La elección es a fin de año y necesitaría contar con el apoyo de Macri. En tanto, Rafael Grossi podría liderar el organismo mundial de energía atómica.
Los nombres de dos argentinos están en boca de la diplomacia internacional como precandidatos a ocupar dos de los más altos puestos de las Naciones Unidas. Uno de ellos es el de la canciller Susana Malcorra, a quien no pocos ven como una fuerte contrincante para suceder al secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, de quien fue de hecho jefe de gabinete hasta que Mauricio Macri la convocó para integrar su gabinete.
El otro peso fuerte que también juega afuera es el actual embajador ante Austria, Rafael Grossi, funcionario del servicio exterior, y quien cuenta con amplio respaldo internacional para competir por la titularidad del Organismo Internacional de Energía Atómica (AIEA, según sus siglas en inglés). Grossi fue jefe de gabinete de Yukiya Amano, el japonés a cargo desde 2009 del organismo que vigila la seguridad y los usos nucleares. Grossi ocupó distintos puestos en el sector y tuvo a cargo la presidencia del Grupo de Proveedores Nucleares.
Ambos funcionarios, canciller y embajador mantienen una intensa actividad en los organismos de la ONU más allá de sus cargos políticos actuales. La semana próxima, Malcorra estará en Nueva York.
El 10 será oradora en el 70° aniversario del establecimiento de la comisión consultiva en asuntos administrativos y presupuestarios de la ONU, entre otras actividades que sumará a su agenda bilateral.
Por su parte, Grossi será uno de los oradores en las actividades preliminares a la cumbre nuclear que tendrá lugar el 31 de marzo y el 1 de abril en Washington, con Barack Obama de organizador y anfitrión. Grossi hablará en los días previos sobre "El futuro de la AIEA". Mauricio Macri viajará a esa cumbre, y ya le preparan un encuentro a solas con Obama entre otros líderes internacionales.
La votación para elegir al sucesor del surcoreano Ban Ki Moon –al frente del organismo hace ya nueve años– será entre septiembre y octubre de este año. La que decidirá el reemplazo o la reelección de Amano será en febrero de 2017.
Ahora bien, cualquier candidatura a un puesto internacional precisa el respaldo del Estado, y en este caso del Presidente. Para Malcorra, entonces, no será tan fácil que Macri la proponga a un puesto que la deje partir tan pronto.
Argentina ha tenido en más de una oportunidad figuras de primer nivel para competir en puestos que necesitan de estos respaldos. Ocurrió con las chances que en su momento tuvo el ahora embajador de Macri ante el Vaticano, Rogelio Pfirter, para conducir el Organismo para la Prohibición de Armas Químicas. En su momento, guiada por sus formas de premiar la militancia y castigar a quien no adhiriera a su gobierno, Cristina decidió bajarle el pulgar a Pfirter cuando desde el exterior le daban señales de que lo promoviera para competir por ese puesto.
Hay que reconocer que, en el plano internacional, estas luchas son también descarnadas porque desde el vamos se mueven intereses geopolíticos. Para el caso de la secretaría general de la ONU, se dice que este año quieren favorecer a candidatos de Europa del Este, y también que es hora de que una mujer esté al frente de las Naciones Unidas. Allí juegan fuerte dos búlgaras: Irina Bokova, la actual número uno de la UNESCO (la agencia de ciencia, cultura y educación de la ONU) y Kristalina Georgieva, actual vicepresidente de la Comisión Europea.
También correrían en esa competencia el ex presidente de Eslovenia, Danilo Turk; el presidente de la Asamblea General, Vuk Jeremic; el ex primer ministro de Australia, Kevin Rudd; y la titular del programa de desarrollo de la ONU, Hellen Clark.
Entre tanto, para conducir el organismo atómico –que jugó un rol central en el acuerdo de Irán con las seis grandes potencias– hace falta el respaldo de países. Y ello implica otro lobby. Según fuentes diplomáticas, Grossi contaría con simpatías en China, Rusia, Brasil Sudáfica, Pakistán, entre otra decena de países.
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