Máximo Kirchner, líder de la agrupación, buscará mantener el poder en el Congreso y en la Legislatura de Buenos Aires. Intendencias, el desafío a largo plazo.
Por Macarena Ramírez
Con un peronismo desordenado y sin liderazgo, bien distinto a aquel que se encolumnaba sin chistar detrás de Cristina Fernández de Kirchner, La Cámpora -fundamentalmente Máximo Kirchner, líder de la agrupación- tiene un desafío enorme y puntual: mantener el número de bancas en el Congreso y en la Legislatura de Buenos Aires y sostener su presencia territorial con miras a 2027, cuando buscará sumar intendencias a su reino.
En el camino hacia la elección de medio término del año próximo, deberá afinar la armonía con el gobernador Axel Kicillof, lanzado a componer una nueva canción. De cómo se resuelvan las tensiones entre ambos dirigentes dependerá, en gran medida, la estrategia a desplegar para alcanzar el objetivo arriba mencionado.
Soldados de CFK
La Cámpora tiene el beneficio de la aprobación de CFK, quien aún es la figura con mayor peso dentro de un abanico dirigencial peronista sin rumbo claro. Ese es un activo que a nadie en las filas de Kirchner se le escapa. “Pueden decir lo que quieran, pero al final del camino la que va a terminar ordenando es Cristina”, se golpea el pecho un dirigente camporista con llegada al jefe del PJ bonaerense ante la consulta de Letra P sobre el futuro y el peso de la organización en el conglomerado panperonista.
CFK con militantes de La Cámpora
La fuente argumenta que, particularmente en la provincia de Buenos Aires, cuando lleguen los meses de cierres de listas y campaña, la palabra de la expresidenta será la que mayor peso tendrá en el electorado y CFK da constantemente muestras de apoyo a la agrupación conducida por su hijo. El último gesto fue cuando eligió publicar la foto de la columna de La Cámpora tras la movilización del 24 de marzo. La dirigencia bonaerense tomó nota.
Con todo, la organización deberá seguir batallando en los meses que vienen con la multiplicidad de voces que se levantan en contra de Kirchner y su agrupación. Pinta esa situación lo sucedido en el último Congreso del PJ, en el que Fernando Gray, Sergio Berni y Alberto Rodríguez Saa apuntaron contra el sector, aunque sin nombrarlo. Hay otras voces críticas, como el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, y Guillermo Moreno.
La lapicera 2025
En las elecciones de 2023, el kirchnerismo -Cristina, Máximo- pobló las listas legislativas de figuras propias, principalmente en el Congreso y la Legislatura bonaerense. Aunque no todas esas figuras que responden al hijo de la expresidenta son de La Cámpora, la organización tiene fuerte representación.
En aquel momento se quedó con once de los primeros quince lugares en la lista de postulantes a la Cámara de Diputados, con predominio en el Senado. CFK dio su aval para la fórmula presidencial encabezada por Sergio Massa, pero se aseguró un pelotón de leales en el Congreso para atravesar los siguientes cuatro años.
Mantener esa fortaleza en la elección de 2025 será uno de los grandes desafíos, ya que el último cierre de listas dejó fuertes enojos por la preponderancia de la lapicera de Kirchner.
En la Legislatura bonaerense, La Cámpora tiene nueve representantes de un bloque de 37 en Diputados agrupados en Unión por la Patria y seis de 21 en el Senado. De esas 15 bancas, en 2025, pondrá en juego nueve.
Máximo Kirchner y la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza.
Intendencias 2027
Si bien la derrota electoral de 2023 despojó a La Cámpora de una de sus mejores herramientas para hacer política en el territorio, con el manejo de dependencias de organismos como la ANSES y el PAMI, en la última elección su poder territorial se fortaleció como nunca antes al ganar doce intendencias bonaerenses.
Ninguna agrupación política tiene el manejo de ese número de distritos bonaerenses contabilizando tres gigantes del conurbano como Quilmes, Lanús y Hurlingham.
Con todo, La Cámpora buscará conquistar nuevos territorios, algo que ya genera rispideces con los intendentes en sus pagos chicos. La imposibilidad de reelección de gran parte de los jefes comunales de Buenos Aires abre una oportunidad enorme para muchos y para Kirchner puntualmente. Para llegar con chances a 2027, será clave la instalación de nombres en la elección de medio término.
Afinar la sintonía con Axel Kicillof
La política bonaerense en el peronismo baila al ritmo de las tensiones entre Kirchner y Kicillof. Los hijos -biológico y político- de CFK son los dos grandes polos de poder en la provincia más grande en términos electorales y zona de mayor influencia del kirchnerismo en el electorado.
Son muchos los dirigentes que buscan mediar entre ambos y acercar posiciones –también quienes fogonean la pelea-. Mantener la sintonía entre ambos es muy difícil. Si bien ambos sellaron una tregua en el último tiempo para batallar contra las políticas del presidente Javier Milei, las diferencias afloran una y otra vez.
El pasado 24 de enero fue un ejemplo de las tensiones siempre existentes: cada uno marchó por separado y con su propia columna. De cómo se encauce ese vínculo político dependerá en gran medida la estrategia del peronismo para la primera pelea electoral con Milei en la Casa Rosada.
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