La carrera hacia las elecciones 2023: ¿llegarán juntos Alberto Fernández y Cristina Kirchner?

La carrera hacia las elecciones 2023: ¿llegarán juntos Alberto Fernández y Cristina Kirchner?

Para el Presidente y su círculo, la dinámica es desgastante, pues cada decisión que se toma queda a merced de la bendición o la condena explícita de CFK

Por Gustavo Marangoni

En 2023 se cumplen veinte años de kirchnerismo. Luego de la hegemonía que ostentó Juan Perón -entre 1944 y 1974- se trata del período mas extenso de una corriente dentro del justicialismo. Duplica la experiencia de la década menemista, que marcó decididamente los `90 en toda su extensión dejando una huella indeleble.

El itinerario del tiempo que inició Néstor Kirchner el 25 de mayo de 2003 transitó doce años en tres mandatos consecutivos para un matrimonio, superó el fallecimiento de su creador y sobrevivió a la derrota y un llano hostil para regresar al gobierno como el articulador de la candidatura de Alberto Fernández. A dos años de esta particular experiencia resulta interesante especular sobre sus posibles derivaciones.

Surgen algunas preguntas obligadas: ¿seguirá siendo el fenómeno K el eje ordenador del actual oficialismo? ¿Verá reducida su capacidad de influencia dentro de la coalición? ¿Se separará del Frente de Todos como consecuencia de las diferencias evidentes en el ejercicio de la gestión? Imposible tener respuestas definitivas.

Alberto Fernández, en una dinámica desgastante

Podemos arriesgar y descartar el mero continuismo. Nadie parece conforme con la presente situación. Para el Presidente y su círculo el funcionamiento es incómodo desgastante pues cada decisión que se toma desde la Rosada queda siempre a merced de la bendición, el silencio o la condena explícita de CFK y su espacio.

Para los integrantes del kirchnerismo supone el riesgo de dañar su identidad acompañando decisiones que para su núcleo duro resultan inaceptables. La consolidación de la izquierda del FIT como tercera fuerza es un toque de atención, una alerta de las fugas subterráneas que pueden ampliarse si se acompaña "el ajuste".

Lejos están las épocas en que la palabra de Cristina era definitiva. Cuando escribió su carta luego de la derrota de las PASO reconoció de forma explicita que su elegido suele desatender sus recomendaciones. Alberto no ha tenido la decisión de independencia que manifestó Néstor Kirchner respecto a Duhalde en el 2005 pero tampoco es Cámpora (como desearía La Cámpora).

"Para el Presidente, el funcionamiento es desgastante pues cada decisión que se toma desde la Rosada queda siempre a merced de la bendición, el silencio o la condena explícita de CFK y su espacio"Alberto Fernández quiere una agenda "más libre"

Hay otros actores dentro de la coalición que también empiezan a exteriorizar sus inquietudes -movimientos sociales y sindicatos- respecto del futuro cercano.

Mientras tanto, los renovadores de Sergio Massa buscan consolidar dentro del Frente de Todos lo que no pudieron afuera: el camino del medio. Todos tienen claro que la desunión provocaría una derrota segura el año próximo. Pero algunos empiezan a dudar respecto a las consecuencias de perder juntos en una unidad dudosa y sin convicciones. Por supuesto que falta un trecho para recorrer y el azar siempre interviene. Para los voceros de lo que supo ser el Grupo Callao el optimismo está a la orden del día: "Lo peor ya pasó".

La frase no es original pues ha sido fatigada por otros gobernantes en el pasado. Pero el público se renueva, como enseñara Mirtha Legrand. "Pasamos marzo y con el acuerdo del Fondo adentro y el comienzo de las liquidaciones de las exportaciones empezamos a dejar atrás el desierto. Chau Covid, chau deuda y hola a un Alberto con la agenda más libre para encarar el único obstáculo de magnitud en el intento serio de reelección: la inflación".

¿Alcanzarán los dólares para financiar el sueño de quedarse alquilando La Rosada cuatro años más? Aquí entran a jugar otras variables, independientes de los deseos locales, como la cotización de la soja, el impacto del aumento de las tasas de interés en EEUU, el precio de los combustibles y otras yerbas.

Dudas en Juntos por el Cambio

Cruzando la calle, ya en la vereda de Juntos por el Cambio, también pasan cosas. La primera es el regreso de los radicales y sus pretensiones de liderar el espacio. A los caudillos provinciales con mas recorrido se le suman las nuevas figuras como Carolina Losada, Facundo Manes y Rodrigo de Loredo que anabolizan las ambiciones de la UCR.

"No estamos para que un nuevo Marcos Peña nos venga a decir lo que tenemos que hacer. Eso ya fue", dicen.

Paralelamente, dentro del PRO, halcones y palomas se sacan chispas mirando de reojo a los libertarios de Milei y Espert.

La nueva derecha es tan molesta para los centristas de JxC como para los duros. Las encuestas les dan un volumen de dos dígitos en todo el país, suficiente como para estresar los cálculos de la primera vuelta del año que viene.

"La consolidación de la izquierda del FIT como tercera fuerza es un toque de atención para el Gobierno, una alerta de las fugas subterráneas que pueden ampliarse si se acompaña el ajuste"

 

¿Cómo se los puede neutralizar mejor, radicalizándonos o moderándonos? Se preguntan unos y otros sin respuesta a la vista. Todo ello ocurre mientras una protagonista importante como Lilita Carrió replica en la oposición el mismo juego que su archirrival Cristina Kirchner practica en el oficialismo: administrar los silencios, aparecer con estridencias y retirarse para ver como decantan sus intervenciones. Y también está Mauricio Macri con sus pretensiones de un segundo tiempo.

¿Lo jugará desde el banco como DT, dentro de la cancha con la 10 en la espalda o lo seguirá desde su rol en la Fundación FIFA? Mientras la fragilidad de la economía se lleva la marca puede suceder que la organización de la política sea la primera que acuse recibo de las consecuencias de una crisis que ya es para los argentinos una parte mas del paisaje.

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