Juntos por el Cambio y el Frente de Todos abren focos de conflicto por todo. Prueban la artillería electoral mientras esperan definiciones. Cantado rechazo oficial a una mesa de trabajo por las tierras linderas a El Marquesado.
Por: Ramiro Melucci.
Un paro artero, una reglamentación demorada, un diálogo imposible y un exceso de crispación. Una crónica sobre la semana política que pasó no podría prescindir de ninguno de esos elementos. Que se combinan con las especulaciones de índole electoral, tan de moda en el Frente de Todos como en Juntos por el Cambio.
El Concejo Deliberante dedicó gran parte de su sesión a debatir si una frase de Patricia Bullrich pronunciada la semana anterior en Mar del Plata merecía o no un repudio general. Dijo la precandidata presidencial del PRO: “Estamos totalmente decididos a llevar adelante un cambio profundo, un cambio de régimen que dinamite el régimen kirchnerista que nos ha gobernado durante tantos años”. Refería, sobre todo, a la burocracia estatal, pero el Frente de Todos reclamó un rechazo unánime al considerar que Bullrich pidió “dinamitar el kirchnerismo”.
La precandidata utilizó, es cierto, un lenguaje bélico que no aporta la concordia política. Más adelante insistió: “En la economía, vamos a dinamitar el régimen kirchnerista que nos ha empobrecido”. Pero de ahí a plantear la eliminación de una fuerza política hay un trecho.
A Juntos por el Cambio no le interesó explicar lo que dijo Bullrich: prefirió duplicar la apuesta y respondió con más ataques al kirchnerismo. Ya está claro que, de acá a octubre, con parada intermedia en agosto, la exaltación y el enojo dominarán el escenario.
En este ambiente hostil y con los candidatos de su espacio corridos a la derecha para tratar de frenar la escalada de Javier Milei, era esperable la respuesta del gobierno municipal al pedido de diálogo de los impulsores del proyecto agroecológico en Chapadmalal. Los emparentó con el delito y los llamó extorsionadores. Escandalizado por la réplica, el Frente de Todos anunció que igual promoverá una mesa de trabajo en el Concejo. Conversar nunca está demás, pero hubiera sido conveniente hacerlo desde el principio, mucho antes de aquel furioso sábado de marzo en que El Marquesado se convirtió en noticia nacional.
Raverta con las agrupaciones sociales, políticas y sindicales del Frente de Todos local.
Al interior del Frente de Todos subsisten las diferencias por el fondo del asunto. Fue público el rechazo del Frente Renovador. La pata kirchnerista, que es mayoritaria, no se opone al proyecto desde lo conceptual, pero no cree conveniente que se haga en ese campo de la ruta 11. Sol de la Torre, del partido de Juan Grabois, lo defendió en su totalidad: “Aporta un elemento más al desarrollo económico de la zona porque le permitiría el abastecimiento de alimentos saludables, dándole un agregado de valor a una zona que tiene una capacidad turística bastante exclusiva”. Esta vez no quedó sola. Roberto Gandolfi, del Movimiento Evita, se acopló con una frase ecuménica: “Si en los desiertos de Israel se cultiva, mirá si no vamos a cultivar nosotros en Chapadmalal”.
Ninguna de estas divergencias fue motivo de discusión el sábado anterior, cuando volvieron a reunirse las organizaciones políticas y sociales que conforman el FdT local con la presencia de su referente, Fernanda Raverta. Un síntoma de que, a pesar de los ríos turbulentos que corren en el plano nacional y de las discrepancias domésticas, nadie ha decidido retirar los pies del plato.
Conversar nunca está demás, pero hubiera sido conveniente hacerlo desde el principio, mucho antes de aquel furioso sábado de marzo en que El Marquesado se convirtió en noticia nacional.
Poco antes de que El Marquesado volviera al centro de la escena, los usuarios del colectivo se encontraron el lunes con un inexplicable paro, a la peor hora: la del regreso a sus casas. La UTA adujo falta de pago de una parte de los salarios de abril. Las empresas mencionaron una demora en el cobro de subsidios. El gobierno local, que venía de anunciar un aumento de boleto, pareció atónito y se sumió durante horas en el mutismo. Sólo la mañana siguiente, cuando escampó, mencionó las multas que se labraron.
