Carne ¿qué pretende usted de mí?

Carne ¿qué pretende usted de mí?

El Gobierno y el campo no dan el brazo a torcer. En el medio, el pueblo. La carne escasea y el precio parece estar lejos de bajar. Salvo en Castelli, donde el kilo de asado cuesta 400 pesos. Cómo hicieron. Los números del sector agropecuario. La palabra de los especialistas.

No hay paso atrás de un lado y no hay paso atrás del otro. Si bien hubo amagues, el campo y el Gobierno no dan el brazo a torcer. Los primeros no levantan el paro. Los segundos no levantan el cese de las exportaciones. Y por supuesto, cada vez que esto sucede, cada vez que ambos sectores se trenzan sin que se vislumbre una solución en el corto plazo, enseguida salta el recuerdo del conflicto por la resolución la 125, aquel histórico voto no positivo del vicepresidente Julio Cobos y las consecuencias de aquel áspero enfrentamiento.

Los presidentes de las entidades que integran la Mesa de Enlace (Daniel Pelegrina, de Sociedad Rural Argentina; Jorge Chemes, de Confederaciones Rurales; Carlos Ianizzotto, de Coninagro y Carlos Achetoni, de Federación Agraria) se reunieron en forma virtual y decidieron continuar el cese de comercialización de hacienda hasta el miércoles próximo. Éste se mantiene desde el jueves de la semana anterior, como se dijo, en rechazo a la suspensión temporal de exportaciones de carne; a partir del cual, como es sabido, el Gobierno busca que baje el precio de la carne. 

¿Surtió efecto? No. Y el motivo, justamente, es el paro del campo. El ganado no llega al Mercado de Liniers, tampoco a los frigoríficos y menos aún a las carnicerías. Escasea la oferta, aumentan la demanda y también los precios. Obvio, la fórmula no resulta novedosa. Sin embargo, el acuerdo no llega. "El Gobierno populista" y "la oligarquía terrateniente" no dejan de tirotearse, no logran consensuar; igual que casi siempre. En el medio, el pueblo argentino; y en particular el bonaerense. También igual que siempre. ¿Todo el pueblo bonaerense? No. El de Castelli no.

Provocador, el mandamás castellense, el peronista Francisco Echarren, lo hizo de nuevo. Otra vez se puso de punta con el gremialismo rural, y otra vez, al menos por ahora, le salió bien. Tiempo atrás, determinó el cobro de 42 pesos por hectárea, con un máximo de 44.000 por inmueble, con el fin de reunir fondos para el hospital del municipio. Se trató de una contribución especial por única vez y, se prometió que si no se utilizaba, se devolvería. El dinero recaudado, unos 6 millones de pesos, fue a parar íntegramente a la flamante terapia intensiva del hospital.

“Los productores están de acuerdo. Esto no salió por un decreto sino por una ordenanza. Ningún municipio está preparado para afrontar por sí solo los gastos en este contexto, por eso pusimos una contribución al sector agropecuario, el que más capacidad contributiva tiene. La medida tiene muchísima aceptación. Hay un sector de macristas que se disfrazan de productores y son diez tipos. El sector agropecuario está de acuerdo”, la picanteaba el jefe comunal de la Quinta, allá por abril de 2020.

La nueva jugada apunta (en realidad, apuntó, porque ya se puso en marcha) a que el kilo de carne cueste en la góndola 399 pesos, y no 700 u 800 como en el resto de la Provincia. “Recién firmamos con las primeras cinco carnicerías el Programa Carne Solidaria (ver aparte). En los próximos días vamos a firmar con muchas más, para que el viernes (el pasado) ya puedas comprar el asado a 399 pesos. Vamos a bajar casi 50% el precio de muchos cortes de carne y lo hacemos coordinados con productores, frigorífico y carnicerías de Castelli. Un logro inmenso”, celebraba Echarren en la previa. 

