La presidenta del PRO sabe que no hay proyecto presidencial sin estructura en la provincia y busca su mesa bonaerense. Tropa propia vs. candidato prestado.
Algunos de los incondicionales de Patricia Bullrich saben que gran parte del éxito de su proyecto presidencialista está sujeto a su figura, que, si bien gana adhesiones en la agenda de los medios y las redes sociales, no es suficiente sin una estructura política sólida en Buenos Aires, la provincia que concentra el 37 por ciento del padrón electoral nacional y en la que se hace fuerte su principal competidor interno, Horacio Rodríguez Larreta. De ahí que, tal como adelantó Letra P, la presidenta de Propuesta Republicana (PRO) busque crear una mesa con identidad bonaerense, mientras intenta entronar a múltiples candidatos a la gobernación en 2023.
Dos fuentes importantes del ala dura consultadas por este medio compararon este escenario de enfrentamiento con Larreta con la histórica interna del Partido Justicialista (PJ) en 1988, en la que se disputaron el liderazgo Antonio Cafiero, el bonaerense favorito de los gobernadores, y Carlos Menem, el riojano que hacía valer su personalidad y oratoria por sobre el aparato. Ven que el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires tiene el mayor volumen territorial, como lo tenía Cafiero, pero, por contraste, observan que la exministra de Seguridad hace gala de su carisma y su agenda de preocupaciones “más alineada con la gente” para imponerse.
Como no quieren dejar atada la suerte de la interna a una reiteración de la historia, es que el team halcón busca desde hace al menos seis meses crear una mesa política, de coordinación y armado en la provincia de Buenos Aires, a la que se sienten sus principales dirigentes y pueda funcionar con cierta autonomía, más allá de los movimientos que haga Bullrich. Quieren que estén sentados ahí sus dos candidatos a gobernador, el senador provincial Joaquín de la Torre y el intendente de Capitán Sarmiento, Javier Iguacel; los representantes del monzoísmo, como el senador provincial Marcelo Daletto; el diputado nacional Sebastián García de Luca y el concejal Nicolás Massot; e incluso el jefe comunal de Lanús, Néstor Grindetti, y el presidente del bloque amarillo en la Cámara de Diputados, Cristian Ritondo, con quienes hay un principio de acuerdo electoral, pero aún no hay nada definido más que actos pasajeros y reuniones como las que se dieron en la casa del diputado Alejandro Finocchiaro hace unas semanas.
Esa mesa bonaerense aún no existe y toda la estrategia de cara a los comicios pasa por lo que se define en la mesa grande de los martes, que no alcanza a analizar la realidad de las ocho secciones electorales de la provincia de Buenos Aires y sus 135 distritos. “Necesitamos una organización que no tenemos, donde se sienten los candidatos a gobernador y los referentes seccionales para buscar soluciones a los distintos quilombos internos que tenemos en el conurbano y en el interior, cada uno con sus realidades”, detalló una fuente al tanto de la agenda de Bullrich.
“El factor encuestas es gran elemento para armar, porque estamos arriba, pero es lógico que no siempre sea así; entonces, tenemos que pasar de eso a una organización concreta y bonaerense”, sumó otra voz de los halcones.
Si logran ese objetivo, que se lo proponen en el plazo inmediato, deberán mapear la provincia para conseguir candidatos y candidatas en cada uno de los municipios, sobre todo si quieren enfrentar con eficacia a Larreta, que por ahora tiene el favor de varios intendentes -Diego Valenzuela y Ezequiel Galli, entre otros- y un acuerdo algo inestable con su ministro de Gobierno, Jorge Macri, que le transfiere otros respaldos como los de Pablo Petrecca y Javier Martínez. De ahí que la jefa del ala dura no se contente con estos pasos a seguir y busque también refrendar los acuerdos con Ritondo, para garantizarse un mano a mano equilibrado en las primarias.
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