El gobernador Martín Buzzi, acompañado por el ministro Coordinador de Gabinete, Juan Garitano; el director del Banco del Chubut, Carlos Eliceche; el secretario de Turismo, Carlos Zonza Nigro; y el presidente del Instituto Provincial de la Vivienda (IPV), Ricardo Trovant, visitó en sus nuevos hogares a al menos cuatro de las familias involucradas en el proceso de erradicación definitiva del ex asentamiento de Loma Blanca en Puerto Madryn.
Con el cual se consiguió la reubicación de 42 grupos familiares en nuevas unidades habitacionales construidas por el Gobierno de la Provincia en una inversión que superó los 25 millones de pesos.
Durante la recorrida, el mandatario provincial recibió emotivos agradecimientos de parte de los beneficiarios, con quienes dialogó extensamente en la intimidad de cada uno de sus respectivos domicilios. Entre ellos, Juan Hueche (48), quien convive con su esposa y seis hijos, destacó “el enorme cambio que ha producido en nuestras vidas esta obra que hizo el gobernador Martín Buzzi”.
“Dejamos de tener que calentar el agua para bañarnos en una cocina a leña y tener que recurrir a un fuentón. Los chicos ahora tienen su ducha y en una vivienda que está calentita al contar con calefacción”, indicó Hueche.
Plácido Salvo, un hombre de 95 años, viudo y con dos hijas convivientes, con más de treinta años residiendo en ese sector, ya se siente adaptado a “esta nueva vida”.
“Uno entra a la casa y está calentita, con ventanas grandes, las paredes, la vereda, los pisos; todo es agradable y distinto a la anterior realidad del asentamiento Loma Blanca”, dijo.
Por su parte, el presidente del IPV, Ricardo Trovant, señaló que “hace una semana iniciábamos la etapa final del programa de reubicación de las familias residentes en Loma Blanca. Hemos concluido el traslado físico de todos ellos a este nuevo lugar, por lo que están adaptándose a las características de la nueva vivienda, a un hábitat totalmente diferente al que hasta ahora estaban compartiendo”.
Durante la recorrida junto al gobernador por el complejo de las 42 viviendas ejecutadas para resolver definitivamente la problemática habitacional de este emblemático sector de Puerto Madryn, Trovant señaló que “en este proceso no solamente ha trabajado el área de vivienda del IPV sino también otras organizaciones y organismos del Estado Provincial vinculadas a la salud y la educación, para que puedan ser atendidos como corresponde”.
El presidente del IPV indicó que “el traslado de las familias ha sido sólo un momento de este programa, trayendo consigo el proceso de adaptación de las familias a su nuevo lugar, con una mejora sustancial de la calidad de vida de todos ellos; con casos muy particulares de vecinos de mucha edad que han tenido una vida muy dura y que a partir del interacción e intervención del Ministerio de Salud se trabajará sobre esos casos, ya que se trata de personas muy debilitadas y que por su avanzada edad necesitan atención permanente de parte del Estado”.
“Para resolver esa particular situación, estamos pensando en conjunto la posibilidad de trabajar sobre ‘viviendas tuteladas’, un programa que implementa el Gobierno de la Provincia a través del Ministerio de Salud, en que los destinatarios son aquellos que por su estado de debilidad y vulnerabilidad sanitaria necesitan cuidados permanentes de parte del Estado”, añadió.
Y explicó: “Esta intervención que concluye con la erradicación definitiva del emblemático asentamiento de Loma Blanca, es la segunda etapa de un plan iniciado hace muchos años, en el que se reubicó a algunos vecinos y había quedado pendiente una segunda etapa a partir de la necesidad de ejecutar otras 40 viviendas más. Al inicio de esta gestión tomamos el tema y la propuesta de utilizar estos terrenos baldíos; nos pareció una respuesta adecuada para que las familias no tuvieran que reubicarse en otro lugar de la ciudad, sino en su mismo sitio en condiciones habitacionales totalmente diferentes”.
“En ese marco, lo hemos llevado adelante y hoy estamos casi al final de esta etapa que además del traslado de las familias incluye la liberación del predio y el comienzo de una nueva vida para más de cuarenta familias”, dijo y añadió: “Las que igualmente han pactado planes de pago que les permita hacer frente a la responsabilidad de abonar en cuotas el valor de la vivienda, sin que los montos lleguen a debilitar su situación familiar”.
“Ahora no somos más de Loma Blanca. Somos de las 42 viviendas”
Por otro lado, entre quienes ya han recibido su vivienda, Lidia Riquelme, una de las referentes por parte de los vecinos, aseguró que “estamos contentísimos. Fui la primera casa que sacaron, la primera en mudarse, y después de tanta espera y tantos años, la familia está feliz, calentitos dentro de la casa, con mucho bienestar para los hijos y nietos”.
Asimismo planteó que “muchos de los vecinos no quisieron siquiera ver cuando les demolían su anterior vivienda. Querían ingresar a su casa nueva y comenzar con los trámites para conectarse a la red eléctrica y el gas”.
Inocultablemente emocionada, manifestó que “la ansiedad, la espera y la angustia se han terminado. En mi caso llevaba 17 años viviendo en Loma Blanca. Mi madre llevaba 26 años y otras familias llevan 30 y hasta 40 años. Sufrimos demasiado viviendo en ese lugar, mucha discriminación por un lado, pero también mucho apoyo de la gente que quería que nos erradiquen y nos entreguen una casa”.
“En Loma Blanca vivíamos con mucha precariedad, sin gas y con inviernos muy fríos. Contábamos con una manguera para tener agua dentro de la casa y los líquidos iban a un pozo negro”, señaló.
Y resaltó que “estas familias no tenían los recursos como para comprarse una casa o edificarla. Antes, entre los vecinos no teníamos mucho contacto, pero hoy estamos todos comunicados y cualquier cosa que ocurre estamos todos atentos. Nos ayudamos hasta para hacer los trámites ante la cooperativa y por el gas”.
Lidia Riqulme también hizo referencia a las penurias y dificultades que afrontó en su anterior hogar: “Tengo un nieto de dos meses y otro de un año y seis meses, que con los fríos habían tenido que irse a la casa de mis consuegros, pero ahora regresaron y están dentro de la casa en remeras mangas corta, jugando en el piso en medias, con otra calidad de vida. Estamos todos felices”.
En ese mismo orden, puso sobre relieve “el acompañamiento recibido de parte del Gobierno Provincial”.
Finalmente, recordó que “por este barrio nadie quería pasar ni ingresar; estábamos estigmatizados a pesar de que el 99% éramos todas familias trabajadoras, con hijos a los que les damos educación. Ni siquiera podíamos hacer nuestros documentos porque no teníamos domicilio al no contar con una boleta de gas o de energía eléctrica. Teníamos que poner el domicilio de alguna amiga”.
“Ahora nuestros hijos tendrán su documento con su domicilio, con identidad, sin discriminación. Para nuestros hijos, decir que vivían en Loma Blanca era que le respondan que ‘eran de la villa’ y cosas así, pero todo se terminó. Ahora no somos más la Loma Blanca, ahora somos las 42 viviendas”, cerró Lidia Riquelme.
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