Y también les dejaba un mensaje a sus enemigos de siempre, Juntos por el Cambio y el sindicalismo agropecuario. “Se opusieron a que cobremos el valor solo de medio ternero para ayudar a hacer una terapia Intensiva en nuestro Hospi. También se opusieron a que vendamos el Frigorífico para que abra y se recupere el trabajo perdido. Y ahora se oponen a que bajemos el precio de la carne para las familias de Castelli. Parte de nuestra oposición da pena, parece que no quieren al pueblo”, fustigaba. 

Efectivamente, desde la Sociedad Rural local, en la voz de su titular, Alejandro Jaureguiberry, denostaron la movida con ahínco. “No existe un acuerdo y los productores no vamos a avalar nada en ese sentido. Los productores se enteraron de la novedad a través de las redes. Sabemos que los que perdemos somos nosotros siempre, porque nos van a pagar menos. Mostraremos nuestro descontento y no le venderemos al frigorífico local”, adelantaba el ruralista, unos días antes del puntapié inicial; que según Echarren, fue todo un éxito. Y sí, los castellenses compraron barata.

“Explotaron las carnicerías y se vendió todo. Más de 700 vecinos llegaron a comprar la Carne del Programa Municipal Carne Solidaria. Hacía mucho tiempo que no se veía tanta gente en las carnicerías de Castelli. Se bajaron casi 1600 kilos de carne. Totalmente agotadas las ofertas, increíble. ¿Quién dijo que no iba a funcionar?”, expresó el mandamás comunal a través de sus redes sociales. No podía faltar la mojada de oreja, la provocación. 

¿Sirve la medida? Aparentemente sí, pero por el momento sólo para Castelli, porque hay un frigorífico local dispuesto a ganar menos. De las 1200 cabezas que saca por semana, unas cuarenta se quedan en las carnicerías del distrito (por ahora adhirieron diez de las 21 totales), a casi la mitad de precio. Ahí está la clave. El productor que le venda al frigorífico va a ganar lo mismo y las carnicerías que vendan la carne del frigorífico también (o un poco más). En síntesis, cede el frigorífico, gana la gente, el pueblo. El de Castelli.

¿Cómo se hace para llevar el Programa a la toda la Provincia? Alberto Samid, hombre sabedor de frigoríficos y carnicerías, señala que es imposible. “Es bueno lo que se hizo en Castelli, no hay intermediación. Los que se pueden se achican un poco y funciona. Pero se puede hacer solamente en los pueblos chicos. Calculá que en Castelli son 5 mil habitantes en  el país tiene 45 millones. Es una buena jugada para el pueblo, pero lamentablemente es imposible hacerla extensiva a todo el territorio”, concluye el matarife peronista. 

Y si Samid le baja el pulgar, ni hablar el diputado provincial Luciano Bugallo, enemigo íntimo de Echarren. “No deja de ser una jugada populista que apunta a las elecciones; pero que no acarrea una solución real; lo que hay que hacer es bajar los impuestos; puede bajar un poquito el precio de la carne, alguno ganará un poco menos, pero no estás atendiendo el problema de fondo”, asevera el legislador por la Quinta. “No les saques a los intermediarios, que dejás un montón de gente sin trabajo; sacale al estado, que se la lleva toda de manera directa, por nada”, completa. 

Sin embargo, Horacio Salaberry, presidente de Carbap, destaca que “todas las negociaciones que se hagan para ver de qué manera se puede mitigar el valor final de la carne tienen asidero”, y v resaltó que “es justamente lo que se está empezando a conversar entre el Gobierno, la Cámara de Matarifes y Abastecedores (Camya) y la mesa de carnes, a través del Consejo Agroindustrial Argentino”. Aclaró, que nada tiene que ver aquí el campo, la Mesa de Enlace agropecuario. 

