San Luis es la que más lo sufre por la ausencia de controles, la falta de lugar para estacionar y las conductas desaprensivas.
Según la Asociación de Concesionarios de la República Argentina (Acara) el parque automotor de la Provincia de San Luis este año es de 132.036 automotores para una población de 476.191 habitantes. Ese mismo dato para el 2004 era de 46.142 automóviles, es decir que la cantidad aumentó más del 180% en una década. El gran desafío es cómo se adaptan los principales centros urbanos de la provincia al impacto que genera la mayor cantidad de autos, transporte público, motocicletas y camiones contra el menor espacio para circular y estacionar. En Merlo por ejemplo sufren porque durante la temporada estival la cantidad de autos aumenta al doble por la llegada de los turistas y en Villa Mercedes la imprudente circulación de las motos.
La Argentina alcanzó uno de los índices más altos de mortalidad por accidentes de tránsito en 2012, al sumar 178 muertes cada millón de habitantes y de 863 fallecidos cada un millón de automóviles.
El intendente de San Luis, Enrique Ponce, tomó la primera medida respecto al tránsito en setiembre de 2012 a diez meses de comenzada su gestión, y fue retomar el estacionamiento medido en ochenta cuadras, porque según sus funcionarios, el principal objetivo era resolver parcialmente el caos vehicular. La excusa fue que al no tener posibilidad de estacionar en las calles céntricas, el tránsito era más lento y se provocaba mayor congestión porque muchos autos se detenían en doble fila. Dos años después ese desorden no cambió y la situación se agravó en el microcentro por otra medida que tomó el mismo Ejecutivo: ensanchar veredas y peatonalizar la cuadra estratégica de acceso al microcentro por Rivadavia entre Pedernera y Junín.
Después de estas medidas el Municipio firmó un convenio con el Automóvil Club Argentino (ACA) para realizar los estudios necesarios que le permitan resolver los dos puntos más conflictivos: el sentido de circulación y la cantidad de espacios para estacionar. El primer relevamiento se realizó en 81 puestos dentro de las cuatro avenidas durante 2 días hábiles y confirmó que ingresan a la ciudad unos 382.830 vehículos. De ese total el 85% fueron autos, 10% motos, 2% colectivos y bicicletas y apenas el 1% fueron camiones. Según el ACA por cada acceso pasaron 5 vehículos por minuto y las vías de ingreso más utilizadas, a la mañana y a la tarde, fueron la avenida Presidente Perón y la calle Bolívar.
Pero la ciudad acumula varios problemas que persisten en los últimos años y generan múltiples inconvenientes en el tránsito cotidiano: la congestión de vehículos en las horas pico de ingreso a la ciudad por la mañana, al mediodía y después de las seis de la tarde en varios tramos de Junín, Bolívar, Lavalle, Chacabuco, San Martín, Caídos en Malvinas, República del Líbano, Avenida del Fundador, Italia, Julio Roca y Riobamba. A esto se suma la tradicional mala costumbre de estacionar en doble fila, en por lo menos 25 cuadras del centro, a la hora de dejar y retirar los chicos de las escuelas. También la obra del puente que se levantará en la intersección de ruta Nº 147 y la avenida Santos Ortiz, provoca mayor congestión sobre esa avenida y en la Del Fundador. Igual que el cruce de la ruta 147 con Justo Daract, donde Vialidad Nacional construye un puente y una rotonda desde mayo que hace más lento el ingreso desde el norte. Otro detalle es la cantidad de semáforos: donde hay suficientes, no siempre están bien sincronizados (avenida España, Illia, Caídos en Malvinas o Sucre) y en algunas esquinas de la ciudad donde son necesarios y han sido reclamados por los vecinos, como Catamarca y Martín de Loyola o Riobamba y Julio Roca, la Municipalidad no los instala.
También existen unas 13 “zonas rojas” donde se generan múltiples accidentes como los trayectos de las avenidas Lafinur, España, Julio Roca, Del Peregrino, Santos Ortiz, Del Fundador, Presidente Perón, y República del Líbano. Además del tramo de la ruta 147 entre los puentes Derivador y Favaloro hay que sumar las calles Sarmiento, Riobamba, Martín de Loyola y Europa.
Los registros que lleva el Área de Accidentología Vial de la Policía para este año ya informan de 11 muertes por accidentes en el ejido de la ciudad: 4 en la avenida Santos Ortiz, 2 fueron en la Del Peregrino y los 5 restantes ocurrieron en Aguada de Pueyrredón al 900, Martín de Loyola y avenida Lafinur, Catamarca y Aristóbulo del Valle, Lafinur y 9 de Julio y en el kilómetro 799 de la Autopista de las Serranías Puntanas.
Hay ordenanzas, no controles
El concejal por Compromiso Federal, Jorge Pereira, admitió que "la ciudad creció y aparecieron problemas nuevos”, pero destacó que “en varias oportunidades hemos manifestado nuestra preocupación por la falta de controles en el tránsito de la ciudad, porque el Ejecutivo no tiene un cuerpo de inspectores que le permita ejecutar las normativas. Se puede contar con una gran cantidad de ordenanzas pero no se pueden hacer efectivas porque no hay quién las controle”.
El presidente de la comisión de Transporte del Concejo Deliberante señaló que, “el estudio que realizó el ACA planteaba que con mayores controles se evitarían las consecuencias en el tránsito. Más allá de si es necesario hacer cambios en el sentido de circulación de algunas calles para hacer más fluido el tráfico".
Pereira destacó que la ciudad tiene las ordenanzas suficientes para poder transitar de manera ordenada: “Están delimitados los lugares para estacionar y donde está prohibido, los horarios de carga y descarga también, las paradas del servicio de transporte público y un montón de otras reglamentaciones”.
El juez de Faltas Municipal, Alejandro Ferrari, opinó que “no se trabaja mancomunadamente con la Municipalidad porque el actual intendente decidió romper el convenio con la División Tránsito de la Policía, que durante muchos años mostró mejoras en sus estadísticas y en la convivencia del tránsito. Pero en estos tres años la ciudad se vino abajo por carecer de una política de tránsito".
Ferrari contó que llegan al Juzgado “más de 20 mil actas de infracción anuales por mal estacionamiento y el 90 por ciento están labradas en el microcentro”. Irónicamente se preguntó: “¿Y en el resto de los barrios no pasa nada? En toda la ciudad se viola la velocidad máxima, conducen en estado de ebriedad, estacionan donde no corresponde y se producen accidentes todo el tiempo porque las personas trasgreden alguna norma de tránsito. Por eso no son accidentes, sino episodios ocasionados por negligencia humana”.
En su análisis consideró que “ésta no es una crítica mal intencionada hacia la gestión municipal, es simplemente una observación de la realidad: el Cuerpo de Inspectores de Tránsito no tiene la logística necesaria para recorrer toda la ciudad como sí la tiene la Policía provincial. No tiene los vehículos, ni la gente necesaria y capacitada para eso, nada más”.
Y reiteró que “en la ciudad no se respeta un semáforo en rojo, pero tampoco hay un solo inspector que lo controle. Eventualmente me llegan actas de violación de semáforos que labra la Policía de la Provincia mediante los oficios que este Juzgado libra para cumplir con esta cuestión en toda la ciudad, porque la Municipalidad controla en el centro, nada más”.
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