En el último año, el 50% de los casos de averiguación de paradero tuvo a un menor como protagonista. En total, se recibieron 66 denuncias en las comisarías. La mayoría eran adolescentes de entre 13 y 17 años.
Son adolescentes que en su mayoría tiene en 13 y 17 años.
Por lo general, tomaron la decisión de escaparse de su casa por un problema familiar. Suelen huir a esconderse en lo de un amigo o con un novio. Casi siempre, a los pocos días, aparecen.
Este es el perfil de los jóvenes que más protagonizaron la búsqueda de los investigadores en el periodo comprendido entre el 1 de septiembre del 2014 y el 31 de agosto de este año. En ese tiempo, en Mar del Plata se denunció cada cinco días la desaparición del hogar de un menor. Los casos representan el 50% de los pedidos de "averiguación de paradero" que se reciben en las comisarías de la ciudad.
Los datos exclusivos a los que accedió LA CAPITAL fueron realizados por el Centro Municipal de Análisis Estratégico del Delito en base a las denuncias realizadas en las comisarías de la ciudad y a datos aportados por el Centro de Procesamiento y Análisis de la Información Delictiva (Cepaid) que depende del Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires.
Las cifras relevan que en el último año hubo 139 denuncias de averiguación de paradero en la ciudad. El 41% (55 hechos) de los casos tuvieron como protagonistas a adolescentes de entre 13 y 17 años y el 9% a menores entre 0 y 14 (12). "El análisis por edad permite observar que la mayor parte de las denuncias del periodo analizado son averiguaciones por personas de un rango etario muy reducido", explica el informe preliminar.
El protocolo de búsqueda
El recorrido para buscar a un menor que desapareció de su hogar comienza en la comisaría. Los especialistas recomiendan ir a la jurisdicción más cercana a la casa para presentar una denuncia de "averiguación de paradero".
No hay que esperar que se cumpla ningún plazo de tiempo.
"Ante la presunción de que el chico se ausentó del domicilio por motivo propio o porque está siendo víctima de algún delito, la policía tiene la obligación de tomarle la denuncia. Hay que derribar el mito de las 24 o 48 horas para poder denunciar", explica Gastón Herrera, director general de la oficina de Protección Integral a la Víctima.
Una vez que la policía recibe la denuncia se pone en marcha un protocolo para comenzar la búsqueda. En principio se notifica al fiscal de menores en turno de la desaparición y luego a todas las dependencias de la ciudad que participarán de la búsqueda. Las alertas también son enviadas al Ministerio de Justicia de la Nación y el Registro Provincial de las Personas Desaparecidas.
En principio, la oficina de Protección Integral a la Víctima y la policía se entrevista con la familia que realizó la denuncia para empezar a buscar datos que expliquen la desaparición del menor: uno de los primeros objetivos es identificar si el adolescente se fue de la casa por algún problema familiar o si se está frente a un caso más grave como haber sido víctima de un delito. "Buscamos saber cuáles son sus amistades, la escuela a la que concurre o si dejó alguna pista en la redes sociales", explica Herrera. Y agrega: "Queremos verificar todos los datos posibles que pueda aportar la familia y los amigos".
Los especialistas en búsqueda de jóvenes que se van del hogar afirman que en las primeras horas de búsqueda por lo general la familia evita dar datos de la intimidad, pero cuando el chico no aparece empiezan a contar los problemas. "Al principio dicen una novela donde todo es perfecto en la casa pero a medida que se suceden las entrevistas se animan a ir ampliando el relato hasta que nos vamos enterando que en muchos casos había mucho inconvenientes en el hogar", detalla Herrera.
Una vez que se contactaron con la familia, los encargados de la búsqueda solicitan la autorización para poder divulgar la foto del menor desaparecido en los medios de comunicación. "Nos parece que una criatura de entre 12 y 17 años estando en la calle, aunque no sea víctima de un hecho delictivo, corre peligro", explica Herrera al fundamentar el motivo por el cual con rapidez se difunden los datos del menor. Y agrega: "Es por eso que salimos a buscarla rápidamente y le pedimos ayuda a los medios y a la sociedad para que esté alerta. Las redes sociales y los medios juegan a favor porque para nosotros lo importante es que el menor aparezca rápidamente y por eso pedimos la colaboración. No podemos estar especulando con la espera. Las primeras horas son importantísimas para dar rápidamente con la persona".
- ¿Qué perfil tienen los chicos que se van de sus casas?, le preguntó LA CAPITAL a Herrera.
- En todos los casos en que hemos intervenido, que hoy son más de 60, nos encontramos con que ha sido un acto de rebeldía o discusiones domésticas con el papá o la mamá. También vemos casos en que la familia se desmembró por distintos motivos como una separación o, lo más graves, cuando el problema de fondo era la vulnerabilidad social de la familia.
