La provincia es el tablero de ajedrez donde el peronismo, LLA, el PRO y la UCR dirimen sus internas. Carrera contrarreloj rumbo a 2025.
Por Macarena Ramírez y Juan Rubinacci.
Con su llegada a la Casa Rosada, el presidente Javier Milei desacomodó el sistema de partidos políticos de la última década. Ahora, en pleno proceso de reorganización, el peronismo, el PRO, la UCR e incluso La Libertad Avanza (LLA) están inmersos en sus propias guerrillas internas en la madre de todas las batallas, la Buenos Aires del 37 por ciento del padrón electoral nacional.
Por la incidencia que aún tiene la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, el peronismo pareciera no tener ninguna posibilidad de reorganizarse debidamente para volver a ser una opción nacional si antes no resuelve la interna entre el jefe de La Cámpora, Máximo Kirchner, y el gobernador Axel Kicillof. La discusión de fondo es quién y cómo conducirá el partido.
Los intentos por encaminar una convivencia pacífica entre ambos -y sus entornos- fracasan uno tras otro y corroen el corazón del kirchnerismo. Al son de esta batalla interna baila también el PJ nacional, que no logra siquiera conformar la tan anunciada mesa de acción política donde se empiecen a discutir los temas.
La foto prometida después del momento de máxima tensión con el plenario de la militancia organizado por Kicillof en Florencio Varela -hace más de un mes- nunca fue tomada. Tampoco hubo convocatoria al Consejo del PJ bonaerense para convalidar el llamado a elecciones para el 17 de noviembre y discutir cómo se llevará adelante. Mientras tanto, el fuego cruzado sigue su curso. El último capítulo lo protagonizaron la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, su par de Avellaneda, Jorge Ferraresi, y el gobernador.
Mayra Mendoza y Axel Kicillof.
La guerra entre Mauricio Macri y Patricia Bullrich explotó en Buenos Aires
El PRO está incómodo: por primera vez debe compartir electorado con la fuerza que gobierna. El apoyo inicial de Mauricio Macri a Milei para que derrotara en el ballotage a Sergio Massa sirvió para ayudar al libertario, pero pasaron cosas.
La decisión de Patricia Bullrich de sumarse al gabinete nacional irritó al ingeniero, que comenzó a pergeñar un operativo que termine con la ministra fuera del partido que él fundó hace 20 años. Así, vació la conducción del partido a nivel bonaerense con dirigentes que le responden, lo cual forzó la renuncia de la bullrichista Daniela Reich, hasta entonces presidenta del PRO bonaerense.
Aquello significó una ruptura que se trasladó a la Legislatura bonaerense y que abre la incógnita sobre la estrategia electoral que encabezará el macrismo en 2025. Fusión con LLA, no; ¿convergencia? Tal vez. Más preguntas: los diputados Diego Santilli y José Luis Espert toman carrera para encabezar una boleta el año próximo ¿juntos o separados? Cristian Ritondo será el jefe bonaerense amarillo, ¿trabajará junto al armador libertario Sebastián Pareja o eso será tarea para un bullrichista como Diego Valenzuela? A pesar de la grieta interna, no son pocas las voces que afirman que la paz llegará al PRO cuando el calendario electoral arrecie.
Mauricio Macri y Patricia Bullrich (Crédito: Pablo Cuarterolo)
Los libertarios avanzan
Diputados 2025 es un tema que ya se trabaja en las filas violetas, en varios ejes. Por un lado, toma volumen la creación del sello propio de La Libertad Avanza en Buenos Aires para poder competir sin depender de otros partidos. A eso se le suma la firmeza de Karina Milei, El Jefe, quien está dispuesta a armar alianzas con otros espacios siempre y cuando ella tenga la lapicera. Pareja, su mano derecha, ya está metido en los armados seccionales y piensa nombres que, con el trampolín del año próximo, puedan ser la cara local de la boleta para las intendencias 2027.
Además de la competencia por la cámara baja del Congreso por Buenos Aires, donde Espert pica en punta para encabezar la nómina, el desafío libertario es nutrir la Legislatura de escaños violetas. Hoy tiene muy poco. Deberá asegurarse el ingreso de representantes leales a El Jefe para evitar fugas como la ocurrida en octubre y desembocó en la conformación de cuatro bloques libertarios en Diputados y tres en el Senado.
Karina Milei y Sebastián Pareja.
La UCR busca un norte
El radicalismo juega su partido. A fin de año deberá elegir al sucesor de Maximiliano Abad, el presidente del partido en Buenos Aires que no puede renovar su mandato. Conocedores del territorio y las necesidades de la sociedad, los intendentes entienden que uno de ellos debe reemplazar al senador. En la Legislatura suenan un par de nombres, aunque también en ese ámbito deberá resolver cómo encauzar las diferencias entre el sector referenciado en Abad y Martín Lousteau (que comparten bancada) y el que sigue a Facundo Manes.
Maximiliano Abad y Facundo Manes.
El abadismo asegura que cuenta con las mayorías de las intendencias y representación legislativa y que, de no ser por la estrategia electoral del año pasado que ideó Abad, hoy la UCR estaría naufragando cerca de Horacio Rodríguez Larreta.
El lousteausismo cree que es momento de darle un giro a la conducción y –afirma– nada mejor que hacerlo en línea con la dirigencia nacional que comanda el economista. Manes, siempre outsider, confía en su nivel de conocimiento en el electorado y evita meter los pies en el plato del partido. Más allá de la dirección que tome el radicalismo en términos partidarios, la parada de fin de año será el punto de partida para la estrategia que encare el año próximo, ya divorciado del PRO tras casi una década de matrimonio.
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