Palabras que van, palabras que vienen. Pero ninguna de las medidas tomadas, ya sea por parte de Nación como por parte del gremialismo rural se hacen sentir en el bolsillo de la gente de a pie. El Gobierno tira, el campo responde y los precios lejos están de bajar. Sí baja el consumo de carne. Y mucho. “Qué producto ha dejado de consumir o disminuido su consumo debido al incremento de su precio”, preguntó Clivajes en su última encuesta: Aquí los resultados: Carne, 58,20 por ciento, pan 11,40; frutas 5,50; gaseosas 5,20; Lácteos, 4,90; verduras 4,60; Pescado 3,30; Cerdo 3,00; Pollo 1,80; no sabe no contesta 2,10. Más clarito, imposible. 

Para adentro y para afuera

Consumo y exportación: vaca chica, novillitos, dos productos diferentes

Argentina exporta entre el 25 y 30 por ciento y mantiene un consumo interno de entre el 70 y el 75 por ciento de la carne producida. De lo que se exporta, el 75 por ciento, que básicamente es al mercado asiático, es vaca. Se trata de animales de refugo, descarte, denominados históricamente vaca conserva, que ahora se conoce como “vaca china”. Es un producto que en el país no se consume. 

Un antecedente similar sucedió en el año 2007, cuando se produjo un conflicto por las exportaciones a Rusia. Aquel país compraba termoprocesados de animales de descarte, además de asado. El por entonces ministro de Asuntos Agrarios de la Provincia, Raúl Rivara, propuso terminar con la media res y establecer el sistema de cortes, que ahora comenzará a utilizarse desde enero de 2021. Así, se supone, habrá cortes para el mercado interno y otros para exportación.

Pero, como se dijo, la vaca conserva carece de mercado interno y tampoco es de consumo masivo en el país el tipo de animales destinados a cumplir con la Cuota Hilton, de 29.500 toneladas anuales. Esa carne de alta calidad, que mayoritariamente se destina a Europa, proviene de un novillo de unos 550 kilos engorado campo abierto. Esa carne más firme y más contenido graso está fuera de la preferencia promedio del mercado interno, que prefiere el novillito o la vaquillona. Es decir, que prácticamente no compiten entre sí el producto exportable con el de uso interno.

Horacio Salaverri, presidente de Carbap

“Si queremos bajar el precio de la carne debemos revisar toda la cadena”

-¿Cómo ha repercutido en el sector el cese de las exportaciones de carne?

-Fue una medida totalmente inconsulta, porque el Presidente habló exclusivamente con el sector exportador y el sector primario no fue convocado. Además, hay una sensación de bronca en el productor, que está dada porque estas medidas ya se tomaron entre 2006 y 2012 y hubo un fracaso tremendo. Entonces el productor se pregunta por qué otra vez, si no dieron resultados.

-¿Puede tener ahora el mismo efecto?

-Va  a ser lo mismo. Por ejemplo, el frigorífico Rafaela Alimentos, de Casilda (Santa Fe), ya suspendió 650 personas. La intervención lo que va a hacer es romper el equilibrio en los mercados, y por otro lado un problema de índole laboral bastante importante. Nosotros sostenemos que si hay un exceso en el valor de la carne en el mostrador no se trata de un aumento exclusivo de la carne, porque aumentaron todos los productos.

-Pero en la carne es exponencial, ¿por qué?

-Básicamente porque hay una restricción en la oferta. Y, por otro lado, hay una carga impositiva importante también, porque en su trayecto de producción la carne tiene una carga impositiva del 30%. Si queremos bajar el precio de la carne debemos revisar toda la cadena.

-¿Cuánto cobra el productor por un novillo en pie de consumo interno y cuánto sale en el mostrador?

-El kilo en pie se paga en promedio 170 pesos, y la carne en el mostrador en promedio está entre 600 y 700 pesos. Si se ajusta uno de los cinco o seis elementos que intervienen, y además el de menos incidencia, no va a haber resultados en el mostrador

-¿Carbap tiene alguna propuesta?

