La dirección del radicalismo santafesino encuentra "más predisposición" del intendente y la conducción socialista para armar un nuevo frente
“El tiempo es tirano”, dice en modo conductor de televisión el presidente del radicalismo santafesino, Felipe Michlig. Calendario en mano, la cúpula de la UCR santafesina se reunió con la conducción provincial del Partido Socialista y el intendente Pablo Javkin, e insistió con la idea de armar un gran frente opositor para las cada vez más cercanas elecciones de 2023. En las filas radicales decodifican buenas señales de sus potenciales socios, pero reconocen que todavía hay un largo trabajo por delante.
“Fueron reuniones muy productivas, son todos amigos de la política. Analizamos los problemas de la provincia, hablamos de organizar distintas acciones en función de las demandas de los ciudadanos, y también conversamos sobre cómo podemos construir este nuevo frente que necesita Santa Fe”, relató Michlig.
Acompañado por dirigentes de todas las tribus radicales, el senador por el departamento San Cristóbal se reunió ayer a la noche en Rosario con el presidente del PS santafesino, Enrique Estévez, y dirigentes de las distintas corrientes socialistas.
Hoy fue el turno del intendente rosarino, que recibió a la delegación radical en el Palacio de los Leones junto a otros integrantes de su espacio político, Arriba Rosario.
Envalentonada tras el triunfo del año pasado y con todos los espacios internos en la misma frecuencia, la UCR santafesina se imagina como el nexo de un frente que aglutine a todo el no peronismo. Puertas adentro, el prototipo tiene nombre: Cambia Santa Fe.
Conscientes de que tienen entre manos una arquitectura frágil, los negociadores del radicalismo ponen a prueba su muñeca. Quieren avanzar, pero respetando los tiempos de cada aliado.
Sin embargo, el almanaque también juega. “Los plazos empiezan a apurarnos: si las elecciones son en junio habrá primarias en abril, y tenemos que cerrar las listas en febrero y armar el frente a fin de año”, proyectó Michlig. Si se agregan las fiestas de fin de año y el mundial de Qatar, los tiempos se acortan todavía más.
De todos modos, en el radicalismo se muestran optimistas y ven avances respecto a fines del año pasado. “Hay mucha más predisposición, los problemas son tan acuciantes que debemos hacer todos los esfuerzos. La gente nos pide que nos unamos, y que tengamos un proyecto de gobierno”, remarcó el titular del comité provincial de la UCR.
La ronda de reuniones del radicalismo continuará la semana que viene con el PRO, el Partido Demócrata Progresista, GEN, Encuentro Republicano Federal (el espacio de Miguel Pichetto), y otros partidos presentes en la asunción de Michlig como presidente del radicalismo. “Les prometimos que íbamos a trabajar como articuladores”, dijo el senador.
Alternativas
Tras la muerte de Miguel Lifschitz y con el peronismo santafesino atravesado por una serie de tensiones, el 2023 tiene cara de oportunidad para Javkin.
No obstante, las dificultades para vender en el interior grandes hitos de gestión en la ciudad, el estado embrionario de su armado territorial y la dura competencia con Maximiliano Pullaro y Carolina Losada o Dionisio Scarpin -más algún candidato del PRO o del PS- ponen a una eventual candidatura a gobernador bajo un gran signo de interrogación. Por lo pronto, Javkin y sus aliados se sientan y se muestran dispuestos a conversar.
Diplomáticos, en el PS dijeron que la reunión fue positiva, pero aseguraron que piensan más en 2022 que en 2023. “Manifestamos que es prematuro pensar en escenarios electorales, lo mejor es encontrarse en cuestiones concretas”, indicó un miembro de la mesa chica del PS que participó de la reunión.
Esa agenda incluye tres puntos: defensa de los recursos de los gobiernos locales, empezar a construir un gran acuerdo político sobre seguridad, y que el 2022 sea el año de la reforma constitucional. “Lo receptaron positivamente y quedamos en seguir conversando”, señaló el dirigente del PS.
Conviven al interior del partido de la rosa distintas posiciones. Esquemáticamente, podrían resumirse en tres.
El grupo de Antonio Bonfatti cree que con el PRO debilitado los socios del viejo Frente Progresista podrían hegemonizar la nueva alianza. El núcleo que acompañó a Lifschitz observa un escenario incierto y considera que cualquier definición -basada en un cálculo de costos y beneficios- deberá ser tomada bien entrado el segundo semestre. La corriente Bases rechaza cualquier acuerdo con el partido fundado por Mauricio Macri y explora acuerdos con otras fuerzas de centroizquierda y espacios peronistas.
“La política de alianzas se va a definir en un congreso del partido, lo más importante es respetar las decisiones de los afiliados, y las últimas elecciones fueron contundentes”, deslizan desde el espacio que sacó casi siete de cada diez votos en los comicios de renovación de autoridades partidarias.
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