Luego publicó la reglamentación de la ordenanza 25093, que creó el Plan de Desarrollo de la Economía del Conocimiento. La norma –que otorga incentivos a las empresas que decidan radicarse en el Distrito Tecnológico– había sido aprobada por el Concejo Deliberante en abril de 2021. La Asociación de Tecnologías de la Información y el Conocimiento (Aticma) ni se inmutó por la ostensible demora. Explicó que no había reclamado esa reglamentación porque las pymes del sector, en las que predominaba el teletrabajo como consecuencia de la pandemia, no tenían en claro en ese entonces la necesidad de mudarse.
Pero los tiempos volvieron a cambiar. La presencialidad regresó con ímpetu y algunos, como el creador del Chat GPT, se atreven a decretar la muerte del teletrabajo. Aticma dice que ahora sí las empresas pueden pensar en trasladarse al Distrito Tecnológico en formación. Tal vez esa postura complaciente con la tardanza municipal explique el rumbo que tomó la crítica opositora. Los fuertes reproches tuiteros derivaron en un par de alusiones sueltas en la sesión.
El gobierno local tiene experiencia en tomarse tiempo para reglamentar ordenanzas. Aunque las haya promovido. Hace poco ocurrió con la regulación de los decks. El Concejo aprobó en noviembre la norma que unifica el diseño y la estructura que deben tener. Daba plazo para adaptarse hasta el 30 de abril. Una semana antes de que se cumpliera, apareció la reglamentación y dio otros 180 días. Lo que asoma urgente a los ojos a veces puede prolongarse más de lo esperado con una martingala oficial.
El municipio reglamentó la ordenanza 25093, que creó el Plan de Desarrollo de la Economía del Conocimiento. Aticma ni se inmutó por la ostensible demora.
La trama política se llena de pases de factura a medida que se acorta el camino a las elecciones. El Sindicato de Trabajadores Municipales se declaró en estado de alerta por la falta de pago a un grupo de docentes. Mariana Cuesta, del Frente de Todos, no tardó en reproducir el mensaje. Las consejeras escolares de Juntos le recordaron los múltiples problemas que atraviesan las escuelas de gestión provincial. Emerge la versión educativa del cruce de acusaciones entre defensores del municipio y partidarios de la Provincia. La sanitaria ya había puesto a unos a enumerar déficits de los centros de salud y a otros a recitar las carencias de los hospitales.
Van poniendo a punto la artillería mientras se hacen esperar las grandes definiciones electorales. Guillermo Montenegro aguarda lo que ocurrirá en la provincia de Buenos Aires. No da por cerrado que vaya a haber dos candidatos a gobernador del Juntos. Desconfía de Axel Kicillof y no descarta el desdoblamiento.
Rodríguez Larreta con la mesa del PRO bonaerense. Montenegro dijo presente.
Una semana después de compartir un acto con Bullrich, acudió a la reunión de la mesa bonaerense del PRO con Horacio Rodríguez Larreta. Los dos precandidatos presidenciales le aseguran que no pretenden internas en Mar del Plata. Parecen auspiciar el formato de la V, con competencia en las PASO a gobernador y en la presidencia, pero una de las grandes discusiones puertas adentro es si no conviene una Y, con un postulante bonaerense de consenso.
Raverta también espera. Decidida a competir en la ciudad “contra Montenegro” (en el kirchnerismo no dudan de que al final será así), sigue con atención el menú de candidatos que ofrece el Frente de Todos en el ámbito nacional. Sobre todo, el devenir de Cristina Fernández de Kirchner y las posibilidades electorales del ministro de Economía, Sergio Massa, con una inflación desbocada. Al margen de la suerte que corran los pedidos de competencia interna en las PASO que enarbolan Alberto Fernández y Daniel Scioli (contra los deseos de Massa y el kirchnerismo), que de prosperar derivarían en una lista local que la desafíe. Y de la decisión que tome Gustavo Pulti después de evaluar si Acción Marplatense encaja con alguna pieza del peronismo.
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