El juego del ex Presidente genera una disyuntiva por el liderazgo en el PRO. El alcalde de la Ciudad está dispuesto a enfrentarlo en una PASO si Macri compite. La táctica de Bullrich. Cuál es el plan de Vidal
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Robertino Sánchez Flecha
Mauricio Macri ya definió que va a jugar. Y hace meses que lo está haciendo. Sus apariciones públicas y recorridas se intensifican semana a semana. La incógnita que aún persiste es cómo jugará, si como candidato o como el gran elector de Juntos por el Cambio rumbo a las elecciones de 2023. En ambos escenarios, su decisión será preeminente.
La semana pasada fue una muestra clara de la voluntad de poder que expresa el ex Presidente. Durante una gira por España explicitó sus intenciones. “Si al final del camino un candidato garantiza el cambio y otro no, yo voy a jugar”. El mensaje de Macri resonó en JxC. Los socios de Macri en la coalición están fastidiados por su indefinición. Saben que el fundador del PRO jugará, la incógnita que genera molestia es de qué forma lo hará. Un asesor larretista sostuvo que la actitud del ex Presidente “traba” el resto de los acuerdos electorales a nivel subnacional.
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Larreta está decidido a enfrentar a Macri
“Hay que naturalizar la posibilidad de que Mauricio va a ser candidato”, se sinceró ante Infobae un operador político de Horacio Rodríguez Larreta, Jefe de Gobierno de la Ciudad. La hermenéutica que surge de la mesa política de Uspallata es que la táctica de Macri apunta a inclinar la balanza hacia la figura de Patricia Bullrich.
En las últimas semanas, la presidenta del PRO ha crecido en los sondeos de opinión. Empero, cerca de Larreta analizan que se trata de “un techo” y entienden que “Patricia no tiene estructura como para sostener el alcance hasta las elecciones”.
En ese contexto, el juego de Macri consiste en oscilaciones indefinidas. Reconoce las candidaturas de todos, pero no se inclina por nadie. En la Ciudad consideran que la influencia del ex presidente crece en la medida que exista un equilibrio entre Larreta y la ex ministra de Seguridad. “El juego de Mauricio es mantener esa paridad que le permite ser influyente”, admite un legislador nacional larretista. “Si Mauricio quiere jugar, que juegue”, desafía un operador larretista en diálogo con este medio. Pese al riesgo que puede implicar, en el larretismo madura la idea de que enfrentar al ex Presidente en una PASO es necesario: funcionaría como una forma de legitimación de la figura de Rodríguez Larreta en la coalición. El principal problema es que para eso tienen que ganarle. Nada sencillo.
Rodríguez Larreta (NA)
La disputa abierta por el liderazgo del PRO
“El año que viene se discutirá el tipo de liderazgo”, augura uno de los estrategas políticos de la Ciudad. Algo en lo que hay consenso dentro del partido amarillo es que el lider del PRO es Macri. Es algo que se refleja en la centralidad que suele tener el ex Presidente en las reuniones de la mesa chica del espacio y en el rol vinculante que tiene para mediar las tensiones entre los presidenciables.
Pero ante todo, Macri es líder del PRO porque cuenta con el reconocimiento interno para serlo. La fuente de ese liderazgo no está dada por un estatuto o por tradición, sino por lo que en la sociología weberiana se llama carisma. Y en eso reside el dilema que enfrenta el PRO de cara a las próximas elecciones.
Eso no implica que Larreta, Bullrich o Vidal no tengan ciertos dotes carismáticos, sino que la centralidad política actual de Macri mantiene su liderazgo en el partido que fundó. Incluso, actúa en consecuencia y no da muestras de querer ceder ese rol. “Pensamos que los números le dan. Una PASO Mauricio la gana. Y en general, Macri hoy mide más que cualquier kirchnerista”, insinúan cerca del ex Presidente.
Por las características del sistema de gobierno argentino, de tipo presidencialista, siempre implica un problema que el líder de un partido no sea el candidato o, eventualmente, el presidente del país. De esa idea surge la famosa frase de la historia política de Argentina, popularizada en los ‘70: “Cámpora al gobierno, Perón al poder”.
