Pese a que todavía no hay explicaciones oficiales sobre las causas del masivo corte de luz en el Día del Padre, la administradora controlada por el Estado penalizó a empresas y cooperativas. La medida cayó muy mal en el sector y preparan apelaciones.
En la región la falta de electricidad se extendió, en algunos sectores de Neuquén, hasta pasadas las 21 del domingo.
Los actores del sistema eléctrico nacional no viven los días más felices. Tras el histórico apagón del Día del Padre, del que aún no se oficializan las causas, hay una suerte de caza de brujas para repartir culpas. Transportistas, generadoras y distribuidoras se sienten en la mira de Cammesa, la administradora del mercado que controla Nación, quien todavía no aceptó ninguna responsabilidad por lo ocurrido.
El último golpe llegó con las multas aplicadas a las distribuidoras. Inconsultamente se les informó de sanciones económicas porque sus equipos no actuaron en tiempo y forma durante los momentos críticos del masivo corte. En total se calcularon 116 millones de pesos.
En la región el EPEN fue sancionada con 1,6 millones de pesos, mientras Edersa deberá hacerse cargo de 230 mil pesos y la CEB (Bariloche) de 110 mil pesos. CALF en cambio tuvo una compensación positiva de 640 mil pesos.
Según pudo averiguar “Río Negro” las sanciones no fueron debatidas en la mesa de Cammesa, integrada por todos los actores del sistema pero controlada por el Estado, y pasó directamente a la secretaría de Energía que conduce Gustavo Lopetegui.
Lo que se les imputa es que no redujeron la demanda tal como lo establece el protocolo. El tema tiene cierta complejidad técnica pero es clave para mantener el equilibrio en el Sistema Interconectado Nacional (SADI).
Generación y consumo deben ser equivalentes, cuando uno de los dos “sube” o “baja” el otro debe acompañar. El domingo 16 de junio cayó una gran parte de la generación que Nación había decidido concentrar desde el Litoral. Las distribuidoras y grandes usuarios debían acompañar esa baja para que no colapse el sistema.
Al mecanismo se lo conoce como Desenganche Automático de Demanda (DAG). Son unos 2.000 relé (una especie de disyuntor) que están programados para desconectar los alimentadores . En la región no debe haber más de 60 ó 70. Funcionan en siete escalones en un lapso de apenas 20 segundos y que pueden reducir la demanda del país en un 42%.
Menos de la mitad del consumo comprometido a desconectar se cumplió en tiempo y forma.
En números$26.000.000La multa que recibió Edenor. Fue la más alta. La firma forma parte del grupo que controla Marcelo Mindlin. En tanto Edesur recibió una pena de 13 millones de pesos.$3.000es el valor que Cammesa le dio al Mw/hora no desconectado para las multas. El precio que se paga en el mercado es de 2.000 pesos.
Entre las distribuidoras hay acuerdo en que una de las fallas fue el DAG. Pudo ser por desactualización de los porcentajes de cobertura o por falta de inversión. Sin embargo, aseguran que los errores más gruesos se cometieron antes de llegar a esa instancia.
Uno de los principales puntos anotados fue la decisión de concentrar demasiada generación desde Litoral cuando el sistema estaba con bajo consumo. Es lo que se denomina generación económica, es cuando se pone a producir a las tecnologías más baratas (hidroeléctricas). El beneficio es que el gobierno nacional ahorra en la parte de la factura que aún cubre con subsidios.
Pero concentrar altos porcentajes de generación en pocos puntos es un riesgo extra para el equilibrio del sistema ante un imprevisto. Algunos calificaron la decisión como “temerario”.
Después fue el seteo de las líneas de alta tensión y la famosa torre 42 que provocaron la falla cuando la demanda comenzaba a crecer en los primeros minutos de las 7. La lista incluye algunas más sobre las que no hay del todo acuerdo.
A más de un mes, las culpas siguen cruzadas pero por ahora solo parecen direccionarse en un solo sentido y eso suma tensión.
La suma de fallas que llevaron al histórico apagón del 16 junio y las que se agregaron para extenderlo más de la cuenta, varían dependiendo de quién haga la lista. Pero puertas adentro del sector eléctrico la cosa está bastante clara, más allá de que el tema agotó tempranamente su fugaz fama en la opinión pública.
La aplicación del protocolo de multas por parte de Cammesa confirma las sospechas de que se busca más un chivo expiatorio que echar luz sobre un hecho inédito en país. Quizás porque ajustar las responsabilidades en su justa medida podría tener un costo electoral.
El sistema eléctrico, al igual que el gasífero, es tan complejo de entender que ni la oposición se animó a continuar con los reclamos. Sin embargo, como se dice para la economía, cuando se explica difícil es porque no se está contando todo.
En este caso, posar la lupa sobre la distribuidoras se parece más a cambiar el foco de atención que a explicar.
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