La Cancillería siria negó este miércoles haber utilizado gas venenoso en un ataque aéreo en la ciudad de Khan Shaykhun, en el sur de la provincia norteña de Idleb, y acusó a "agrupaciones terroristas armadas", patrocinadas por Qatar, Turquía y Arabia Saudita, de estar detrás del ataque de ayer que dejó más de 80 muertos y 200 heridos.
"La República Árabe Siria niega firmemente haber utilizado gases venenosos en Khan Shaykhun o en cualquier ciudad o pueblo sirio", aseguró hoy la Cancillería en un comunicado enviado a Télam.
La nota agregó que el Ejército "no tiene ni pretende tener" armas químicas y niega "haberlas usado en las batallas más difíciles contra las agrupaciones terroristas armadas", en referencia a las milicias opositoras que desde hace más de seis años intentan derrocar al gobierno de Bashar al Assad.
El ministerio sirio aseguró que Damasco cumplió con sus compromisos asumidos en 2013, fecha en que, con la mediación de Rusia, aceptó entregar a la comunidad internacional su arsenal químico para evitar un inminente ataque militar de Estados Unidos.
Según el gobierno, las "agrupaciones terroristas armadas" son las que provocaron "esos acontecimientos con el propósito de acusar al Estado sirio", una posición que rechazaron las potencias occidentales en los últimos dos días en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Para defender su posición, el gobierno de Al Assad recordó que en las últimas semanas entregó a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), al Consejo de Seguridad de la ONU y a varios países "información detallada y puntual" sobre los depósitos de armas que tienen las milicias rebeldes en la provincia de Idleb.
Dicha provincia está controlada casi totalmente por facciones rebeldes, algunas de ellas islámistas radicales, como el Organismo de Liberación del Levante, la alianza de la ex filial de Al Qaeda en Siria, antes conocida como el Frente al Nusra.
Moscú, que apoya a Siria en su batalla por asfixiar a la insurgencia y poner fin a la guerra civil, admitió ayer que la aviación siria realizó ataques en esa zona, pero explicó que fue para desbaratar unos almacenes en los que los islamistas del ex Frente al Nusra tenían armas químicas.
Excepto por Moscú, ningún país u organización confirmó esta versión.
La condena internacional que provocó el presunto ataque químico coincidió con la víspera de una nueva ronda de negociaciones de paz en Astaná y Ginebra, las dos sedes en Kazajistán y Suiza en donde se realizan dos diálogo paralelos.
Además, el devastador ataque coincidió con una avanzada exitosa del Ejército sirio sobre territorios controlados, hasta ahora, por milicias insurgentes.
Por eso, la Cancillería sirio argumentó en su nota que el objetivo de las acusaciones en su contra es renovar las ofensivas contra el gobierno de Al Assad y "justificar sus decisiones hostiles contra él".
"Todas esa acusaciones falsas y fabricadas no van a aflojar la continuidad de la guerra contra el Terrorismo, sus organizaciones y los países que lo apoyan como Turquía, Arabia Saudita, Qatar y algunos de la Unión Europea", agregó el comunicado.
Damasco llamó a la comunidad internacional a rechazar las acusaciones en su contra, "promovidos por las partes que no desean el bien ni la paz para Siria y su pueblo".
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