Las famosas impusieron la moda del “sex toy”, que de a poco se extendió entre divorciadas que apuestan a refrescar su vida con nuevas experiencias.
“Una mujer de cuarentaipico está en el florecimiento de su sexualidad. Crió a los más chicos, pudo haber logrado éxito profesional y ya tiene experiencia sexual. A la misma edad, el hombre empieza a tener un decaimiento en su energía. Por eso, mujer madura-hombre joven es la fórmula ideal”, proclama la periodista Nancy Pazos (46), felicísima de compartir la vida con Ignacio Iparraguirre (37) desde hace casi 12 meses. Los nueve años a favor de ella son un beneficio antes que un tabú. Y esa mirada, ya es tendencia.
También hay datos estadísticos que lo confirman. En el Instituto Médico Halitus, que trata casos de infertilidad, explican: “En 2009 recibimos 301 consultas en las cuales la mujer era mayor que el hombre. En 86 casos, ella le llevaba cinco años o más. En 2014 recibimos 1086 en esa situación, de los cuales en 320 casos la mujer era mayor por 5 años o más”.
La moda empezó a verse años atrás, cuando Madonna –la pionera– se dejó fotografiar con novios de veintipico. En el ambiente local, quizás el primer caso lo protagonizó Moria Casán. En ese momento, se hablaba de ‘sex toys’, juguetes sexuales de carne y hueso que las maduras empezaban a adorar por sus músculos.
Pero con el tiempo, el jugueteo se formalizó. Y el vínculo madura-hombre joven ganó el ascenso y dejó de ser una distracción pasajera. De allí, pueden surgir parejas serias. O no. Porque la moral de los abuelos ya no rige y el valor de la época es pasarla bien. Qué dure lo que tenga que durar. ¿Cuál es el problema?
“El fenómeno se da en ambos sentidos –alza la voz la psicóloga Any Krieger, de la Asosciación Psicoanalítica Argentina (APA)–. Al consultorio vienen chicos que admiten que les gustaría tener una novia diez años mayor. Para ellos, de alguna manera, es un desafío estar a la altura de una mujer con experiencia. Los erotiza”.
Otro ejemplo made in Argentina: en agosto, la periodista de espectáculos Nazarena Nóbile (37) se casó con el productor de TV Juan Baldi (26), tras dos años y medio de noviazgo. “Nunca había salido con alguien más chico. Cuando lo conocí dije ‘bueno, vamos a hacer algo divertido...’ Traté de cortarlo mil veces, porque un poco me pesaba el prejuicio, pero él me demostró que es un hombre con todas las letras, más centrado que alguien de 40”, se entusiasma Nóbile. Y analiza: “Las chicas buscamos contención y seguridad en alguien mayor, pero yo nunca me sentí más segura que con él...”. Divertida, reconoce que “por una cuestión de edad, él tiene las hormonas revolucionadas”.
Aunque al principio Nancy Pazos tuvo un poco de miedo (“Pensaba que la gente nos iba a señalar por la edad”, admite), ahora está en paz. “El sexo es buenísimo y él responde a estímulos que gente que llega a los 50 ya no. Al mismo tiempo, es súper caballero; los hombres mayores perdieron eso”.
La socióloga y especialista en educación sexual Cristina Fridman, que da clases en la Universidad Abierta Interamericana (UAI), reflexiona: “Las normas y obligaciones sociales no desaparecen, pero son individualizadas. Las personas somos cada vez más capaces de elegir estilos de vida e identidades que existen fuera de la que se da por sentado. Se ha sustituido el estar de acuerdo con un ideal moral absoluto”. Por eso, nadie podría decir que “está mal” una pareja antiguamente tachada de “despareja”.
Entre los famosos, las uniones de esta tendencia no son pocas. En febrero, Susan Sarandon (68) contó que sale desde hace cuatro años con Jonathan Bricklin, 31 años más chico. Hace poco, la actriz y cantante Jennifer López (45) rompió con su novio Casper Smart, 18 años menor. Enseguida, tuvo un affair con el bailarín Maksim Chmerkovskiy, 10 años más chico. Acá, la vedette Carmen Barbieri (59) se mostró con Rodrigo, de 31 años.
Krieger repasa la historia. Dice que en el Siglo XIX el hombre mayor prometía ocuparse de la joven inocente que dejaba la casa paterna; en el Siglo XX, con la independencia femenina, las edades se acercaron hasta la paridad. “En los últimos años, ellas adoptaron conductas que antes eran masculinas. Desde la libertad por el éxito profesional hasta divertirse con un novio joven. Ese juego permite enamorarse y ellas se dejan llevar”.
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