Las fuerzas de seguridad reprimieron por segundo día las marchas opositoras; los manifestantes prometen resistir hasta que el gobierno responda a sus demandas
CARACAS.- La ola de protestas contra el gobierno de Nicolás Maduro se convirtió en una guerra de trincheras entre los manifestantes que intentan acceder al centro de la ciudad, sede de los poderes públicos, y las fuerzas militarizadas, que ayer contuvieron una vez más las marchas multitudinarias cortando los accesos con otra exhibición de armamentos y efectivos.
Los manifestantes trataron de llegar a la autopista Francisco Fajardo, la más importante del país, desde la cercana plaza Brión, en el barrio residencial de Chacao. Pero apenas se acercaron al cordón de seguridad fueron recibidos por una andanada de granadas de gases lacrimógenos que los mantuvo a raya.
El objetivo era confluir en la Defensoría del Pueblo, en el centro de la ciudad, para entregar un documento con planteamientos a favor de la restitución del orden constitucional, un reclamo maestro que incluye la celebración de elecciones, el respeto al Parlamento y la liberación de los presos políticos.
"Hoy están más agresivos, ellos creen que con la represión van a apagar la voz del pueblo, pero están equivocados. América latina dejó atrás las dictaduras y Venezuela no será la excepción", clamó Henrique Capriles, ex candidato presidencial y la cara visible de la oposición.
Capriles subrayó que se mantendrán en las calles hasta que se recupere el pleno funcionamiento del Estado de Derecho en el país, que según los críticos del gobierno en Venezuela y en el exterior fue secuestrado por la dirigencia chavista, en nombre de la revolución que puso en vigor Hugo Chávez.
El diputado opositor Freddy Guevara, dirigente de Voluntad Popular, dijo que a pesar de la represión continuarán "firmes en las calles junto al pueblo venezolano".
"Otra vez la autopista, marchando por el país. La gente volvió a salir a pesar de la represión de ayer [por el martes, cuando murieron tres manifestantes y hubo 270 detenidos]. La resistencia trata de no ceder, de avanzar todos los días, de repetir y ver quién se cansa primero, si ellos o nosotros", dijo Guevara.
La represión armada incluye la intervención de los llamados "colectivos chavistas", grupos de choque afines al gobierno, uno de los cuales se jactó anteayer de hacer blanco con los periodistas. "¿Quiénes somos? ¡Colectivos! ¿A los periodistas? ¡Plomo!", se escuchaba en un video que se hizo viral.
Hasta el momento los manifestantes no han logrado abrirse camino al centro de la ciudad, bastión del chavismo, en las sucesivas manifestaciones desde el 1° de abril, en respuesta a la anexión de las atribuciones del Parlamento, de mayoría opositora, por parte del Supremo Tribunal de Justicia, que responde al chavismo. Si bien la decisión fue revertida días después, fogoneó de manera duradera el malestar de buena parte de la población contra el gobierno de Maduro.
Esa recurrente incursión al centro de Caracas por parte de los manifestantes opositores fue reprimida nuevamente ayer con gases lacrimógenos que los uniformados lanzaron con apoyo de vehículos blindados y camiones hidrantes. Los choques comenzaron desde temprano y estremecieron zonas como El Paraíso, Santa Mónica, El Rosal, Chacaíto, Bello Monte, Las Mercedes y la autopista Fajardo, escenario habitual de la represión.
El grueso de los manifestantes se replegó hacia el Este. Pero un grupo de jóvenes con las caras cubiertas con pañuelos y capuchas se mantuvo lanzando cócteles molotov, piedras y quemando barricadas de basura, mientras un helicóptero de la policía sobrevolaba la zona.
"No me importa tragar gas, no me importa morir, pero tenemos que salir de esta mierda de gobierno asesino y represor", dijo Natasha Borges, una chica de 17 años. "Cansancio hay, pero tenemos que echarle bolas. Yo estoy dispuesto a salir a la calle todos los días si hace falta", dijo Aquiles Aldazoro, un universitario de 22 años.
La nota del día la dio un joven desnudo que logró subir a una tanqueta de la Guardia Nacional Bolivariana, en un claro desafío al uso de la fuerza de parte del gobierno chavista, que después de las primeras marchas multitudinarias, a principios de abril, decretó su prohibición.
"¡Bájate de esa vaina!", le gritó un policía enardecido, mientras sus compañeros le disparaban con balas de goma. Le siguieron disparando después de bajar y sentarse en la calle, Biblia en mano, pidiendo por el cese de la violencia.
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