Capitanich dispuso la unidad y nadie quiso quedar afuera

Capitanich dispuso la unidad y nadie quiso quedar afuera

En el Chaco aún se debate si la estrategia de Coqui es ganar o perder las elecciones. Lo que sí es seguro es que  tuvo que  reformular su ingeniería electoral ante la realidad del PJ chaqueño  que era muy distante y distinta a la que dejó  antes de asumir la Jefatura de Gabinete. Peppo va a tratar de imponer su liderazgo  desde la Gobernación  y Coqui desde Resistencia va a intentar mantener su poder dentro del peronismo chaqueño. 

Gustavo Martínez fue el gran artífice de este acuerdo de unidad. El fallo de la Cámara Federal que desestimó la denuncia de Nisman trajo cierto alivio en la Rosada, pero esto no aleja el interrogante de qué dirá la Justicia en última instancia, ya que el fiscal Moldes anunció qua apelará. Este alivio se vio reflejado también en las encuestas, ya que la imagen presidencial mejoró luego de conocerse la decisión de la Cámara Federal.  Cristina no determinó la fórmula presidencial pero estos días se vio una ventaja de Scioli sobre Randazzo. Se sabe que tener en las listas a Cristina jugaría un rol importante ya que ella no juega a perder y apuesta a seguir siendo la conductora política de un espacio que tiene más del 35% de los votos en todo el país.

Mientras el Gobierno se repone del impacto del paro general del 31 de marzo, Cristina Kirchner no juega a perder, como pretende Eduardo Duhalde, pero sí es plenamente consciente de que puede perder. Pretende entonces conseguir el mejor posicionamiento posible para los próximos años. Esto no excluye la alternativa de ungir a Daniel Scioli como candidato presidencial, pero subordina su nominación a una estrategia que el mandatario bonaerense acepta con «subordinación y valor» aunque para ello deberá aceptar, sin chistar, todas y cada una de las imposiciones impuestas desde la Casa Rosada que pasan, desde el segundo término del binomio presidencial, hasta entregar mansamente la lista de legisladores nacionales o la candidatura a la gobernación bonaerense.

La Casa Rosada ha tenido -en los últimos días- un cónclave de alto vuelo en el despacho de Carlos Zanini del cual participaron exponentes de La Cámpora y cinco gobernadores peronistas que mostraron la enorme preocupación por la eventual marginación de Daniel Scioli o la capitis diminutio del gobernador bonaerense a la cual se suma la pretendida incorporación de hombres de La Cámpora que los gobernantes no ven con simpatía.

Obvio resulta que -una de las preocupaciones principales- en la Residencia de Olivos es la cuestión judicial. Por eso, una «prueba de amor» más que consistente protagonizada por Scioli son las gestiones políticas realizadas -en su nombre- para beneficiar la situación procesal de la Presidenta.

En los pasillos de los tribunales federales se dice que el juez Rodolfo Canicoba Corral actuó -ante algunos de sus pares- como representante oficioso del gobernador, en particular para interesarse en las causas vinculadas con la denuncia del fiscal Alberto Nisman y con la investigación sobre la firma Hotesur, propiedad de la familia presidencial, que lleva adelante el juez Claudio Bonadío, pero -en la que interviene- como fiscal Carlos Stornelli, quien fue ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires.

En el caso Nisman el fallo de la Cámara Federal, que desestimó la denuncia del fiscal, alivió sensiblemente al Gobierno pero dista de tranquilizarlo por completo. La previsible apelación del fiscal Germán Moldes desplaza la atención en la Cámara de Casación y, en última instancia, en la propia Corte Suprema de Justicia que recién podría tomar decisiones luego de la conclusión del actual período presidencial y en la cual sin duda tiene importancia decisiva el accionar de este fiscal que, a su sólida formación jurídica y argumentos de peso que sostiene en la apelación, le suma el prestigio de su carrera en la Justicia y su rol político que nunca abandonó desde que ingresó como hombre muy cercano al ex jefe del bloque de diputados provinciales del peronismo José Luis Manzano.