-La propuesta es, primero tener una mesa de diálogo. Lo que decimos es que ya hemos aportado el 9%, y que hay 240 millones de dólares que pueden ser utilizados para mitigar el valor final de la carne. El Gobierno en todo esto no está poniendo absolutamente nada. Es un socio. La alimentación en Argentina tiene el 21 % de IVA y es uno de los impuestos al valor agregado más alto a los alimentos en el mundo. Y eso afecta. 

Ignacio Larralde, Secretario de Campo y la Producción de Castelli

“La clave está en el rol que cumple el frigorífico, que accedió a ganar menos”

-¿Cómo surge la movida de vender a nivel local el kilo de asado a 399 pesos?

-A partir del cierre de exportaciones de la carne, que como es sabido generó un gran disgusto entre los productores y en varios otros sectores. Redactamos una propuesta acerca de cómo se puede evitar ese cierre.  Y nos sirvió de disparador, entre otras cosas para hacer un análisis fino del funcionamiento de la cadena cárnica.

-¿Y con qué se encontraron?

-En principio con que el productor vende el kilo a 180 pesos en pie y en la carnicería cuesta 800. En Castelli hay un frigorífico (Súperbeef), nos juntamos con los dueños y charlamos para ver cómo ellos podían abastecer de carne al pueblo, cosa que no estaba haciendo en la totalidad de las carnicerías.

-¿Qué es lo que se acordó?

-Acordamos que les bajen a las carnicerías seis cortes parrilleros los días jueves: asado, bife ancho, bife angosto, vacío, matambre y colita de cuadril. De esos seis cortes, tres tienen que estar a 399 pesos: el asado, los bifes y el matambre. Y los otros tres cortes se los das de margen al carnicero para que haga una diferencia. De todos modos, el resto de los cortes va a llegar a la carnicería a un bajo precio, por ejemplo el lomo, que lo van a recibir a 330 pesos. 

-¿El frigorífico no va a bajar la media res?

-Los cortes se bajan por separado. 

-¿Cuál es el papel de los productores?

-La idea es que el frigorífico mate hacienda de Castelli. Hoy por hoy tiene su clientela y su reparto, con lo cual puede entregar esos cortes acá y el resto de la media res va para las carnicerías con las que ya trabaja en el Conurbano. 

-¿Va a ser el fin de semana nomás?

-No, los lunes se bajan los cortes de olla (pecho). También tiene que haber tres en oferta. Lo mismo que el fin de semana con la carne para la parrilla. Hay que resaltar el papel del frigorífico; nos aceptó la propuesta. Lo que se destina al Programa es una jaula (40 cabezas) por semana, de 1200 que venden en carnicerías en el GBA.

Frigoríficos sin contratos y sin trabajo

"El cese de exportaciones nos mantiene muy preocupados porque coloca a los frigoríficos exportadores primero en situación de incumplimiento contractual y segundo, el 90% de los asociados a Fifra está sin operaciones porque no tiene ningún destino de cuotas a Europa y Estados Unidos, que es el 8% restante de exportaciones que está permitido", explicó Daniel Urcía, presidente de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (Fifra). Y agregó: "suspender la producción por un mes genera daños irreparables.

Luciano Bugallo, diputado de JxC y productor 

Soja, retenciones  y política: la plata que “pierden” los 135 municipios 

El diputado provincial porJxC, Luciano Bugallo, asegura que el gobierno “está usando el relato de garantizar el precio de los alimentos  para intervenir el mercado de la carne, como siempre quisieron hacer”.  Y destaca que esta misma receta, la de cerrar las exportaciones, ya fracasó en el pasado. “Se perdieron millones de cabezas de ganado, miles de puestos de trabajo y la carne barata nunca llegó”, agrega el productor oriundo de General Arenales.

