El clásico de ayer pareció calcado de los dos anteriores. El equipo de Russo salió con carácter y un planteo especulador a esperar lo que proponía el rival. Pero los de Raggio volvieron a carecer de profundidad para lastimar al local.
Una trilogía histórica de triunfos similares entre sí. Ese es el círculo que completó Central ayer a la tarde, tras vencer una vez más a su eterno rival. Es que no hubo muchas diferencias en el rendimiento de ambos equipos con respecto a los dos clásicos anteriores. Russo pensó un equipo especulador, esperando en mitad de cancha y cediendo el protagonismo, la tenencia a Newell`s. La lepra, al igual que todo el torneo, careció de profundidad y se limitó al toque horizontal e intrascendente. A falta de un plan alternativo que sorprenda al canaya, el visitante utilizó el pelotazo frontal como única vía de ataque. Scocco y Maxi sopesaron en intentos individuales y Bernardi no pudo crear todo lo que el equipo necesita. Central fue sumamente efectivo, acertó en el primer tiempo y dispuso de condiciones para ampliar el resultado, pero falló en el último pase.
Pasaron 47 años desde que uno de los dos equipos rosarinos no vencía a su rival en tres oportunidades consecutivas. Russo se convierte en hacedor inobjetable del logro, porque Central ganó los partidos desde el vestuario. Ayer, a pesar de ser local y del murmullo de los hinchas que, en el inicio del juego, veían cierta inexpresividad en el equipo, se aferró más que nunca al libreto. Le entregó a Newell`s el primer pase y recién se plantó en mitad de cancha. Así, ya los había complicado a Martino y Berti. Nunca presionó más arriba, no lo necesitó. Los centrales rojinegros salían despreocupados con la pelota al piso, limpia. Pero al conectarse con los laterales o mediocampistas, caían en la red que proponía el entrenador canaya. Ante la imposiblidad de trascender en el campo de juego, Newell`s abusaba del pelotazo, en particular al pibe Tévez, bien controlado por Delgado.
Una vez que leyó que los de Raggio eran inofensivos a nivel colectivo, Central se animó a salir. Aunque no mucho. Domínguez y Musto fueron clave en el equilibrio y ganaron la pelea en la zona de volantes. Dicha superioridad en el campo abría un horizonte enorme para el canaya. Abreu pivoteaba con mucha inteligencia y jugaba rápido con las bandas. Antes de la media hora, el uruguayo abrió para la entrada de Ferrari, que envió un centro para el cabezazo al gol de Niell. Uno de los jugadores más petisos del país ganó en soledad ante la pasividad de los centrales leprosos. No solo eso, el delantero estaba lesionado y a los dos minutos fue reemplazado por Valencia. Toda una imagen de lo que es el presente rojinegro.
El partido se quebró con la apertura del tanteador. Newell`s se despertó. En realidad, sus referentes perdieron verguenza. Scocco la tomó en la puerta del área, superó a dos marcadores y remató al palo. En el rebote lo perdió Maxi. Fue una muestra de la jerarquía individual de la lepra, pero estuvo lejos de ser un punto de inflexión en el andar del derrotado. Todo lo contrario, fue la única chance que tuvo en el partido. Central también recuperó parte del vértigo que lo caracteriza y, desordenado, lo fue a buscar. Presionó de manera más intensa en la salida y arrinconó a Newell`s. Ustari rechazó un centro, chocó con Abreu y quedó tendido, lesionado pero desentendido de la jugada, acaso esperando que Lousteau pite una falta que nunca llegó. La salida en falso del uno le quedó a Domínguez, que desde afuera del área y de zurda, la clavó a un costado del arquero inmóvil.
Faltaba más de un tiempo aún, pero el partido ya no tenía sentido. Dos goles abajo, Raggio intentó torcer el andar de su equipo con dos cambios apenas iniciado el epílogo, pero el problema no era de nombres. Lo de Newell`s ya es estructural, ni siquiera coyuntural. La era Raggio profundizó las fallas que tenía el plantel bajo la conducción de Alfredo Berti y no hay solución a la vista. Newell`s no estuvo a la altura del clásico ayer. Carente de intensidad, de cambio de ritmo y fortaleza, jugó un partido más, igual que cualquier otro. Scocco, sobre el final, no se condujo como líder y se hizo expulsar al deslizar gestualmente una sospecha sobre el accionar de los arbitros.
Central, sin desplegar un juego vistoso, fue un equipo protagonista, presente. Conoce sus limitaciones, no superó su juego irregular, pero fue efectivo. Y desperdició, por sus propias deficiencias, la chance de cerrar un resultado histórico. Porque con un poco más de prolijidad e inteligencia, pudo haber goleado. El dos a cero quedó corto para lo que fue el trámite. Los hinchas no lo lamentaron, se quedarán de manera imborrable con la fiesta que se consumó en el Gigante. Ya se acostumbraron a celebrar cada vez más seguido.
2 Central: Caranta (6); Ferrari (6), Berra (6), Donatti (6), Delgado (6); Encina (6), Domínguez (8), Musto (7), Becker (5); Niell (6), Abreu (6). DT: Miguel Russo.
0 Newell`s: Ustari (4); Díaz (5), Fernández (4), López (4), Casco (5); Orzán (4), Villalba (5), Bernardi (4); Tévez (5), Scocco (5), Rodríguez (5). DT: Gustavo Raggio.
Goles: PT 28m Niell (C), 36m Domínguez (C).
Cambios: PT 31m Valencia (5) por Niell (C), ST 6m Frydiszewsky (4) por Tévez (N) y Víctor Figueroa (5) por Díaz (N), 13m Barrientos (5) por Abreu (C), 24m Aguirre por Becker (C), 38m Leandro Figueroa por Villalba (N).
Expulsados: ST 29m Scocco (N) y 45m Leandro Figueroa (N).
Arbitro: Patricio Loustau.
Cancha: Gigante de Arroyito.
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