El peronista se consagró gobernador por tercera vez con un armado propio que no le abrió el juego al peronismo tradicional. Ganó en primera vuelta, pero esperaba una diferencia mayor.
Por GABRIELA PEPE.
El número estuvo unos puntos por debajo de lo previsto, pero Jorge Capitanich se paró firme sobre el 49% de los votos, edificados sobre un armado político propio, a fuerza de voluntad y con límites al peronismo tradicional. Después de cuatro años en la intendencia de Resistencia, el ex gobernador había logrado construir su regreso para ser el primer mandatario tres veces electo en la historia de Chaco.
La victoria en primera vuelta estaba asegurada. Las encuestas previas y los números de boca de urna que circularon el día de la elección le auguraban un triunfo, pero Capitanich evitó montarse sobre los porcentajes aplastantes. Fiel a su estilo, metódico y ordenado, enumeraba cuatro factores políticos que consideraba claves para volver a la gobernación: un liderazgo fuerte, el despliegue territorial, un trabajo intenso en la campaña y una fiscalización prolija, en la que puso a trabajar a una mayoría de jóvenes, un sector al que le fue dando protagonismo en su gobierno y en el armado político.
Chaqueños y chaqueñas a partir de hoy nace el camino de la esperanza.
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— Jorge Capitanich (@jmcapitanich) October 14, 2019
En efecto, Capitanich puso su sello en el armado de listas, las plagó de leales, abrió paso a nuevos dirigentes, negoció poco y barrió con los liderazgos tradicionales del peronismo. Como compañera de fórmula, llevo a la diputada nacional Analía Rach Quiroga, una dirigente de su máxima confianza, de 35 años e identificada con la lucha feminista. Rach Quiroga será la primera mujer vicegobernadora en la historia de la provincia. Para sucederlo en la intendencia de Resistencia, Capitanich nominó a Diego Arévalo, el secretario de Obras Públicas del municipio, un joven de 36 años que peleará contra Gustavo Martínez, histórico mandamás del peronismo en la capital provincial al que el gobernador electo quiere destronar.
Desde Resistencia, donde recaló en 2015 después de haber sido ocho años gobernador y jefe de Gabinete de Cristina Fernández de Kirchner, Capitanich se dedicó a planificar pacientemente su regreso. Obsesivo del trabajo, híperactivo, se concentró en la gestión municipal con el objetivo de volver a la gobernación en 2019 y reemplazar a su sucesor, Domingo Peppo.
Durante casi cuatro años, Capitanich y Peppo convivieron en tensión. La relación se terminó de romper este año, cuando el gobernador dejó en claro que no tenía previsto dejar su lugar y buscaría su reelección. La interna se profundizó y terminó en el enfrentamiento en las urnas en las PASO nacionales del 11 de agosto, cuando ambos de presentaron como candidatos a senadores nacionales, a sabiendas de que la disputa era, en realidad, una pelea anticipada por la provincia.
El triunfo contundente de Capitanich en las PASO nacionales, por 20 puntos de diferencia, terminó de resolver la interna. Pocos días después, con la mediación de Alberto Fernández, Peppo y Capitanich se sentaron a negociar. Capitanich aceptó cederle dos lugares en la lista de diputados provinciales. El gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, zurció el final del acuerdo, cuando dio el visto bueno para el destino que le ofrecieron Fernández y Capitanich a Peppo en caso de que el Frente de Todos gane la elección: la embajada de Paraguay, que Insfrán mira siempre con atención.
En la contienda, Capitanich siempre tuvo el respaldo incondicional de Cristina. El gobernador electo es uno de los dirigentes de máxima confianza de la ex presidenta, que impulsó su regreso a la gobernación y se mantuvo inflexible en las negociaciones con Peppo. A diferencia de las demás provincias gobernadas por el peronismo, donde Cristina dio la orden de respetar el armado de los mandatarios locales, en Chaco la ex presidenta impuso su preferencia por Capitanich.
Con lo propio, el intendente de Resistencia construyó su triunfo con un fuerte eje en su trabajo y liderazgo personal. El número final, cercano al 50%, que cualquier otro dirigente envidiaría, igual no terminó de conformarlo.
En el radicalismo, que durante toda la jornada se había ilusionado con la posibilidad de forzar el ballotage entre Capitanich y Carim Peche, la decepción fue grande. Los votos no alcanzaron, aunque la UCR, con una fórmula que concentró las fuerzas de los ex gobernadores Ángel Rozas y Roy NIkisch, los mayores caciques provinciales, mantuvo y superó su piso del 30%.
La sorpresa estuvo a cargo del ex vicegobernador Juan Carlos Bacileff Ivanoff, que tuvo una cosecha del 13,86% y se quedó con una porción de cada electorado: del peronismo, por ser su partido de origen, y del radicalismo, por su discurso de mano dura y orden, que le dieron buen resultado entre la clase media de Resistencia.
Ya como gobernador electo, Capitanich viajará este lunes a Rosario, donde participará junto a Alberto Fernández de un foro sobre hábitat y urbanismo que organizó María Eugenia Bielsa, quien ya suena como futura ministra de Vivienda del eventual gobierno del Frente de Todos. Bielsa fue la encargada de extenderle la invitación a Capitanich, arquitecto de su propio triunfo.
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