¿Dónde hay que apuntar? Bugallo no tiene dudas.  “Por un lado hay que resolver  la inflación y por el otro la carga impositiva. De cada 100 pesos de carne, el 30 por ciento se va a lo que es cría; el 27 a terminación, que es el feedlot; 6 se lleva la faena; 9 la carnicería o el súper y 28 por ciento el estado en impuestos directos”, se queja el legislador. Y añade que eso sin contar el resto de los impuestos de toda  la cadena. 

Contexto de pandemia

Las soluciones parecen ser a largo plazo. ¿Y cómo bajar los precios a corto plazo, aunque sea en este contexto de pandemia? Bugallo saca cuentas en el aire. Y asegura que con 500 millones de dólares se podría subsidiar el 50 por ciento que los alimentos aumentaron en el último año. ¿Para todos? No. Sólo para la gente que se encuentra bajo la línea de pobreza. 

¿Y de dónde sale esa plata? “La pone el campo”, responde el diputado. “Con el incremento del precio internacional de la soja (600 dólares), al gobierno le entraron 2500 millones de dólares extra que le saca al campo en concepto de retenciones”, analiza el Lilito. “No es una cuestión de economía, no es que no haya plata”, resalta y cierra: “desde 2003, hasta hoy, el campo aportó en retenciones unos 200 mil millones de dólares,  o sea la deuda externa”, asevera.

Y por último, también tira cifras para la provincia de Buenos Aires. “Solamente en retenciones de soja, el Gobierno nacional le sacó a los productores bonaerenses unos 3000 millones de dólares en el último año. Si a ese número lo pasás a pesos, te quedan 330 mil millones de pesos, que si se reparten en partes iguales, le estaría sacando a cada uno de los 135 municipios unos 2500 millones de pesos. ¿A quién se lo saca? A las economías regionales”, concluye el parlamentario.

Foto epi: Luciano Bugallo, diputado provincial y productor agropecuario.

Calixto Tellechea, intendente de Florentino Ameghino

“No sirve cerrar las exportaciones, hay que intentar con cortes populares”

-¿Qué análisis hace de lo que está pasado con la carne, desde el precio hasta la medida tomada por el Gobierno de cerrar las exportaciones?

-Cortar las exportaciones en este contexto es la locura más grande que hay. No sirve, no sirvió, ni va a servir nunca. Sí hay que intentar con cortes populares, negociar y quizá subsidiar lo que no va a China y a Europa. Hay que buscarle la vuelta. Además, con tiempo, buscar alimentos alternativos. Es mucho más barato financiar un pollo, que no se lo podemos a exportar a nadie ya que se fabrica en todos lados, que frenar la producción y exportación de un producto único a nivel mundial como es la carne argentina. Cerrar las exportaciones genera un desastre comercial, hay contratos ya firmados, acuerdos que se estaban llevando a cabo.

-¿Qué opina de la movida que empezó a llevarse adelante en Castelli, acuerdo mediante con un frigorífico local?

-Me parece muy interesante, aunque no estoy al tanto de los detalles finos. Si funciona es digno de verlo e intentar hacer algo parecido, sobre todo en los distritos que hay algún frigorífico en desuso o con algún problema. Acá no hay frigoríficos, nos sería imposible hacerlo. Es algo para trabajar. De mi parte siempre pensé que había que darle más rosca a otras alternativas proteicas, como el pescado, que no sé porque aumenta junto con la carne. También se podría apuntar a la soja. Hace 20 años, cuando estaba de moda, se comía en Puerto Madero; después no se comió más. Es una proteína muy interesante para la mesa de los argentinos. 

Alberto Samid, empresario de la carne

"Ojalá el campo pare por cuatro o cinco meses"

-Usted dijo que estaba bien el cierre de las restricciones de las exportaciones de carne, pero es una medida que parece no haber surtido efecto...

-Imposible que surta efecto. Si los ganaderos hicieron un paro de nueve días, dejaron de mandar hacienda al Mercado de Liniers.

-¿Y cómo se sigue?

