Es la cara visible de Cambiemos para derrotar a Cristina; tuvo algunos pasos en falso durante la campaña, pero contó con el respaldo constante de Vidal
Se notó que a Esteban Bullrich, primer candidato a senador nacional por Cambiemos en la provincia de Buenos Aires, le costó el primer tramo de la campaña camino a las PASO. Cargó con la responsabilidad de ser la cara del oficialismo en el distrito clave de la elección y eso lo llevó a cometer errores. Pero se propuso mejorar para las generales del 22 de octubre próximo.
Si bien en la campaña tuvo siempre por encima la figura de la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, en la boleta estará sólo el nombre de Bullrich, junto a su compañera Gladys González, para enfrentar nada menos que a la ex presidenta Cristina Kirchner, la candidata de Unidad Ciudadana y la principal rival a vencer.
El gobierno de Mauricio Macri diseñó una campaña formateada por las consignas del asesor Jaime Durán Barba. Sobre su espalda recayó la responsabilidad de liderar la disputa electoral más importante para el Gobierno.
"Le está costando, el primer tiempo no terminó bien. Pero está bien de ánimo. Después de las PASO empieza el segundo tiempo, para octubre y ahí va a tener otro desempeño", dijo un allegado a Bullrich a LA NACION.
Entre sus errores, dijo que todos los días hay "un pibe más que está preso"; después vinculó la campaña de "Ni una menos" con el aborto; y recomendó a los desocupados trabajar en emprendimientos propios,
Esas dificultades fueron matizadas por el rol protagónico que tuvo Vidal, que no es candidata, pero que tiene vía libre para salirse del libreto oficial. La gobernadora se puso la campaña al hombro en la recta final.
En el acto de cierre pidió el voto de los indecisos y polarizó directamente contra el kirchnerismo. Horas más tarde protagonizó una discusión subida de tono con el periodista kirchnerista Diego Brancatelli, que se transformó en furor en las redes sociales.
Cerca de Bullrich se lamentan de que Macri, Durán Barba y el jefe del Gabinete, Marcos Peña, demoraron el proceso de selección del candidato. Su postulación fue confirmada recién hace poco más de un mes. Todos los candidatos de la oposición ya habían tenido un alto rodaje público para ese entonces.
"Lo del aborto lo dijo porque es católico y piensa de ese modo. Pero a veces se metió en cifras que todavía no conoce, como construcción, kilómetro de asfalto, cantidad de obras", dicen a su lado. "Lo de los pibes presos fue un lapsus, quiso decir delincuentes presos. Tiene todo para mejorar", señalan.
Según allegados a Bullrich, el mensaje que intentó transmitir fue que se inició la obra pública pendiente y que durante 25 años no se hizo; la idea de equipo, de que trabajan todos juntos, el trabajo social, el combate a las mafias, la depuración de la justicia, de la policía, y que esta vez va en serio y sin cosmética.
Bullrich considera que el crecimiento de la economía puede ayudar en octubre próximo y que será materia de debate en la campaña con la oposición, con cifras y datos, pese a que hasta hace pocas semanas se intentaba evitar el tema.
En el Gobierno están entusiasmados con los primeros indicadores que marcan un repunte económico, aunque al mismo tiempo se lamentan que se hayan evidenciado demasiado tarde para este tramo de la campaña.
En los últimos días Bullrich, como el resto del oficialismo, retrucaron las críticas opositores en este terreno al decir que se habían quedado con una fotografía vieja, que no reflejaba la nueva situación.
En el entorno del candidato aseguran que Bullrich no quiere posicionarse para ningún cargo. Pero quiere hacer política en territorio bonaerense. En el Congreso, Bullrich no será un senador más. No pedirá cargos, pero quiere convertirse en un negociador importante, darle articulación política al bloque, para colaborar en las reformas que pida Macri.
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