hilo que podría sostener—o cortar—la estabilidad que el país necesita desesperadamente.

La estabilidad macroeconómica lograda por Javier Milei en su primer año de gestión podría tambalear frente a las presiones locales y externas.

Corrida bancaria

El primer año del gobierno de La Libertad Avanza cierra con una muestra gratis de la fragilidad del modelo, con el carry trade como protagonista. El Banco Central vendió la semana pasada más de US$800 millones de reservas para contener una corrida contra el peso, dejando al descubierto las debilidades de una economía dependiente de tasas de interés altas y un tipo de cambio atrasado.

El carry trade —que consiste en aprovechar el rendimiento de las tasas de interés locales frente a un dólar que promete devaluarse a un ritmo pautado de 2% mensual—, fue una herramienta clave para sostener el tipo de cambio en la segunda mitad del año. Pero su desarme puede ser también el principio del fin de la estabilidad macroeconómica que celebra el Presidente y uno de los principales riesgos del sistema en 2025. 

“Es una operación temporal, que se puede alargar pero no es algo que se puede estirar de por vida. Empieza y termina en dólares. En algún momento, los inversores vuelven al dólar, generando desequilibrios”, advierte el economista Christian Buteler en diálogo con elDiarioAR, resumiendo el revuelo que causó el desarme de posiciones en pesos que una automotriz realizó la semana pasada luego de más de 10 días de carry trade poco seductor tras el aumento de los dólares financieros. “El tiempo dirá si este es un caso aislado o un caso testigo”, no terminan de arriesgar en la city.

En esta misma linea de riesgos se encuentra lo que la consultora PxQ denomina “que se asusten los blanqueadores”. En 2024, el blanqueo de capitales permitió el ingreso de US$22.000 millones al sistema financiero local, asegurando los pagos externos de 2025. No obstante, la consultora liderada por Emmanuel Álvarez Agis advierte: “Mientras la confianza en el sistema financiero local se mantenga, el esquema funciona. Por esa misma razón, el riesgo está dado por una corrida de los blanqueadores, evento que suele tener lugar en Argentina en años de elecciones generales, no de medio término”.

El riesgo Brasil

Según PxQ, eventos como la devaluación del real o el endurecimiento de la política monetaria de la FED no terminan de tener impactos macroeconómicos de magnitud gracias a la existencia del cepo.

Sin embargo, el mismo informe señala que “si Brasil devalúa y genera pesimismo con la Argentina, el efecto contagio podría venir por una salida de capitales y/o por una interrupción del crédito externo”.

Paradójicamente, las diferencias entre las políticas fiscales de Milei y Lula da Silva generaron hasta ahora un efecto positivo para la Argentina en el corto plazo. Mientras que el presidente argentino logró un superávit fiscal del 2% del PBI en 2024, su contraparte brasileña transformó un superávit de 1,2% en un déficit de -1,9%. Este diferencial fiscal favoreció el interés de inversores internacionales por activos argentinos, pero es un fenómeno de corto plazo y altamente volátil.

El economista del CESO Federico Zirulnik advierte que “cualquier mala noticia externa puede encender la brecha cambiaria”, exacerbando la presión sobre las reservas.

El agro en crisis

El sector competitivo por excelencia y motor de crecimiento histórico de la Argentina, el agropecuario, también presentó cimbronazo hacia fin del año. A principios de diciembre, la agropecuaria Surcos avisó al mercado que no iba a poder pagar vencimientos de pagarés bursátiles por “una situación de iliquidez”. A fines de la semana pasada se sumó el rey de la soja, como se lo conoce a Gustavo Grobocopatel, con Los Grobo Agropecuaria y su controlada Agrofina, que comunicaron su incapacidad de cancelar US$10 millones hasta el 31 de marzo de 2025. 

Martín Burgos, coordinador del Departamento de Economía Política del Centro Cultural de la Cooperación, compara la actualidad del agro con fines de los años 90, debido a los bajos precios internacionales y dificultades financieras. El Gobierno enfrenta un dilema entre mantener las retenciones y apoyar al agro, lo que refleja tensiones entre política fiscal y cambiaria. 

Zirulnik complementa que la caida del precio de la soja “no es una sorpresa, porque en el escenario base del Gobierno ya los precios de la soja particularmente están bajos y dudo de que puedan caer mucho más”, pero añade que “si este conflicto, que ahora afecta a dos o tres empresas, se expande, podría convertirse en una crisis sistémica por contagio”.

Un pleno al FMI

Otro riesgo significativo es el frente externo. En función de lo que la economía argentina y este sistema económico demandan para funcionar, 2025 requerirá de dólares para los vencimientos de deuda (bonistas, FMI, otros organismos internacionales, provinciales), por alrededor de US$20.600 millones. Zirulnik subraya que la falta de un acuerdo exitoso con el FMI —poco probable— podría intensificar las presiones sobre los tipos de cambio paralelos. En un contexto de reservas netas negativas, cualquier atraso o incertidumbre en las negociaciones con organismos internacionales podría agravar la crisis cambiaria y financiera.

Los desafíos para 2025 incluyen una política cambiaria en tensión, crisis de reservas, un sector agropecuario en dificultades y la bondad del FMI. Sin divisas suficientes ni un plan claro para estabilizar el frente externo, el camino hacia la recuperación económica estará lleno de incertidumbre. La clave estará en gestionar cuidadosamente las políticas monetarias, fiscales y cambiarias para evitar un deterioro mayor en la actividad económica y el empleo en un año de elecciones de medio término.

Comentá la nota