-Hay que entender lo que pasó. Lo que se necesita es un cupo de exportación, no podemos vender todo lo que quieran los chinos. No puede ser. La carne afuera vale 3 mil pesos el kilo, por ende, iba a seguir subiendo también acá. Con la cuota americana y la europea no hay problemas, el tema son los chinos, que se llevan el 30 por ciento de nuestra producción y lo cierto es que no tenemos tanto. Es la primera vez que baja el consumo toda la semana y sube el precio. tendría que ser al revés. Cuando una mercadería no se compra, el precio baja. Acá sucede lo contrario.

-Si se pone un cupo, el campo tampoco va a estar de acuerdo, va a seguir en paro.

-El paro fue muy bueno para nosotros los peronistas. La verdad es que los sectores más vulnerables no pueden comer carne. Con este cierre de las exportaciones y el consecuente paro, la gente sigue sin comer, pero al menos las vacas se quedan en el campo. Ojalá siga el paro, que paren por cuatro o cinco meses, así se recupera la ganadería, los precios van a bajar y las clases que nosotros representamos van a poder comer carne. Los únicos que van a tener inconvenientes ahora son los más pudientes, que se van a quedar sin su asadito. Pero tienen guita, pueden comprar caviar, no hay problema. 

Estadísticas de exportación

Más carne vendida pero menos dólares recaudados

La medida del gobierno nacional de suspender las exportaciones debido al alto incremento en el precio para el mercado interno, llegó tras un mes donde lo producido por la venta de carne bovina cayó levemente, tanto de manera iteranual como en comparación con el mes anterior.

En abril de 2021, se exportó por 204,2 millones de dólares, es decir un 0,6% menos de lo recaudado en abril de 2020, cuando ingresaron 205,5 millones de dólares. De acuerdo a los datos del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPVCA), el precio promedio de exportación de abril de este año fue 8,3% inferior al del mismo mes de 2020. En tanto, el precio promedio de las exportaciones de abril resultó un 5,3% menor al registrado en marzo del corriente año. 

El dato significativo es que hubo un incremento en los volúmenes exportados en la comparación interanual. Se vendió el 8,4% más en abril de este año que en abril de 2020. Es decir, que el precio de la carne argentina se depreció en dólares. Los cortes enfriados experimentaron una suba en el precio de 1,5% en el último año, pero los cortes congelados cayeron el 4,7%.

El IPVCA señala que las exportaciones argentinas de carne vacuna acumuladas a lo largo del último año, desde mayo de 2020 a abril de 2021, se ubicaron en volúmenes cercanos a las 937 mil toneladas; por un valor de 2.724 millones de dólares.

El principal comprador en el primer cuatrimestre de este año fue China (75,9% de todo lo exportado), seguido por Israel (6,2%) y luego por Chile (5,8%). China, Israel, Brasil y Estados Unidos incrementaron las compras en los últimos 12 meses, mientras que las mismas se mantuvieron en niveles estables en los casos de Chile, Alemania y Países bajos, a la vez que cayeron las compras por parte de Italia y Rusia. 

Números

Un peligroso antecedente 

En 2006 la Argentina cerró las exportaciones de carne. La medida era por seis meses pero se extendió hasta 2012, con algunos cierres temporarios posteriores. La decisión del gobierno de Néstor Kirchner que continuó en el de Cristina Fernández, tuvo consecuencias negativas para el sector.  “Hubo una baja de diez millones y medio de cabezas de ganado, se perdieron casi 12.000 empleos en la industria frigorífica y cerraron 125 frigoríficos. Y lo paradojal es que en el 2006 el asado valía dos dólares con ochenta centavos y en 2012 valía ocho dólares”, graficó el presidente de Carbap, Horacio Salaverri. Fue la caída de la cantidad de vacunos la que produjo una menor oferta y, por ende, el incremento en el precio de manera exponencial.  En aquellos años, el stock se redujo a unos 47 millones de cabezas en el país. Hoy la cantidad de vacunos ronda los 55 millones, por lo que no se ha recuperado el total que había en 2006. 

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