Cambiemos afila su estrategia de confrontación y parálisis

Cambiemos afila su estrategia de confrontación y parálisis

El escándalo en la Cámara de Diputados terminó de vetar la posibilidad de encontrar un espacio institucional para el diálogo entre las distintas fuerzas políticas. Pese a una interna desatada en el seno de la oposición, la alianza se mostró “más unida que nunca” y lo reflejó con una celebración junto a la Coalición Cívica.

Por

CARLA PELLIZA

Juntos por el Cambio volvió a lograr lo que se propuso, mantener la unidad en el Congreso de la Nación ante temas espinozos. La oposición, que cuenta con una innumerable cantidad de frentes abiertos que podrían fisurar los lazos que hoy la mantienen unida, pudo encontrar dos formas de refrescar el por qué de la amalgama. Una de ellas fue el enfrentamiento a Cristina Kirchner y todo lo que sea kirchnerismo. De hecho, la puja en Diputados la tuvo como protagonista a Cecilia Moreau pero, por elevación y recordatorios constantes, le apuntaron a la vicepresidenta cada vez que fue posible. La otra grampa fue la defensa de los designios y del estado actual del Poder Judicial, esta vez con el Consejo de la Magistratura.

“Más unidos que nunca”, dijeron desde el interbloque de Juntos por el Cambio después de la batalla campal que, sin antecedentes, se dio en el recinto durante una sesión que solamente buscó completar un trámite burocrático para darle paso a un debate de consenso. No había tema espinozo en el orden del día, fue incorporado por la alianza, tomado de una discusión completamente ajena a lo que iba a suceder en el hemiciclo, pero fue suficiente.

El show quedó, en principio, en lo mediático y en las declaraciones por redes sociales. No se dispusieron reuniones para analizar los pasos a seguir en este mes restante de debate parlamentario en el que, probablemente, haya alguna nueva sesión en la Cámara Baja. Sin embargo, un diputado del amplio rubro radical, analizó que el Consejo de la Magistratura se planteó como un problema por encima del legislativo y que lo que suceda con ello seguramente guiará un posible nuevo escenario de debate político, por lo tanto, agregó un halcón macrista, la única posibilidad de recuperar el diálogo sería con la designación de la consejeros. Hasta ahora, el objetivo fue culpar al kirchnerismo por, según su discurso, trabar el debate político en el Congreso al intentar avasallar las instituciones y no dejar que otras fuerzas se expresen. Y eso quedó resonando en las cabezas de gran parte de una sociedad bombardeada mediáticamente con un tópico marginal pero clave para el funcionamiento del país.

Desde el Frente de Todos hubo una respuesta unánime a lo ocurrido, con una defensa cerrada a Cecilia Moreau e incluso un pedido de expulsión del diputado Cristian Ritondo presentado por la legisladora Mara Brawer por haber hecho un “gesto obsceno de violación con los dedos de la mano” y haberse mostrado “a los gritos en el recinto usando el gentilicio “venezolana” como insulto merece su expulsión. Es xenófogo, misógino, racista y machista”, explicó. La dirigenta, en los fundamentos del proyecto, manifestó que la violencia política puede tener lugar en cualquier espacio de la vida pública y política y que es aún más grave en ámbitos institucionales.

En el medio del escándalo, quedó completamente extraviado en el mar del griterío, Facundo Manes buscó desatar una nueva interna dentro de su alianza. Cuestionó, en redes sociales, la parálisis del país y aseguró que “no va más”. Al neurocientífico, a esta altura, sólo parece entenerlo el propio neurocientífico. Las personas que lo rodean se mostraron extraviadas ante la salida del diputado nacional en medio del escándalo.

Fuentes parlamentarias aseguraron que Manes, en el día previo a la sesión, se mostró completamente embarcado en la misión de confrontar con el kirchnerismo, prácticamente en modo halcón. Por lo que no hubo una explicación lógica para el cambio de posicionamiento. Probablemente, las formas. El griterío, los golpes, la falta de respeto en el recinto lo llevaron a manifestar sentimientos y no estrategias. Alguien que lo conoce dijo que al legislador no hay que leerlo como un “político profesional” sino como una persona que expresa lo que para ella hace la grieta en la sociedad.

Otro dirigente que lo orbita en un segundo anillo descartó la ruptura de la alianza y se limitó a repetir los dichos de Facundo de ampliar y fortalecer Juntos por el Cambio, incluso con algunos sectores del peronismo. En esa empresa, la misión de terminar o mostrarse como una opción diferente a la grieta. Algo difícil siendo parte de una de las dos mitades de esa división política. La única forma de lograrlo, pareciera, sería ir por fuera, como una nueva opción. Algo que hoy no sucedió. Por eso, se lo describió como difícil de entender, con un plan “personalista y voluntarista”.