Es cierto que la decisión del tribunal de segunda instancia, que confirmó el fallo del juez Daniel Rafecas, representa un durísimo golpe político para la fiscalía, aunque no hay que dejar pasar por alto que la decisión adoptada lo fue por mayoría, esto es con dos votos a favor y uno en contra, con lo cual tanto la Cámara de Casación Penal como oportunamente la Corte Suprema de Justicia de la Nación, no podrán obviar y pesar los argumentos utilizados por una y otra parte, lo cual no da sino razón a aquello de que mientras media biblioteca está a favor de una interpretación la otra está en sentido contrario. Los hechos, las cuestiones fácticas con estos, lo que cambia es el punto de vista para el análisis. Nada es verdad o es mentira todo, depende del cristal con el que se mira se suele decir habitualmente. Una verdad que -aunque de perogrullo- es de estricta aplicación al caso de autos.

De allí la llamativa insistencia periodística en potenciar una denuncia de ex funcionarios venezolanos del gobierno de Hugo Chávez exiliados en los Estados Unidos sobre una supuesta triangulación Caracas-Teherán-Buenos Aires que habría incluido el transporte de material nuclear para el plan atómico iraní.

El problema para la Casa Rosada es que, en esta causa, los tiempos procesales pueden llevar su dilucidación definitiva hasta el año próximo, cuando Cristina Kirchner ya no habite la Residencia de Olivos y su «poder de fuego», en cualquier circunstancia, sea inevitablemente menor que ahora, una preocupación que es denominador común de los que ocupan funciones de relevancia y que sabe que por la temporalidad natural de los mandatos y hasta de los propios fueros, llega el tiempo en que pasan a ser ciudadanos del montón, con el agravante de que algunos en su tránsito por la función pública no han sabido mantener el equilibrio propio de quienes con conscientes de que esto es una rueda donde hoy están arriba y mañana el devenir político los lleva a estar abajo con la desventaja que supone que el ejercicio abusivo o arbitrario de funciones públicas no suele ser algo a favor cuando el gobierno se pierde. Ha pasado siempre, en todos los lugares, y en todos los tiempos, aunque aún así no todos toman en cuenta la necesidad de gobernar mirando el día después de modo que puedan transitar por la calle con la frente alta y hasta con el reconocimiento de la gente.

En este contexto, parecería una «jugada obligada» que la jefa de Estado se preocupe por los fueros parlamentarios. La duda es si se postulará como candidata a legisladora para representar a la Argentina en el Parlasur, a diputada nacional o a la Gobernación por la provincia de Buenos Aires.

Las encuestas hablan de una recuperación de la imagen presidencial. Este es un dato de la realidad que no pasa desapercibido y hace que la presencia de Cristina Kirchner en las boletas electorales tenga una lectura cuanto menos confusa dentro del propio oficialismo. No habría entonces que descartar su aparición simultánea en la boleta para el Parlasur, que es nacional, y para la lista de diputados nacionales bonaerenses como tampoco que termine siendo la candidata a la Gobernación del primer Estado argentino, donde puede ganar aunque las dudas en este caso están en la propia Presidenta, quien es consciente de las dificultades que supone gobernar una provincia de esas características y el grado de flexibilidad y dependencia que debe tener con el poder central, una característica que no está acorde con su responsabilidad tanto más cuanto, desde hace años, se ha derogado el régimen que Menem le otorgó a Duhalde -llamado fondo de conurbano- que por sí le garantizaba una administración más tranquila que -desde su anulación- ha convertido al gobernador de turno en absolutamente dependiente de la Casa Rosada.

