Una investigación señala que el gigante de las bebidas da mucho dinero para influir en la investigación y la política a través de eventos y conferencias.
Los índices de precios no cesan de escalar y reportan niveles no vistos en décadas. La crisis energética y las trabas en las cadenas de suministros –factores vinculantes a la guerra en Ucrania– impulsan los costos. Y, aprietan los bolsillos de los ciudadanos en Europa y Estados Unidos. No escapan de la alta inflación ni los productos básicos que, comienzan a escasear, y también las hamburguesas de McDonald’s, chocolates, refrescos.
En Tokio instalaron una planta de amplias dimensiones que convertirá los lodos de las aguas residuales en hidrógeno renovable. El producto final de ese proceso termoquímico derivará en un doble uso: contribuirá a proveer energía y a lograr la eliminación sostenible de los residuos.
El objetivo final es alcanzar la neutralidad del carbono en 20 años, después de haber reducido las emisiones un 30% desde 2010.
Investigadores sugieren ir al consumo de una dieta balanceada, que no incluya productos procesados y bebidas azucaradas.
La ingesta de bebidas azucaradas está asociada al sobrepeso, a la obesidad y a su acción disparadora de enfermedades futuras como la diabetes. Un estudio reciente apunta además, a que su consumo nos desprotege frente a otras patologías, entre ellas, las cardiovasculares.