Max Weber, cientista social alemán, hizo un exhaustivo análisis sobre los dotes que tiene un líder carismático. De ahí se desprende una teoría weberiana muy difundida: la de la “rutinización del carisma”. Una idea que ayuda a comprender el desafío que tensiona la convivencia en el PRO.
Como el carisma -explica Weber- es un don extracotidiano, personal e innato, lo difícil para alguien con esos atributos es transferir ese carisma a otra persona. Centralmente porque se trata de cualidades muy personales. Una forma de transferencia es que el propio líder decida dar un paso al costado y designe al sucesor.
Vidal y Macri
En este caso, algo así ocurriría si Macri se inclina públicamente por uno de los presidenciables en el PRO. En tal circunstancias ejerce el rol de gran elector. Ya lo hizo con el propio Larreta cuando en 2015 disputó la jefatura de Gobierno contra Gabriela Michetti. El segundo escenario es que el ex Presidente se defina a ser candidato él mismo y, en caso de no bajarse el resto, disputar una PASO con quienes decidan enfrentarlo -incluso dentro del PRO-. Larreta ya se anotó a esa carrera.
El apoyo de Macri que ilusiona a Bullrich
La ex ministra de Seguridad se mantiene pétrea en su candidatura. Hace recorridas mensuales por el país y profundiza su incursión en el conurbano.
Allí la asisten Javier Iguacel, intendente de Capitán Sarmiento, y Joaquín De La Torre, senador bonaerense y ex intendente de San Miguel. Ambos candidatos a disputar la gobernación de la provincia. Gerardo Milman, Alberto Fohrig, Eduardo Amadeo, Luciano Laspina y Dante Sica son otros de los dirigentes que forman parte del círculo político que asesora a Bullrich.
Los operadores bullrichistas se congratulan por el apoyo que reciben por parte de Macri y se ilusionan con que finalmente se incline por la candidatura de la presidenta del partido amarillo. Mientras eso no suceda, la táctica del ex presidente también siembra incertidumbre en Bullrich.
El principal óbice de la presidenta del PRO es que su discurso halcón interpela a un electorado similar al de Macri -por no decir al mismo-. Es un indicador de que una eventual candidatura del presidente de la Fundación FIFA eclipsaría a Bullrich.
Los planes de Vidal
La ex gobernadora trabaja en su estrategia con un equipo de asesores que se encarga de organizar su agenda electoral. Y el itinerario es el de una campaña presidencial. Este año, la diputada nacional visitó 11 provincias.
En cada una se queda de dos a tres días para reunirse con dirigentes locales y hacer pasadas por comercios, emprendimientos productivos o industrias. A eso le suma recorridas semanales por la provincia de Buenos Aires, con foco en el conurbano.
Allí suele mostrarse con dirigentes como Cristian Ritondo -su candidato a gobernador bonaerense-, Sebastián López Medrano, su ex ministro de Desarrollo Social, y Alex Campbell, diputado provincial. Son parte de su mesa chica.
Pese a algunos desencuentros fuertes por las elecciones de 2015 y 2019, Vidal mantiene una buena relación con Macri y hablan permanentemente. Incluso, fue el propio ex Presidente el que a principios de año la subió al ring de presidenciables. No obstante, en el entorno de Vidal también se inquietan por la indefinición de Macri.
Sin embargo, lo toman con templanza. “Mauricio es el papá de todos y cuando él considere oportuno va a comunicar qué hará”, le responde a Infobae un dirigente bonaerense del riñón de la ex gobernadora. Esa aseveración sugiere, entonces, que enfrentar a Macri en una PASO implica una especie de Edipo político.
A diferencia de Larreta, cerca de Vidal deslizan que “si Mauricio juega, en el PRO no le puede ganar nadie”. Es un indicio de que con Macri como candidato, la ex gobernadora analizará postergar su ambición presidencial.
En el macrismo siguen molestos porque piensan que hubo dirigentes del PRO que “lo quisieron jubilar a Macri antes de tiempo”. Contrario a eso, aparece cada vez más activo.
El ex Presidente no definió cuándo comunicará si será candidato o si se inclinará por apoyar a alguien en el PRO. En su entorno deslizan que no lo dará a conocer hasta antes de marzo.
“La decisión ya la tiene tomada”, le aseguró a Infobae un dirigente que trabaja con Macri desde el 2002.
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