En este aspecto hay que considerar dos cuestiones, por un lado que el gobernador, a contrario del presidente, se elige por mayoría simple, esto es no es necesaria la segunda vuelta, lo cual implica que aquel que saca un voto más se queda con la primera magistratura provincial. La otra circunstancia es que la sola participación en ese posicionamiento de la Presidenta llevaría a una fuerte polarización entre el Frente para la Victoria y el massismo, cuya carta de triunfo entre varios precandidatos que competirán en las PASO es la emblemática figura de Francisco de Narváez, quien ya supo ganarle a Néstor Kirchner en 2009, más allá de que luego cometió, primero el desliz de soñar con una aventura presidencial para la cual estaba legalmente impedido, abandonando la provincia en la que se hizo fuerte, y luego olvidar que la política se hace por segmentos electorales, con lo cual no puede considerarse el dueño de los votos que obtuvo en 2009. Esos votos eran en sustancia de origen peronista y cuando dos años después pretendió orientarlos en un acuerdo con Ricardo Alfonsín se esfumaron en gran medida.

Ahora una disputa con la Presidenta lo volvería a poner en carrera en el segmento donde está su base de votos, más allá de que no es lo mismo competir por una misma candidatura como puede ser la gobernación que hacerlo en categoría distinta como sería contra una diputación nacional, recordando algo que es muy importante para el análisis. En Buenos Aires hay PASO en el distrito y las elecciones nacionales coinciden con las provinciales, un tema que no es para nada menor en la enorme preocupación que embarga a los jefes territoriales, comenzando por los llamados barones del conurbano, a quienes los desvela la posibilidad de que una disputa Massa versus Scioli termine perjudicando la preservación del poder territorial en sus propias comunas, preocupación que se extiende a varias gobernaciones administradas por el peronismo en las que votar el mismo día que las nacionales hace que la división del voto peronista pueda conducir al triunfo de un candidato del PRO, del radicalismo o de otro partido, tanto más cuando son varios los gobernadores justicialistas que no pueden repetir por impedimento constitucional.

Otro dato a tener en cuenta es qué hará Cristina con los candidatos del peronismo para las PASO, esto es si habrá un solo candidato -esto es Daniel Scioli-, dos con Florencio Randazzo en carrera o más de dos, y el segundo dato a tener en cuenta es     qué pasará en la disputa por el sello del partido. Un sector importante, nucleado en el Congreso de Avellaneda, pugna por retirar al PJ del Frente para la Victoria y lograr el reconocimiento de parte de la Justicia Electoral en esta movida.

La decisión la tiene Ana María Servini de Cubría y luego la Cámara Electoral Nacional con la posibilidad de que entren a jugar los tiempos procesales propios de las causas judiciales y el carácter a cómo se conceda el recurso ante la alzada, esto es si tienen efectos suspensivos o devolutivos, con la implicancia que una decisión de esta naturaleza puede tener en el plexo de gobernadores que siguen con preocupación la alquimia que ensaya la Casa Rosada, y con alcance a algunos distritos en severo conflicto, judicialmente irresueltos como el de Corrientes, sobre el que pende una amenaza cierta de intervención política que podrá o no llegar a darse.

Para Scioli, que es el principal candidato del FPV, quien mayores posibilidades tiene de consagrarse como candidato a nivel nacional en las PASO en función al peso decisorio que tiene la provincia de Buenos Aires no es menos cierto que perdería al menos diez o doce distritos en manos de Florencio Randazzo, al menos si este cuenta con la venia presidencial. El plus valor que le da el apoyo de Cristina es decisivo en provincias del Nordeste, del Noroeste y del Sur en las que se impondría cómodamente Randazzo.

Aquí entra a jugar otro elemento de decisiva importancia. Contando con Cristina en la boleta cuál será el rol o el protagonismo de los presidenciables en las PASO y luego del ganador en las presidenciales del 25 de octubre.

