Ya sea porque la red no llega a los barrios o porque no pueden afrontar el costo, el 22% de los hogares depende de garrafas
En la conciencia cotidiana de Lucia Quiroga está presente, casi como un mandamiento, “no derrochar”. Enclavada en el corazón de Lisandro Olmos, en su vivienda de 46 entre 202 y 203 no entra el gas de red y entonces la mujer, que desayuna, almuerza y cena todos los días con tres hijas y cinco nietos, trata de ahorrar el contenido de la garrafa y evita el uso del horno. Es que consume dos envases de combustible por mes, y para ella, que trabaja en casas de familia y es la principal fuente de ingresos del hogar, se trata de un gasto “enorme”. Por eso, remarca: “no se puede estar prendiendo el fuego a cada rato”.
A ese barrio llega desde hace un tiempo el gas natural, pero algunos vecinos, como Quiroga, no pueden afrontar el costo que implica la obra de conexión a la red. El precio de las garrafas de 10 kilos, se sabe, pegó un salto importante en los últimos días y ella, por la última que compró, pagó 100 pesos. Ese gasto lo asume por el uso de la cocina, porque el resto de los artefactos hogareños que utiliza son eléctricos (calefón, horno de microondas, pava) y en estos días en que todavía el clima no exige de un mayor consumo energético, recibe una factura de Edelap de alrededor de $250. El invierno pasado, recuerda, por encender la estufa todos los días, tuvo que abonar dos boletas de luz por unos $1.000 cada una.
Hay barrios enteros donde el gas de red ni asoma. Tal es el caso de Parque Sicardi, una zona de cerca de 5.000 habitantes que aunque crece a un ritmo frenético no cuenta con el servicio. En ese sector del sudeste platense las familias deben arreglárselas con garrafas para la cocina y suministro eléctrico para el resto del equipamiento.
Casada y con una hija de 6 años, a María Ester Terrazas, de 18 entre 657 y 658, le resulta “complicado” vivir sin conexión al gas. “Lo que compramos nos alcanza solamente para cocinar un mes”, resalta la joven.
En los alrededores de donde vive Angela Silva (9 bis y 630) la venta de gas envasado se ve por todos los lados y el precio, en esa zona, varía de 95 a 120 pesos. Madre de 7 hijos, hace 16 años que la vecina se instaló en ese barrio de Villa Elvira y su experiencia doméstica le dice que “si no usás el horno, la garrafa dura más o menos 20 días”.
Según datos del último censo nacional, un 22 por ciento de los hogares platenses no tiene gas natural. Y en las zonas de mayores carencias de La Plata, sólo el 46 por ciento de las viviendas tiene acceso a la red. El titular de la subsecretaría municipal de Servicios Públicos, Roberto Daoud, destacó, en ese sentido, que los barrios de la Ciudad, como Villa Elvira, Altos de San Lorenzo, Aeropuerto, Parque Sicardi y Villa Garibaldi, son donde se encuentran la mayor parte de las familias que carece del suministro. También hay sectores de Los Hornos, Lisandro Olmos y Etcheverry donde los vecinos deben recurrir al sistema de garrafa. Lo mismo sucede en zonas de Romero y de Abasto, y en buena parte de City Bell, como por ejemplo en el barrio “Las Marías”, ubicado entre el camino Centenario y las vías y las calles 445 y 451.
PARA ACCEDER AL SERVICIO
Para obtener el servicio en esta región se debe ir a la sede de Camuzzi Gas Pampeana de El Dique - calles 126 y 47 -. Si la red no está frente al domicilio, es decir, si el barrio en el que se reside no llega el servicio, hay que completar y entregar una solicitud de “elaboración del anteproyecto de extensión de red” y una planilla de “adherentes al proyecto”. La empresa analizará la factibilidad de la obra y dará a elegir a los futuros usuarios, de entre una lista, una empresa contratista que presupuestará y ejecutará los trabajos. Los costos para recibir en el domicilio van a depender de distintos factores, entre otros, los metros que demande la extensión.
Luego, para conectar el gas a la red (previa instalación domiciliaria que tiene que estar a cargo de un gasista matriculado y haber obtenido la obra la aprobación por parte de Camuzzi) se le paga a la prestataria una tasa de $180, la empresa coloca el medidor y habilita el servicio.
Lo cierto es que en la Región para una de cada cinco familias las garrafas de gas se convierten en un elemento vital para la vida cotidiana, ya sea porque la red de gas natural no llega a sus barrios o porque se les hace cuesta arriba costearse la instalación del servicio en sus hogares.
En promedio, una garrafa de diez kilos le dura 15 días a una familia tipo que la utiliza sólo para cocinar. A pesar de las regulaciones, los costos de ese producto varían según la zona y el vendedor. Tanto es así, que como informó este medio en ediciones anteriores, las garrafas en ferreterías, estaciones de servicio y otros lugares de venta, se cobran hasta $130 (siempre por 10 kilos) sin el subsidio que entrega el gobierno nacional.
En las zonas de mayores carencias de La Plata, sólo el 46 por ciento de las viviendas tiene acceso a la red
Vale recordar que en el marco del recientemente lanzado “Plan Hogar”, -que subsidia directamente a los consumidores en lugar de a los productores y vendedores de garrafas- el gobierno nacional fijó en $97 el precio tope para la garrafa. Por eso, en las últimas horas la Subsecretaria de Servicios Públicos de la Comuna salió a inspeccionar en comercios de La Plata el precio de venta de las garrafas (ver recuadro).
Por otra parte, para aquellas familias que deben iniciarse como clientes en el mercado de la venta de garrafas hay que sumar una complicación adicional: es que los puntos de expendio, ya sean distribuidoras oficiales, ferreterías, estaciones de servicio o mercados que comercializan gas envasado, no tienen permitido vender los envases y, por ende, quienes van desprovistos del mismo no pueden comprar. Esa situación generó la conformación de una especie de “mercado negro” donde aquellos tienen envases vacíos los venden entre $650 y $800, un precio considerable para las familias de menores recursos.
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