En algunos de los hechos nos encontramos con nenas de 14 a 16 años que a veces se terminan yendo de su domicilio empujadas por algún adulto. Cuando digo adulto me refiero a jóvenes de 18 a 25 que pueden ser su novio.
- ¿Cómo es la interacción con la Justicia que es quien comanda la investigación?
- La verdad que ahí tenemos una falla. El fiscal es quien debe llevar adelante la investigación, la policía el brazo auxiliar de la Justicia y nosotros desde el Estado municipal somos meros colaboradores preocupados por esta situación y por eso de dedicó un recurso importante. Me parece que la fiscalía tiene que comprometerse de una manera distinta, tiene que ser el actor convocante de todos los que estamos prestando colaboración de alguna forma porque sino este va a ser un tema de nunca acabar. Desde la fiscalía, como el actor más responsable, debiera haber una convocatoria a todos los que podemos aportar.
La asistencia psicológica
Durante el proceso de búsqueda o después de la aparición del adolescente, la familia que lo necesite recibe ayuda psicológica. "La desaparición del menor genera mucha angustia en sus padres. A su vez provoca la necesidad de repensar qué le pasa al chico para que haya tomado esta decisión", explica Eugenia La Rocca, psicóloga que integra el equipo de Protección Integral a la Víctima. Y agrega: "Cuando aparece la angustia y la preocupación también aparecen las ganas de hacer una lectura del hecho en la familia. Con eso generalmente las situaciones se resuelven muy bien cuando se puede hablar para que en el núcleo familiar haya cambios".
- ¿Qué pasa por la cabeza del chico que se va de la casa?, consultó LA CAPITAL.
- En principio, la lectura es simple y lineal. Cuando un adolescente se va de su casa algo está queriendo decir y generalmente han pasado un montón de situaciones previas para que llegara a tomar esa decisión. Dada la condición de adolescente, a veces es una edad más propensa a estar involucrados en situaciones de riesgo o de resolución de determinados conflictos propios de la edad. A veces se hace de una manera saludable y a veces no de una manera tan saludable o al menos esperable desde la normalidad.
- ¿Cómo debe ser leído ese escape de su hogar?
- Lo importante es poder pensar que cuando un chico se va de su casa, esto no tiene que ser leído como un mero acto de irresponsabilidad adolescente. Algo está pasando en la casa para que este chico tome esta decisión. Podemos hablar de una solución extrema que encuentra el adolescente para poner de manifiesto determinadas cosas que están pasando.
- ¿La violencia familiar ocupa un rol protagónico en la desaparición?
- Lo que podemos decir es que los casos que hemos recibido tienen que ver con situaciones de violencia familiar. Los chicos no es que se van de su casa porque tienen ganas de perderse un rato. Los chicos se van de su casa porque algo está pasando, algo tienen que decir y a veces ni siquiera ellos entienden por qué toman esta decisión. Por eso es un trabajo conjunto, porque cuando algo de esto pasa tiene que haber una lectura conjunta: primero familiar y después institucional de los que intervengan. Nosotros pensamos que es un llamado que el adolescente hace y es obligación de los padres poder leer lo que este chico estaba queriendo decir cuando se fue de su casa.
Antes de que el chico se fuera seguramente tienen que haber pasado un montón de situaciones previas, ya sean conflicto familiares o en el colegio.
El 39% de los casos tuvo a
un mayor como protagonista
De las 1.390 denuncias por desaparición del hogar que hubo en la ciudad, en el periodo comprendido entre el 1 de septiembre de 2014 y el 31 de agosto de este año, el 39% correspondieron a mayores de edad.
Del total de los casos se desprende que el 10% de los pedidos de averiguación de paradero (13 casos) involucró a personas entre 18 y 25 años. El 17% (22 hechos) al grupo comprendido entre 26 y 45 años; el 8% (10 casos) al grupo entre 46 y 65 años y por último el 4% (6 hechos) a personas de más de 65 años. Hubo un 11% sin determinar por lo que se podría tratar de mayores o menores.
Si se incluyen a los menores, los meses donde se registraron más búsquedas de personas desaparecidas fueron septiembre (15), octubre, enero y junio (14), noviembre (13), mayo (12) y diciembre (11). En cambio, la menor cantidad de casos se dio en marzo y julio (10), abril y agosto (9) y febrero (8).
"La visualización del comportamiento intermensual permite observar heterogeneidad. Los datos muestran una importante cantidad de casos que se presentan en junio, consistente con el comportamiento de años anteriores. Con posteridad a ese mes se advierte una tendencia descendiente que se mantiene hasta el final de periodo analizado. Otro meses con alta cantidad de denuncias fueron en enero de 2015 y el periodo entre septiembre y noviembre de 2014. Fue muy notoria la disminución de casos", explica el informe preliminar realizado por el Centro Municipal de Análisis Estratégico del Delito en base a las denuncias de "averiguación de paradero" recibidas en las comisarías locales.
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