Sin ninguna duda muy relativo. La atracción la ejercerá -por lógica- la Presidenta y ello ayudará -en lo que son las elecciones de octubre- en las que el FPV se aseguraría el primer lugar, con lo que supone la posibilidad de quedarse con la Gobernación de Buenos Aires y una cosecha importantísima de legisladores nacionales a lo largo y lo ancho del país conforme a listas que, aunque consensuadas en algunos distritos de mayor peso, responderán a la conducción de Cristina Kirchner, quien apuesta al día después como virtual jefa de la oposición para el caso de que el peronismo caiga derrotado en las elecciones. Aunque como contrapartida de esta cosecha la posibilidad de un triunfo en el balotaje se aleje definitivamente en cuanto a que quien llegue segundo, sea Macri o Massa, se lleve cómodamente el resto del arco electoral por la fuerte división en el electorado entre el espacio K y el espacio anti K. Cuanto mayor sea el protagonismo presidencial en la primera vuelta mayores serán las dificultades que el candidato presidencial tendrá en la segunda para liberarse del estigma que supone la vinculación con el modelo que un sector hoy mayoritario de la sociedad representa.

El Vicepresidente

En la lógica de que Scioli acepte todas y cada una de las condiciones impuestas desde la casa Rosada que parten desde la nómina de legisladores nacionales y la propia candidatura a la Gobernación bonaerense debería sumársele la Vicepresidencia, cargo para el cual compiten por estas horas Axel Kicillof y Jorge Capitanich, quien luego de dejar la Jefatura de Gabinete fue recogiendo adhesiones que ponen el acento en la solidaridad, lealtad y compromiso con el proyecto que encarna Cristina.

En el bolillero está entonces Capitanich y esto resulta importante porque el gobernador acaba de terminar hace unas horas la inscripción de la lista de candidatos para las PASO provinciales que insólitamente se darán el 24 de mayo, a cuatro meses de las elecciones provinciales previstas para el 20 de septiembre.

¿LLEGO TARDE?           

La realidad que encontró Coqui a su regreso, luego de los efectos de su prolongada ausencia, y el devastador perjuicio causado por su vicegobernador lo obligaron a reformular la ingeniería electoral que tenía en mente desde que se fue. Sobre la hora debió sacrificar la postulación de su delfín, el senador Eduardo Aguilar, quien se suponía le cuidaba la poltrona en el Senado de la Nación, en beneficio de Domingo Peppo, quien lidera todos los sondeos, aunque distante de Aída Ayala, la candidata radical. A la vez, y luego de contradecirse con su propio discurso, tuvo que apelar a su hermano Daniel Capitanich, intendente de Campo Largo, para que secunde a Peppo en la fórmula. Apeló también al actual presidente de la Cámara de Diputados para incluirle los premios en la lista de diputados provinciales, y se ubicó él mismo como candidato a la Intendencia de Resistencia, con el interrogante mayor de que aún no sabe si la actual jefa comunal desdoblará o no las elecciones en la principal comuna de la provincia.

Al actuar, como lo hizo el jefe del peronismo chaqueño dejando su propio discurso de meses atrás cuando cuestionó a las oligarquías partidarias y a las portaciones de apellido, de la misma forma que contradijo aquello de que quien quería ser candidato no podía tener caja del gobierno con algún cargo público en ejercicio, lo cual no se aplica en su propio caso y fue lo que motivó el desplazamiento de Domingo Peppo del Instituto de Vivienda,  más allá de que ahora, por aquello de que la política es el arte de lo posible, lo terminó por confirmar como el número uno de la fórmula para intentar competir de igual a igual con Aída Ayala, lo cual no es nada fácil en función a que la intendenta capitalina  ha unido a todo el radicalismo sin excepción y ha logrado el apoyo tanto de Macri como de Massa, lo cual la convierte, al menos por ahora, en la gran favorita.