Llamó la atención que pocos hayan visto el tuit de Manes y que no haya habido réplicas hacia adentro. De momento, la reacción apareció orientada a ignorar al diputado que empezó a aislarse dentro de la coalición opositora. Justo ese jueves, la mesa nacional de la alianza tenía pensado reunirse para conversar cuestiones vinculadas a la energía, algo que debieron suspender por el show parlamentario. El encuentro hubiera venido bien para intentar saldar estas diferencias.

Más allá de eso, esta semana quedó demostrado que el Congreso tampoco podrá funcionar como un ámbito de diálogo entre las distintas fuerzas políticas. Cuando la crisis económica se profundizó, y después del atentado contra CFK, el Frente de Todos reforzó la necesidad de generar una instancia de conversación entre los espacios políticos para generar confianza, apostar a la estabilidad y restaurar las bases de la convivencia democrática. Siempre hubo una evasiva para semejante invitación que, según Cambiemos, sólo podría darse en el Congreso si la convocaba el presidente de la Nación.

Esta semana quedó en evidencia la ruptura (casi) total de los puentes entre las dos alianzas mayoritarias de la Argentina. No sólo por la falta de quórum y, por lo tanto, de debate político en la institución en la que deberían darse esas discusiones, sino por la violencia que se desplegó en un ámbito completamente ajeno a esas imágenes.

Un antecedente curioso. Después de atentado contra Cristina y tras la ausencia del PRO en la sesión especial convocada para repudiar el hecho, el radicalismo tuvo una reunión, con Gerardo Morales y legisladores presentes, en la que celebraron haber colaborado para habilitar la sesión y se expresó, en ese encuentro, que no deberían dejar que el Congreso se paralice, sólo quitando el quórum para leyes judiciales pero no para otro tipo de normas. Eso no pasó.

Con esos posicionamientos, la alianza ya cimentó lo que será su performance en año electoral. Todos los espacios compartirán un mismo plan de gobierno, con reformas profundas en materia laboral, jubilatoria, con tarifazos, y lo presentarán a la sociedad mientras, en el Congreso, impedirán que la actual gestión pueda debatir proyectos de densidad política. Sólo (ahora, tal vez), podrían aprobarse textos de consenso. Lo judicial, completamente descartado, lo impositivo (léase retenciones), descartado salvo que sea a la baja. El Frente de Todos se encamina a enfrentar un año de parálisis legislativa.

Al día siguiente, la dirigencia de la oposición se volvió a mostrar unida con mensajes de salutación a la Coalición Cívica, que celebró su congreso anual para elegir autoridades. Estuvieron Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta, Gerardo Morales, Miguel Ángel Pichetto y Patricia Bullrich, por mencionar algunos, presentes de forma virtual con un mensaje de acompañamiento, con fuerte foco en los valores, en la unidad de Cambiemos y en el trabajo conjunto.

El mensaje de Bullrich fue una muestra del acercamiento en medio de los temblores. La líder del PRO cerró su video con un > olvidando la acusación que Elisa Carrió le hizo en televisión por haberla, supuestamente, espiado de forma ilegal mediante la custodia de la Policía Federal durante la gestión Cambiemos. También, olvidando que la precandidata presidencial amarilla le dijo, hace poco, que no le iba a dejar pasar nuevos señalamientos sin pruebas contra dirigentes propios, luego de que la ex diputada apuntara contra referentes macristas y radicales por presuntos negocios con el massismo durante el gobierno de Mauricio Macri.

Elisa Carrió, pese a estar en duda en la previa, estuvo presente e hizo foco en las críticas al kirchnerismo y anticipó los sentimientos opositores de cara al conocimiento de la sentencia en la causa Vialidad, contra CFK, al asegurar que “el martes podemos poner fin a dieciséis años de impunidad". Planteó que no se tratará de “un acto de revancha” y advirtió que “nadie debe festejar una condena porque es un momento de dolor, aún sindo un acto de Justicia”. Algo que varios dirigentes señalaron en la previa.

En medio del escándalo en Diputados, motorizado por la intromisión del Poder Judicial en el parlamento, la ex diputada cambió el eje de la crítica y señaló un presunto “abuso y atropello de las instituciones” por una “necesidad personal” de la vicepresidenta durante sus gobiernos, un conflicto del que sólo se saldría “respetando la Constitución y snanado del abuso sufrido” por Cristina. Sin embargo, felicitó a sus legisladores por la actuación en el recinto al bloquear la sesión en un episodio muy violento.

 

Elisa Carrió, Maximiliano Ferraro en el congreso de la Coalición Cívica.

 

El diputado Maximiliano Ferraro, como adelantó El Destape, fue ratificado como presidente del partido y fue el encargado de mandarle un mensaje a sus socios al advertir que la Coalición Cívica querrá liderar y que, además de la gestión, también hará mucho foco en “una administración con transparencia, integridad, empatía y política del cuidado”, mucho más si Cambiemos llegar a ganar el año que viene. Además, se metió en la puja entre halcones y palomas de su alianza al sostener que hay que “estar lejos de los extremismos que agrietan nuestras democracias, no caer en la tentación de la demagogia, no tomar el camino fácil" de la confrontación porque sí.

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