En Mendoza, el porcentaje de incidencia bajó del 9% al 1,2% en los quinquenios 1995-1999 y 2010-2014 respectivamente. Se detectaron tres casos desde 2012 a la fecha. Destacan la importancia del diagnóstico y seguimiento en las embarazadas.
Cada año en Mendoza entre 30 y 35 mujeres que adquirieron el virus de inmunodeficiencia humana (HIV) dan a luz un bebé, que en la gran mayoría de los casos nace saludable gracias a que su mamá recibió el tratamiento adecuado durante el embarazo, el parto y la lactancia.
De acuerdo a los datos del Programa Provincial de Sida, la curva de transmisión vertical del virus descendió significativamente en los últimos veinte años. Así, desde 1995, cuando se comenzaron a aplicar los protocolos para administrar las dosis retrovirales a embarazadas comenzaron a haber menos bebés nacidos con el virus.
Mientras que en el quinquenio que va de 1995 a 1999 la incidencia de casos de transmisión vertical fue de 9% sobre el total de mendocinos diagnosticados con HIV, entre 2010 y 2014 el porcentaje descendió al 1,2%, marcando una baja sostenida entre los años intermedios.
Víctor Bittar, jefe del programa, destacó que aunque el descenso de la trasmisión madre-hijo haya sido notable, “aún no podemos decir que es de cero”. Esto, debido a que aún hay madres que llegan a la sala de parto sin la atención y seguimiento adecuados.
La aclaración fue citada a un día de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara a Cuba como el primer país del mundo en eliminar el traspaso del HIV de la mamá a su hijo (ver aparte). “En Cuba, lo han logrado con un buen plan de seguimiento materno infantil. De todas maneras nunca se puede saber si el mes que viene aparece un niño infectado”, dijo Bittar.
El especialista aclaró que en Argentina se dio una caída brusca de esta forma de adquirir el virus desde 2006. Sin embargo, aún se detectan cien casos nuevos de niños argentinos con la infección. En Mendoza, hay veinte menores de 18 años que se encuentran bajo seguimiento del programa.
Bittar detalló que de acuerdo a un relevamiento realizado a nivel nacional entre los años 2009 y 2013, hubo 2.509 mujeres HIV positivo que tuvieron un parto. De ellas 47% contaba con el diagnóstico previo al momento de embarazarse y por lo tanto se encontraba en tratamiento. En tanto que el 35% fueron diagnosticadas durante la gestación; 3% en el momento de trabajo de parto y otro 3% durante el puerperio.
“En esa instancia se llega muy tarde con el tratamiento. Por eso, lo ideal es contar con el diagnóstico temprano”, recalcó Bittar y destacó que “esperamos que en el próximo quinquenio lleguemos a menos del 1%”.
Para lograr ese objetivo, indicó, es muy importante el trabajo con los obstetras y médicos dedicados a la atención primaria. También es primordial que los laboratorios de hospitales y centros de salud cuenten con los insumos necesarios en materia de reactivos para que el estudio de serología se efectúe en forma continua y sea una herramienta accesible tanto para los profesionales como para las embarazadas.
Nuestro país cuenta con la Ley N° 25.543, donde se establece la obligatoriedad de los equipos de salud para solicitar el examen de HIV a todas las futuras mamás. La mujer infectada con el virus puede transmitirlo a su bebé durante el embarazo, el parto o la lactancia.
De los tres momentos , explica Bittar, el que representa mayor riesgo es el parto debido a que es en canal vaginal donde se produce el intercambio de fluidos (sangre y secreciones) entre la madre y el pequeño.
Se estima que el riesgo de que una madre con HIV transmita el virus a su bebé sin realizar ningún tipo de tratamiento es del 35%. Pero tomando los recaudos necesarios, ese porcentaje desciende al 2%.
“La clave está en que la mujer cuente con un tratamiento y un buen seguimiento”, destacó Bittar y agregó que en los casos en que la mujer tiene riesgo de adquirir el virus durante el embarazo -debido a que su pareja es HIV positivo- aunque la primera prueba le haya dado negativo, será necesario repetir el test en las diferentes etapas de la gestación. De lo contrario, puede haber riesgo de contagio.
Es muy importante -remarcó Bittar- que se realicen los estudios no sólo a la mujer, sino también a su pareja. Incluso, desde el Ministerio de Salud de la Nación, se busca promover esta instancia debido a que si se trata al varón y se toman los recaudos necesarios al momento de mantener relaciones sexuales, la transmisión puede evitarse.
Es justamente durante la infección reciente y aguda cuando la mujer transmite el virus al feto de manera más intensa. Lo cierto es que en todos los casos, el objetivo es llegar al parto con la carga viral no detectable, es decir, sin que represente riesgos para el bebé ni su mamá. Incluso, de ese modo, el parto se puede concretar en forma natural, sin necesidad de recurrir a una cesárea.
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