ESTRATEGIA MAQUIAVELICA

De ahí lo que es una decisión inteligente. Coqui que hace unos días declinó la candidatura a la Intendencia para ponerse al tope de la lista de diputados provinciales con el deliberado propósito de presidir la Cámara de Diputados y seguir con ello el derrotero exitoso de su par misionero Carlos Rovira, quien se ingenió para mantener las riendas del poder en Misiones por estos últimos ocho años desde la poltrona presidencial de Diputados, finalmente -y con factor sorpresa- volvió sobre sus pasos para quedarse con la candidatura a la Intendencia de Resistencia, desde donde apunta a rearmar su poder, manteniendo el control del partido si se diera la circunstancia de que Peppo pierda la Gobernación a manos de Aída o al menos pueda pasar a jugar de igual a igual con el nuevo gobernador en el supuesto de que gane el principal bastión electoral de la provincia.

AMENAZAS

Con Cristina Kirchner situada en el centro del escenario, cabe esperar que el Gobierno prepare más de un golpe de efecto. El enrarecimiento de la relación con Gran Bretaña sobre el tema Malvinas, en coincidencia con la reciente conmemoración de un nuevo aniversario del 2 de Abril, puede constituir un síntoma. La absurda denuncia británica sobre las ulterioridades de un imaginario pacto militar entre la Argentina y Rusia coincide con que ambos gobiernos afrontan este año dos elecciones muy importantes y que en ambos casos la agitación de la controversia sobre las islas del Atlántico Sur es rentable en sus frentes internos.

«Hagan fuego, señores…»

En su afanosa búsqueda de reposicionamiento público de su candidato, que incluye el acercamiento al Peronismo Federal y la explotación de la incipiente rebelión radical contra la alianza con el PRO aprobada en Gualeguaychú, algunos asesores de Sergio Massa insisten en avanzar con su vaporosa propuesta acerca de la «estatización del juego». Esto tiene incidencia en la campaña electoral que se pondrá en marcha en el Chaco, donde ha quedado en el centro de la escena la posición oficial que tomará el Gobierno ante la privatización de las salas de juego del interior otorgadas por su predecesor en trámite poco claro, que Coqui prometió anular la misma noche en que reasumió su cargo de gobernador, aunque los trámites para ello, según el propio fiscal de Estado, llevan sus tiempos y procedimientos para cubrir la responsabilidad del Estado. Para Jorge Alcántara la acción válida es la de lesividad. A ella apelará con el fuerte apoyo de Capitanich más allá de que desde la oposición se ponga en duda la palabra del gobernador en este punto, jugando en contra del oficialismo el hecho de que el flamante candidato Domingo Peppo no hace mucho se pronunció a favor.

También la situación de algunos funcionarios de riñón chiyista, sostenidos a rajatabla por este como el presidente de Lotería Chaqueña Néstor Rolhaiser, quien acaba de declinar su postulación para la Intendencia de Castelli, y de Pedro Miró, quien se alejó del perfil alto que tenía en el área chica del saliente gobernador, pero que aspira a quedarse en algún cargo de menor exposición pública, lo cual hace pensar que la influencia de Chiyo en el Gobierno se mantiene, aunque menguada prueba de lo cual es que pudo colocar en los premios a Chiyito en la lista de diputados provinciales, un dato que dista de ser menor a la hora del análisis, pero que muestra en su exacta dimensión el nivel de pragmaticidad de Coqui, que así como no dudó en alzar el brazo de Peppo a expensas de Aguilar y de desplazar a Gustavo Martínez de un lugar en que lo había consagrado unos días antes, apuntó certeramente a la Intendencia de Resistencia y terminó por transigir con Bacileff para evitar males mayores a quien lo espera a la vuela de la esquina la Justicia luego del 10 de diciembre, fogoneada quizás por algunos medios con los que ha tenido una relación algo más que traumática.

Volviendo a Massa

El objetivo del líder del Frente Renovador sería recuperar terreno denunciando un supuesto acuerdo político y económico entre el oficialismo y Mauricio Macri, que se expresaría en una «caja compartida» en el negocio de los juegos de azar y tendría como epicentro al empresario patagónico Cristóbal López, convertido en el «malo de la película».

