Coca-Cola en España se compromete a alcanzar la neutralidad de carbono en 2040.
Nuestro clima está en un punto crítico. En 2020 batimos todos los récords: mayor temperatura oceánica, año más caluroso de la historia junto a 2016, temperaturas mínimas más altas… El nivel del mar sube y los fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más frecuentes. Urge actuar en todos los sectores para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero. Las empresas juegan un papel primordial en este compromiso. Y Coca-Cola asegura trabajar «constantemente» en reducir las emisiones provenientes de su actividad.
Desde 2010 consiguieron rebajar en un 30,5% las emisiones en toda su cadena de valor en Europa Occidental, un logro que se enmarca dentro de Avanzamos, su estrategia de sostenibilidad. Ahora, con el mundo en un punto crítico desde el punto de vista ambiental y la necesidad de aprovechar la recuperación tras la pandemia para dar paso a una economía verde, la empresa refuerza su compromiso en la lucha contra el cambio climático.
Así, se ha propuesto rebajar las emisiones en toda su cadena de valor en un 30% para 2030 (respecto a 2019) y alcanzar la neutralidad de carbono en 2040. Unos objetivos para cuya consecución consecución se invertirán 250 millones de euros durante los próximos tres años y que están en línea con el Acuerdo de París, que fija limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados centígrados.
Para lograrlo, Coca-Cola disminuirá las emisiones en cinco áreas: envases, ingredientes, operaciones, transporte y equipos de frío. Esto significa que los esfuerzos no solo se centrarán en reducir las emisiones directas, es decir, las generadas por las fábricas y oficinas de CocaCola, sino también las indirectas, como las que producen sus proveedores a la hora de, por ejemplo, extraer las materias primas o en las actividades logísticas y de distribución.
Precisamente, como la mayor parte de las emisiones de CocaCola provienen de sus proveedores, la empresa ha prometido que prestará apoyo para que establezcan sus propios objetivos de reducción de emisiones y empleen electricidad 100% renovable. En el caso concreto de España, se pondrán en marcha una serie de nuevas acciones, que se sumarán a los avances ya conseguidos.
Así, está previsto que los envases de bebidas sin gas cuenten con un 100% de plástico reciclado a finales de 2021, mientras que el resto de envases contendrán un 50%. Además, se seguirán aligerando las latas y botellas de plástico y vidrio, e innovando en envases rellenables. Por otra parte, Coca-Cola continuará apostando para que las fábricas estén libres de energía de origen fósil. De hecho, toda la electricidad contratada en sus plantas y las oficinas centrales en Madrid es de origen renovable, y algunas obtienen parte de su energía a través de paneles solares.
Respecto a los equipos de frío, Coca-Cola aplica ajustes para que sean más eficientes energéticamente y elige los menos contaminantes del mercado al adquirir nuevos. Por ejemplo, los equipos dispensadores de bebidas solo mantienen los productos fríos cuando se prevé que vayan a ser consumidos; y los almacenes automatizados automatizados permiten guardar más productos en un solo lugar, evitando la huella ambiental que suponen los desplazamientos a otras instalaciones.
En cuanto al transporte, ya se emplean modelos de camiones Euro VI, mucho más ecológicos, y una parte de la flota de vehículos comerciales pasará a ser híbrida en 2021. Asimismo, y siempre que sea posible, se utilizará el tren para transportar las bebidas.
Además de todas estas medidas, Coca-Cola ofrece su apoyo a importantes citas contra el cambio clima tico, como la Cumbre del Clima, y ha puesto en marcha iniciativas como Hostelería #PorElClima, una plataforma para apoyar al sector en su transicio n hacia una economía baja en carbono.
Aunque la pandemia de COVID-19 está teniendo un impacto sanitario, social y económico inimaginable hace solo unos meses, el cambio climático plantea amenazas graves para la salud y la seguridad de las personas, así como la de nuestro planeta. A medida que el mundo hace frente al coronavirus y trata de emprender la recuperación, queda más claro que la reconstrucción debe basarse en un modelo económico sostenible que avance firmemente hacia la neutralidad de carbono.
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