Con un puñado de candidatos propios en carrera y la necesidad de mantener el partido activo, el PJ se zambulle en una especie de reactualización doctrinaria rumbo a 2015 . El plan, en estado germinal, es delinear un "gran acuerdo de ideas" que le aporten un marco concreto -o, en criollo, le marque la cancha- a la grilla de aspirantes y funcione como una plataforma de contenidos.
Puertas para adentro, comenzaron a discutirse los "ejes estratégicos" y los "desafíos" hacia el futuro. El andamiaje técnico se elabora desde las oficinas de Gestar, el instituto de formación que funciona bajo la órbita del PJ, pero lo que de allí surja será sometido a consultas.
La modalidad de presentación que barajan es una gira por temas, que se realice en distintos puntos del país y aproveche el escenario para florear a sus principales espadas para la pelea electoral, según confiaron a LA NACION fuentes partidarias. Poco habrá de la tradicional liturgia peronista; quieren replicar el formato de las convenciones de los partidos socialdemócratas europeos.
"No vamos a hacer kirchnerismo bobo. Hay que ser autocríticos, resaltar lo que se hizo bien, pero abordar problemas, como la inflación, y todo lo que falta", se sincera un encumbrado dirigente del PJ. Así, trabajan en plantear mejoras en educación, salud, economía y energía, entre otros, con el propósito de establecer una visión hacia adelante. Será un debate no exento de tironeos.
Dan por descontado los más cercanos a Olivos que las políticas clave de Cristina Kirchner deben ser reivindicadas en el núcleo básico de coincidencias para "no volver atrás". Allí incluyen la lista clásica: Asignación Universal por Hijo, recuperación de Aerolíneas Argentinas, sistema estatal de jubilaciones, Fútbol para Todos, nacionalización de YPF y ley de medios.
El resultado del cruce de ideas, de prosperar, ejercerá de denominador común a la lista de competidores en la sucesión presidencial, aunque es una obviedad que cada uno transitará su propia campaña de diferenciación para posicionarse.
Después del congreso en Parque Norte, Eduardo Fellner, el flamante jefe del PJ, volvió el lunes a Buenos Aires. En un viaje relámpago, el gobernador jujeño pasó por la sede de Matheu 130 y, sigiloso, revisó expedientes y se empapó de cuestiones administrativas. Armó un pequeño staff para que monitoree sus gestiones al frente del partido, integrado por su ladero Daniel Ibáñez, que también es secretario de la Organización Federal de Estados Mineros (Ofemi), y "Coco" Vázquez, que lo acompañó cuando ocupó la presidencia de la Cámara de Diputados.
Fellner debe capear su nuevo papel con el manejo de su provincia, donde Milagro Sala, líder de la organización Tupac Amarú, le abre frentes de tormenta a diario. La dirigenta social, para amargura del mandatario, forma parte del dispositivo kirchnerista.
Eso no impedirá una hoja de ruta hiperactiva, con o sin su asistencia, en la que se entusiasman con un evento en el interior cada quince días. También apariciones en el conurbano, como el acto del jueves pasado, en San Martín, distrito aliado de Sergio Massa. Allí, el protagonista fue el gobernador Daniel Scioli, y tuvo una escolta K integrada por el titular de la Anses, Diego Bossio; y José Ottavis, vicepresidente primero de la Cámara de Diputados bonaerense.
En las primeras conversaciones, el jujeño aseguró que se embarcará en una recorrida por las provincias, secundado por parte de la cúpula. Le sorprendió que Eduardo "Wado" De Pedro, vicepresidente primero, y Ottavis, secretario general, se acercaran para ponerse a disposición. Ambos, de la plana mayor de La Cámpora, se mueven ahora entre caciques sin la rispidez que supo despertar la agrupación apadrinada por Cristina en los peronistas históricos.
Esa armonía inicial, impensable en 2011, encastra con el enigma de qué hará la Presidenta. Crece la impresión en el oficialismo de que no bendecirá a ningún postulante y, ahí sí, el partido podría adquirir un peso mayor para "administrar" el proceso..
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