La primera andanada de Massa sobre este espinoso asunto coincidió con su reunión con el equipo de la Pastoral Social del Episcopado, que preside el obispo de Gualeguaychú, monseñor Jorge Lozano. En esa reunión participó monseñor Jorge Casaretto, ex obispo de San Isidro y adalid de una cruzada contra la instalación de máquinas tragamonedas en el Hipódromo de San Isidro, un proyecto promovido por López, quien pretendería replicar allí el negocio que tan buen buenos dividendos le otorga en su emprendimiento en el Hipódromo de Palermo.

Pero el tema amenaza colarse en la interna del PRO. Según voceros massistas, el apoyo de Macri a la candidatura de Horacio Rodríguez Larreta en su puja con Gabriela Micetti responde a que Rodríguez Larreta garantiza la continuidad de determinados acuerdos económicos entre la administración porteña y el gobierno nacional, que involucrarían a las obras públicas y el negocio del juego y en los que tendría participación el empresario Nicolás Caputo, para muchos el «alter ego» de Macri.

La cuestión adquiere mayor dimensión si se tiene en cuenta la posibilidad de que López, asociado a Marcelo Tinelli en su productora televisiva Ideas del Sur, aproveche la elección de su socio como titular de la Asociación del Fútbol Argentino para impulsar el negocio de las apuestas deportivas on-line. El asunto habría sido tema de conversación en una tenida protagonizada por Tinelli con Máximo Kirchner en la Residencia de Olivos.

En el análisis de esta madeja político-comercial hay otro protagonista importante: Daniel Angelici, titular de Boca Juniors, propietario de varias salas de juego en la provincia de Buenos Aires y antiguo dirigente del radicalismo porteño, erigido en una de las principales espadas territoriales de Macri en la ciudad de Buenos Aires.

Como por la legislación argentina la regulación del juego es de carácter provincial, el único lugar del país donde el gobierno nacional tiene capacidad de intervención es en la ciudad de Buenos Aires. El exabrupto de Massa tiene un destinatario con nombre y apellido: el distrito porteño es el bastión principal de López.

En diciembre de 2007 (a escasos días de dejar la Presidencia y diez años antes de su vencimiento) Néstor Kirchner firmó un decreto por el que prorrogó la concesión del Hipódromo de Palermo hasta 2032, con una opción de cinco años adicionales. En octubre de 2003, Kirchner había firmado con Aníbal Ybarra, antecesor de Telerman, para mantener la jurisdicción nacional sobre la regulación de los juegos de azar.

Ese acuerdo Kirchner-Ybarra podía ser desechado, si una de las partes lo expresaba, antes de su plazo de vencimiento, establecido para fin de 2007. Dirigentes de la UCR porteña, que hoy apuestan por la candidatura de Martín Lousteau, recuerdan que en julio de 2007 el diputado Ricardo Gil Lavedra le envió una carta al jefe de Gobierno saliente, Telerman, y al entrante, Macri, para recordarles que ese 31 de diciembre vencía el plazo para que la ciudad denunciara el acuerdo. No hubo respuesta y el convenio se prorrogó automáticamente por otros cuatro años. Lo mismo hizo Macri en diciembre de 2011. Hay que ver qué sucede este fin de año.

Los massistas recalcan que el socio de López en el Hipódromo de Palermo es Federico de Achával, íntimo de Caputo y de José Torello, otro de los amigos cercanos de Macri. De Achaval, un empresario turístico, se había quedado con la concesión del hipódromo en 1992, aunque esa concesión se extendía sólo hasta 2017. En 2007, Casino Club y la empresa española Cirsa acordaron que la empresa de López adquiriría el 50% de las acciones del Casino Flotante de Puerto Madero. De esta forma, López institucionalizó su condición de «zar del juego» en la metrópolis porteña.

Los epígonos de Massa recuerdan que en su libro «El pibe», Gabriela Cerruti, una de las precandidatas porteñas del Frente para la Victoria, se hizo eco de las versiones sobre los apoyos financieros de López a las sucesivas campañas de Macri.

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